Me gusta observar a las personas.
Observo porque no tengo ganas de hablar, porque no entiendo a la gente y no me entiendo a mí misma. Tal vez mirar se me de mejor que escuchar y tratar de buscar las palabras correctas para responder a cada cosa.
Cuidado, todos son sensibles, están alerta: la mínima insinuación de la verdad los perturba.Es complicado, estúpido y una terrible pérdida de tiempo tratar de entendernos, pero mi cabeza no hace más que buscar respuestas. Respuestas que no encuentro en un mundo que vive en conflicto, resguardándose en viejas reglas e ideales para no tener que pensar nuevos y luchar por ellos.
Sin embargo, si hay quienes luchan y hacen oír su voz. Voces apagadas.¿Quién quiere escucharme? Probablemente nadie, porque todos tienen sus vidas y una vez que ingresan por la puerta de sus casas lo demás no importa. A veces está bien, a veces está mal.