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Al entrar en el gran hogar, Zuho se sintió un poco incomodado e inofensivo. La entrada parecía de lo más normal, una percha y algún que otro estante con decoración rudimentaria, pero al pasar al inmenso tu vista podía perderse fácilmente. Una enorme lámpara cristalizada colgaba del centro de la sala, justo en la mitad del otro recibidor el suelo cuidadosamente tratado reflejaba la luz del foco, las paredes, de un color ocre, daban un aire más acogedor y familiar, la cocina se veía en un fondo a la izquierda, con un estilo americano, pequeña pero muy mañosa, el salón se veía en el fondo derecho, al final de un pasillo no muy largo; y el detalle más insólito que le chocó al inquilino, una enorme escalera de caracol, decorada con piedras blancas opacas y espaciosos escalones.

-¿Que te parece?- Dawon se situó en el centro de la sala y sonrió orgulloso.

Zuho seguía boquiabierto, expectante de todos los meticulosos cuadros contemporáneos que colgaban de las paredes ocrecitas.

-Me los compró mi madre en su viaje a Nueva York, en una subasta, si no mal recuerdo.- Hacia referencia a los cuadros.

-Es como un palacete de esos que cuentan en las novelas...

-¿Y de los que viven un apuesto príncipe?- Gesticulo atrevido el propietario y jefe.

-Yo no veo ninguno.- Insinuó el nuevo riéndose.

Dawon ignoró el comentario y miró la gran lámpara que caía ante él. Zuho se situó cerca suyo y repitió su misma acción.

-¿Te recuerda a alguien?- Preguntó el menor, siguiendo contemplar con ojos cristalinos el gran artefacto.

-Si...por desgracia...a alguien que perdí hace mucho.- El mayor no movía la mirada y la voz sonaba con un tono de melancolía.

-¿Un familiar?- El menor dirigió su atención hacia él

-Mi padre...- Las dos miradas de los adversarios chocaron y se comunicaron muchos sentimientos.

-Lo siento...Al menos tu conocías a tu padre y seguro que lo pudiste tratar.

-Al menos...y gracias a él estoy aquí, solo por él...- La voz se entrecortó y desvió la mirada hacia otro lado para que Zuho no lo viera emocionarse.

-Tranquilo, y perdona por sacar el tema.

-Te lo explicaré tarde o temprano...bueno...a lo que íbamos.- Miró la escalera de caracol y la señaló.- Por ahí se conduce a las habitaciones, hay cuatro, aparte de la mía. Coge la que más quieras, cada una tiene un baño independiente así que no te preocupes, acomódate porque esta es tu nueva casa.

-Temporalmente.- Terminó el menor.

-Tu que sabrás.- Le dio una palmada en el hombro y miró su reloj.- Mierda, hace una hora que deje a Seolhyun sola, debería estar con ella y...

-Ve tranquilo, cuando vuelvas hablamos, además yo necesito descansar.

Dawon asintió, se despidió rápidamente y salió de allí, dejando al nuevo solo en aquel caserón solitario.

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El jefe volvió lo más rápido que pudo a su puesto de trabajo, un poco atormentado por como estaría su secretaria, pero nada más entrar la pudo ver igual que antes, o incluso más intranquila.

-Perdóname, tuve que llevármelo y...- Él se acercó removiéndose el pelo y muy nervioso por lo que le podría decir.

-No hace falta disculparse...Jimin te ha dejado unos papeles en tu mesa e Inseong ha intentado llamarte varias veces, pero le he dicho que no estabas aquí.- Dijo Seolhyun descontenta.

MY BODYGUARD || ZUWON✨ SF9Donde viven las historias. Descúbrelo ahora