Parte Uno: Mi mujer

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Eso había estado cerca...

Eva y David entraron tomados de la mano a una pequeña habitación de un hostal cercano al aeropuerto.

La señora que los había recibido les dio una mirada al principio sorprendida y luego cómplice al ver a la chica con un vestido de boda. Luego les dirigió a la habitación. Era acogedora... Pero lo que lo hacía especial era que estaban juntos, y ahora no era clandestino, y ahora podían amarse con libertad.

-Siéntanse cómodos. -La mujer cerró la puerta a sus espaldas con una sonrisa al salir. David tomó a su prometida en brazos y la besó.

-Te amo. -Ella sonrió.

-Y yo a ti.

- ¿Te arrepientes de estar aquí, conmigo? -Ella negó.

-Jamás... No quisiera estar en ningún lugar del mundo si no es a tu lado. -El castaño la volvió a besar. Después de un rato de caricias, besos y sonrisas, ella se alejó de él. -Tengo que llamar, amor. -Él asintió.

Eva tomó el teléfono con manos temblorosas. Debía tranquilizar a su familia después de lo ocurrido en la ceremonia cuando se convirtió en una fugitiva...

Una feliz fugitiva.

David se sentó a su lado tomando su mano y ofreciéndole su apoyo. El teléfono timbró varias veces hasta que la recepcionista contestó. Le pidió que le comunicarán a la habitación de su madre. De nuevo el pitido se apropió de la línea. Dos timbrazos fueron necesarios para que atendieran al otro lado.

- ¿Bueno? -Una voz triste y acongojada respondió a su llamado. Podía sentir la tristeza en la voz de Letitia.

- Madre. -Musitó avergonzada porque sabía que era la razón de su llanto.

- ¡Oh, Eva! ¡Hija! ¿Qué ha pasado? -La emoción en la voz de su madre la reconforto. Luego escucho ruido cercano a su madre. - ¡Déjame hablar con ella! ¡Jack no! -El teléfono cayó al suelo.

- ¿Mamá? -Preguntó temerosa.

- ¡NIÑA ESTUPIDA! -La voz de su padre retumbó en el auricular. David apretó su mano con más fuerza cuando una lágrima se escurría por su cara. - ¡LO HAS CAGADO TODO! ¡SOLO ERES UNA MALDITA NIÑA ESTÚPIDA! ¿CÓMO PUDISTE HACERNOS ESTO? ¿A TU FAMILIA Y A NATHAN? ¿CÓMO? ¡MALDITA SEA! -A pesar de que no estaba en la misma habitación, su padre la intimidaba y su cuerpo reaccionó poniéndose a temblar. David la abrazó, e incapaz de sostener por más tiempo el teléfono activó el altavoz. Total, todo lo que pasará y le dijeran hacía parte de ellos y lo afrontarían juntos.

Jack suspiró.

-No sé cómo solucionaras toda esta mierda que has creado. -Habló con tono neutral. -Pero te ordeno que vuelvas ahora mismo.

-Ella no ira a ningún lado. -Respondió David con fuerza. Eva lo miró asustada.

-No, amor, no te metas. -Él solo la abrazó más fuerte.

-Estamos juntos, lo que es contigo, es conmigo.

-Tu descaro no conoce límites. -Jack dijo con decepción. Eva recordó al padre amoroso que había tenido antes, y le dolió lo mucho que había cambiado. Un silencio incómodo se creó, solo quedando algunos sollozos que sospechó provenían de Letitia y unos murmullos inentendibles. El sonido que se hace cuando se activa el altavoz retumbó en el silencio.

- ¿Eva? -Una voz temblorosa habló. La mayor víctima de todo esto... Nathan. Levantó los ojos para encontrarse con los de David que la miraban con nervios y algo más... pesar, y ella lo sabía... Pesar por su amigo.

-Nathan... -Su voz tembló y se arrimó más a David. -Yo lo siento mucho... Yo no quería herirte. -Suspiros provenientes del teléfono llenaban la habitación de hotel.

- ¿Por qué lo hiciste? -Eva sintió la culpa fuerte abofetearla. Nathan había sido alguien importante y que estuvo ahí cuando ella y su familia habían necesitado ayuda. 

(...)

SIGUE LEYENDO ESTE CAPÍTULO EN LA SEGUNDA PARTE DE LA HISTORIA. DISPONIBLE EN MI PERFIL

Atrapando al Padrino (EPDLB I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora