7.Interrumpiendo

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Sigue narrando Zack, después de la respuesta de su hermano.

Cuando termine con un apilamiento, me levanté y dejé ese montón de papeles junto a otros que había terminado anteriormente, cuando de repente sentí como la puerta de la sala se abría y sin darme vuelta para saber quién era escuché un silbido breve seguido de esa voz gruesa que reconocí rápidamente –Valla si que tenés un gran problema.

–Por lo visto nunca aprenderás a tocar la puerta.- comenté, dándome vuelta y buscando otro apilamiento para llevar a mi escritorio.

–No lo veo necesario- prosiguió Altair cerrando la puerta.

–Debería serlo.

Caminó un par de pasos, mirando más detenidamente mi forzoso trabajo, prosiguió –Oye no seas tan idiota, para empezar eso te llevo a este problemita.

–Por más que no hubiera demostrado mi idiotez, él me hubiera tratado igual- exclamé, mirándolo de reojo, mientras subía con mis manos los papeles.

–Te odia, es un hecho- comentó cruzándose los brazos.

–Y yo a él pero no lo demuestro tanto.

–Ah ¿no? Dime ¿qué le hiciste cuando te negó el accionar de los soldados?.

–(...) na-da- respondí esquivando su mirada acusadora.

–Ajá.

–En serio, no es nada lo que le hice- no podía contarle lo sucedido porque se que se pondría de lado de mi hermano, y no estoy de humor para escuchar como mis acciones volvían a ser un problema.

Luego soltó una carcajada, seguido de su comentario –eres muy impulsivo querido amigo.

–No soy tu amigo.- le respondí, dirigiéndome a mi escritorio, con la pila de papeles.

–Para mi sí. - comentó golpeando mi espalda con fuerza, una vez que solté éstos.

–Creo que los dos deberíamos estar acuerdo con ello.- exclamé haciendo lo mismo que él seguido de una sonreía sarcástica.

–No lo veo necesario.

–¿Qué quieres?- me exprese seriamente, mientras lo miraba con los brazos cruzados.

–Molestar.- comentó, con una sonrisa.

–Me di cuenta pero viniste por algo más.

Luego se puso serio, y respondió–Puede ser.

Creí no ser necesario seguir dándole mi atención, este imbécil quería sacarme de mis cabales como siempre por lo tanto no dije nada, y ignorando su presencia, rodee la mesada para poder sentarme y seguir con mi trabajo.

Él al ver que lo ignore, prosiguió – Terminé mi trabajo.

–No estoy conforme- le respondí ya que sabía a qué se refería.

–No sos el rey.

–Pero si alguien que vive en este país y estoy seguro que muchos no estarían conforme con ello.

–Sus opiniones no importan, necesitamos más diamantes.- dijo con frialdad.

–¿Cuándo la vida comenzó a tener un precio?- comenté con la misma frialdad, mirándolo fijo, y afirmando mi espalda en la silla.

–Pregúntale a los reyes de este nueva era.

–Ja, eso planeo- respondí con una sonrisa volviendo a mis tareas.

Luego Altair, se acercó enfrente mío, quedando entre nosotros la mesada donde poseía los papeles y yo me encontraba sentado. Agarró el primer papel sobre un montón del costado, leyendo en voz alta...

Diamanti (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora