Parte Diez.

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La vista desde la terraza del hotel era hermosa. Los jardines frondosos y de fondo se veía la pequeña capilla que estaban acondicionando para la boda del día siguiente. No podía pensar en ese "espectáculo ridículamente lujoso" como su boda. Para casarse ella quería su corazón presente, no solo una transacción de negocios a favor de su padre.

Cuando salió del comedor, tenía ganas de matar a alguien. Ganas de llorar y mucha frustración por no poderle gritar a Charlotte y a Nathan que David era de ella, y que jamás saldría con su hermana porque la amaba.

Pero ¿qué pasaba si él había aceptado la sugerencia de Nathan? ¿Sería David capaz? Estaba en completa libertad, ella seguía con Nathan y no podía ofrecerle un lugar como su pareja oficial y permanente, lo de ellos era un amor clandestino. Eva no podía exigirle algo que simplemente ella no estaba dando. Pero eso no evitaba que se sintiera morir.

Cuando David la llamó, estuvo tentada a no contestarle, pero luego se dio por vencida, a tal punto de que cedió a ir hasta su habitación para pasar tiempo junto a él.

¿Por qué no le podía decir que no? Él tenía tal poder sobre ella, y momentos como esos le daban rabia, al sentirse tan débil por él. Pero lo amaba y cruzaría el atlántico nadando solo para pasar un minuto con él.

Caminó hacía las habitaciones, primero revisando que nadie de su familia estuviera cerca, oprimió el botón de llamado del ascensor y entró. Al poco tiempo las puertas se abrieron de nuevo y buscó la habitación 1009. Golpeó una vez y la puerta se abrió inmediatamente.

-Eva. -David la tomó del brazo y la hizo entrar al cuarto. -Amor, dime qué pasa.

- ¿Aceptaste? -Ella preguntó con la voz quebrada. David frunció el ceño.

- ¿El qué?

- ¡No me creas tonta! ¡Yo lo escuche todo! ¿Vas a salir con Charlotte?

- ¿Qué? -David no podía salir de su estupefacción. - ¡NO! -Gritó mientras su cara se contraía con una expresión confusa. - ¿Por qué haría eso?

- ¿Por qué no? -Eva dijo con agresividad.

-Pues porque... -David hizo una pausa desesperado. No sabía a donde quería llegar ella. -Porque tu hermana no me gusta y sobre todo porque te tengo a ti y no quiero a nadie más. -David vio cómo Eva se relajaba.

- ¿Lo dices en serio? -Susurró.

- ¡Demonios, sí! -Ella levantó la mirada del suelo y sus ojos se encontraron. -Ven acá. -Estiró los brazos para abrazarla fuerte. Besó su cabello suavemente mientras aspiraba su olor. - ¿Qué te hizo pensar eso?

-No lo sé. -Ella hizo una pausa. -Charlotte es guapa y Nathan te lo pidió, y ella no descansará hasta tenerte en su cama.

-Ella no me importa, ni me importará nunca. -David acunó sus mejillas en sus manos. -No quiero que desconfíes nunca de mí. Te amo, eres la única. ¿Prometes que jamás volverás a dudar de mí? -Ella asintió lentamente.

-Te lo prometo. -David le sonrió levemente.

-Ven, vamos a la cama. -Eva soltó una risa.

- ¡Dios! ¡Eres insaciable! -Él frunció el ceño.

- ¿Por qué siempre piensas lo peor de mí? -Hizo cara de estar ofendido. -Yo sólo quiero tenderme un rato a tu lado y dormir contigo, o hablar, o consentirte.

Atrapando al Padrino (EPDLB I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora