Parte Ocho

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-Madre. -Musitó Eva. -No sé de qué o porque, pero bajemos a desayunar, es tarde y podemos hablarlo en el camino.

-Nada de eso, ellos pueden esperar. -Letitia miró con severidad a su hija. Se adentró en su recamara y se sentó en la cama.

El pulso de Eva se puso a mil, en el cuarto de baño había alguien escondido -su amante-, y su madre quería conversar en su habitación... No podía ser peor.

-Madre, no hay tiempo. -Eva insistió para que salieran y alejarse del peligro.

Por su parte David estaba encerrado en aquel cuarto con mucho mármol, pegado a la puerta de madera tratando de escuchar la conversación de madre e hija. Recordó que muchas de las cosas que habían pasado –prácticamente todas- habían estado a escondidas. Y al parecer continuarían así. Agudizó el oído cuando retomaron la conversación.

-No te vas a escapar Eva Carter ¿Dónde estabas anoche?

-Ma... madre. -Eva balbuceó. -Estaba aquí en mi cuarto.

- ¿Ahh sí? -Letitia sonaba muy enojada, Eva estaba pensando una mentira lo suficientemente convincente para que su madre dejará de insistir... Ninguna la convencía ni siquiera a ella. - ¿Por qué no abriste la puerta con todo el escándalo que montó Nathan?

-No lo quería ver. -Dijo tal cual era cierto. Eva vio como el semblante de su madre se relajaba. Letitia sabía más que nadie que Eva no quería ese matrimonio. -Además estaba ebrio. -Por el momento no había mentido. La noche anterior no había querido verlo, ni esa mañana estaba entre su definición de algo agradable que hacer. A decir verdad, no quería verlo nunca más. Entendía a David cuando lo veía como un obstáculo.

-Hija... Tienes que acostumbrarte a estar con él... Están a menos de un día de casarse

-Yo no quiero madre... Seré tan infeliz, y ten en cuenta que es todo por mi padre, por su maldita ambición.

-Cariño, no hables así de tu padre, él cree que está haciendo lo correcto por ti. - Letitia bajó la voz, mirando con pesar a su hija.

-Eso no es cierto, madre. En la última persona que ha pensado ha sido en mí. Yo me caso obligada, porque no quiero perderte, no quiero estar sola a la deriva y no quiero problemas con papá... Pero jamás seré feliz.

-Nathan te quiere de verdad. Solo necesitas darle una oportunidad.

-Lo único que necesito es no casarme con él. Eso es todo. -Respondió Eva altaneramente. Recordó que David estaba en la misma habitación y que era mejor no tentar a la suerte. -Es mejor que bajemos a desayunar para continuar con esta farsa. -Su madre la miró con más pesar aun, mientras se levantaba de la cama. Eva tomó un pequeño bolso donde guardaba sus cosas necesarias, siempre listo para salir.

-Cambia esa cara, cielo. -Letitia agarró la mano de su hija y salió de su habitación en su compañía.

Cuando David no escuchó ruido cercano, salió de la habitación también. Se dirigió a las escaleras evitando los ascensores para que nadie lo viera y llegó a su cuarto. Sólo fue cuestión de cambiarse de ropa para bajar. Durante ese tiempo no pudo dejar de pensar en lo que había escuchado de boca de Eva. El impedimento no era solo la existencia de Nathan, sino su familia. Jack era un avaro que utilizaba a su hija... Y su hermosa niña los sacrificaba por su familia. Deseó en ese momento tener un poco más de dinero para poder comprar la libertad de su amor y así estar con ella sin problema alguno.

Atrapando al Padrino (EPDLB I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora