8. De la cordura a la locura

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El curandero una vez que se despidió de ella, sujetó la antorcha que estaba a un costado de la pared y empezó a caminar en dirección a las escaleras. Subiendo, llegó a un punto donde un hombre robusto lo esperaba apoyado sobre la roca que las rodeaba.


Al verlo el hombre de ojos fríos, le preguntó-¿Terminaste Athan?.

-Sí, Señor- contestó.

-Bien, iré a ver si todo está en orden, me esperas acá.- prosiguió el hombre pasando por al lado de él, bajando por los escalones.

Athan estaba en silencio con sus pensamientos, su voz retumbaba en su mente, le recordaba lo que le había dicho a Alice, pero era algo demasiado complejo para realizar aún así no imposible.

Luego el golpe de una ola chocando sobre las rocas que formaban la cueva, lo hizo sentir escalofríos por lo cerca que se sentía la furia de la marea.

Y de repente, él no dudó en apoyar sus manos sobre esas rocas tocando la superficie vertical sintiendo como la marea volvía a golpear dicha superficie, dando una pista de dónde podía estar.

Pensó - si la marea colisiona aquí quiere decir que este es el límite- miró hacia abajo de las escaleras- maldición no las conté pero esta vez son más o menos diez o quince más escalones de las otras veces que he venido- miró para arriba- cuando suba debo contarlas, así capaz pueda calcular la distancia de la roca en superficie.

Él seguía imaginando en ¿cómo hacer para poder identificar el lugar?, debía sacarla lo más rápido posible, ya estaba siendo muy obvio con sus sentimientos, aparte que Etilio no dudaría en causarle problemas por lo ocurrido.

Athan se apoyó con su espalda en la roca pensando más detenidamente. Era muy creativo e imaginativo sabía que podía encontrar alguna solución pero debía ser en ese momento ya que una vez fuera de la isla no podría hacer nada para identificarla.

(***)
Y luego de un tiempo, los pasos del hombre robusto se sintieron más cerca, y esté mirando a Athan notó entre esa penumbra una pequeña sonrisa, preguntando - Niño, ¿de qué te ríes?.

El curandero lo miró y sonriendo le contesta- De un chiste que me acordé.

El ignorando lo escuchado, prosiguió - Date vuelta.

Athan giró para darle la espalda al hombre y puso sus manos al reverso, el vetusto sujetó sus muñecas encadenandolas y luego puso unas vendas en sus ojos.

-Bien, andando- comentó el veterano empujando a Athan.

Llegando al final de ese túnel, Athan tropieza, dejando caer sangre de su boca sobre una roca. El hombre lo miró y le preguntó- Hey niño ¿estas bien?.

-... Sssii.- Dijo escupiendo más de está.

-Hey, vas a necesitar más que esa simple sangre para marcar está pequeña playa.- comentó el vetusto en su oído.

-¿De qué hablas?.

- Sabes bien de lo que hablo.

De repente, interrumpiendo su conversación se escuchó una voz diciendo- ¡Apúrense ustedes dos!.

Rápidamente el hombre pasó sobre la boca de Athan un tela que tenía en su bolsillo, para limpiar el líquido rojo, prosiguiendo - Más te vale retener esa sangre, idiota.

Luego lo empujo acercando su cuerpo hacia la barca que se encontraba en la costa.

–Al parecer te di mucho trabajo.- dijo el supuesto rey, acomodando sus piernas entre las maderas de la barca.

Athan no siguió su charla.

Por mientras los demás iban empujando el bote, con los remos apoyándolos en la arena para alejarse de la costa.

- Athan una vez lleguemos a tierra, tendrás que asistir a una reunión conmigo.- prosiguió el hombre tocando sus cosas en la mochila.

El curandero seguía callado, solo asintió con la cabeza para confirmar que lo había escuchado.

-Valla que libro interesante tienes aquí... pero contestame algo, ¿En que tienen relación la medicina con el comercio?

Athan tragó saliva para evitar escupir sangre al contestar y le dijo en voz baja– No me interesa la medicina, realmente mi señor.

–Aaaah mira que curioso, y ¿por qué? –prosiguió el orgulloso rey, apoyando su espalda con los límites del barco.

–Por que soy una persona muy diferente de mi madre.

–Eso es realmente notable sin la necesidad que nos lo digas. Ella era realmente buena en su trabajo y...
en la cama.

Luego las carcajadas de los otros dos que escucharon la conversación se hizo presente en la escena, incomodando más al curandero.

Su molestar era demasiado notable, sus manos se encontraban cerradas con mucha presión provocando que clavara sus uñas contra su palma y su rostro se deformó como alguien que se estaba conteniendo de explotar, pero sus labios quedaron sellados aún así, demostrando cobardía.

–¿Te ofendiste mocoso?- continuo seriamente el rey.

–....

Al no escuchar respuesta alguna, el hombre sujeto bruscamente la cabellera rizada del chico, jalando con fuerza hacia donde él estaba.

–Quieres golpearme ¿no?... ¿qué te detiene?- entre eso el chico se quejaba por el dolor que le estaba provocando- ¡Contéstame!- gritó por último.

–...

–Señor, no desperdicie su tiempo, es un cobarde- comentó uno de los hombres que remaba.

Luego lo soltó, hacia atrás tirándolo contra las tablas desniveladas de la pequeña barca, prosiguiendo– No es un cobarde, Etilio, él es bastante inteligente.

(*Unas horas más tarde*)

Llegaron a la isla de Tetis, donde el gran galeón cargado de mercancía con toda su tripulación los esperaba, estos cuatros bajaron del barco dejándolo en el muelle de esa pequeña civilización mercantil, su superior subió al galeón y comenzó a andar órdenes para regresar a su reino.

El curandero sin los vendajes en sus ojos, ya que fueron retirados durante su recorrido por el mar, se apoyó sobre el límite de madera tallada del gran navío, mirando como esté dividía el mar para darse paso.

Diciéndose a sí mismo–Maldición... - su boca formó una pequeña sonrisa-
esta situación se está poniendo bastante divertida.

Durante esa tarde, sobre esas aguas turbulentas, la inocencia de ese joven se desvaneció poco a poco, la cordura que era su fiel guía, se convirtió en locura, apoderándose de él completamente, creando un monstruo...

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Bueno no pude esperar hasta el capítulo diez 😌, espero le guste esta forma de redactar.

Un beso enorme 😘
Y gracias por leer 💕

Diamanti (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora