siento el universo dentro de mí porque siento todas las sensaciones que alguna vez conocí. todos los sentimientos que pude percibir alguna vez picando en mi piel y nadando en mi mente están ahora y acá, materializados en este paisaje, en esta persona caminando al lado mío, en este cielo índigo que mis ojos tienen el placer observar porque por primera vez sé quién soy. y se me ocurre que, tal vez, soy luz.
nunca fui tan yo misma como lo soy ahora, viendo el agua del lago ondular, a la gente hablar y reír y, en medio de la tristeza, me siento en paz. una paz totalmente desconocida hasta que pisé este lugar y mi alma se deslumbró.
la tristeza es rara, te consume desde el principio y te quema por un rato, pero después de sentirla por mucho tiempo, te acostumbras y en vez de quemarte, te enfriás. y es un problema acostumbrarse a estar triste, viviendo una vida ensombrecida, pero siempre que estuve triste pensé mejor las cosas.
en medio de la tristeza encontré la paz, en un lago que refleja un cielo limpio, en piedras rojizas que te raspan las manos, en las luces de la calle encendiéndose y las nubes lejanas; en música que escucho venir desde algún lugar, tal vez de mi cabeza, en la campera que me abriga, en el viento que me sopla la existencia y limpia un poco el humo que espiro, en tus ojos que me dicen que todo está bien porque no sabes que estoy mal.