Silly.

356 33 1
                                    

Narra Roman

Mis ojos no parpadeaban por la historia que mis oídos escuchaban, Dean no pude terminar de contar la historia debido a las lágrimas que empezaron a brotar de su ojos. El oji azul abrazaba fuertemente su oso contra su pecho mientras cientos de lágrimas caían sobre este.

«Perfecto Roman, ya hiciste llorar otra vez a Dean»

Sin mas que hacer, deje mi libreta sobre la silla para acto seguido ir a sentarme en la cama justo al lado de Dean.

-Oye!¡

-Ni siquiera tuve tiempo de decirle que lo amaba -Dijo mientras sollozaba.

Empecé a acariciar su espalda dando movimientos circulares sobre ella, Dean se dejó caer y lococo su cabeza sobre mis piernas, me sorprendí un poco por su acción pero aun así me deje llevar, no me gustaba verle en ese estado así que se me ocurrió hacerle lo mismo que la otra vez, con mi espalda recostada sobre la pared, me dispuse a acariciar su cabeza logrando despeinar mucho mas su cabello amarillo. Los movimientos de arriba y abajo que hacía mi mano sobre su cabeza logro que Dean se fuera calmando poco a poco, su llanto fue descendiendo y sus lágrimas dejaron de mojar mi pantalón de vestir.

Esta es la situación mas extraña en la que eh estado, me refiero a que nunca eh estado en una situación como esta con ningun otro paciente, Dean es diferente, parece que mis manos son una especie de morfina para él, esta es la segunda vez que pasa, aunque sea algo extraño no me siento para nada incómodo, si fuera sido otro doctor de seguro se enojaría mucho al ver con su paciente le babea el pantalón como lo esta haciendo Dean conmigo, es algo asqueroso pero aun así no me molesta, como podría molestarme al ver como su boquita que esta medio habierta suelta ligeros ronquidos. De seguro se preguntaran que tiene de lindo ver a un hombre roncado mientras babea tu pantalón, en realidad no tiene nada de lindo pero es todo lo contrario cuando viene de alguien como Dean.

Siempre me eh considerado una persona seria, fría y que de seguro hubiese golpeado al primer tonto que me babeara mi caro pantalón de vestir pero nunca seria capas de deformar esos lindos hoyuelos que se hacen presentes en sus mejillas cada vez que sonríe, quizás suene ridículo pero esté hombre logra quitarme la frialdad. Mire mi reloj de pulsera que indicaba que la sesión ya había acabado, observe con algo de pena a aquel hombre que dormía placenteramente sobre mi pierna, deje de acariciar su cabeza para lugo mirar cada parte de la habitación pensando como levantarme de la cama sin despertar al loco durmiente, delicadamente lo sujete por los hombros y lo levante poco a poco mientras me deslizaba por la deteriorada cama que soltaban algunos rechinidos. Estando ya parado y aun sosteniéndolo mordi mi labio y lo deposite delicadamente sobre la cama, giré sobre mis talones pero con la mala suerte que tengo me enrede con mis propios pies cayendo de culo sobre el suelo de madera, mordí mi labio y cerré mis ojos con fuerza deseando que no se despertará.

Lo mire de reojo y por suerte lo único que hizo fue llevar mas las piernas a su pecho y abrazar mucho mas a su osito, tomé airé y me levante del suelo para acto seguido agarrar mis cosas y salir de la habitación por aquella puta puerta de madera que también rechinaban.

-¡!Demonios!¡ -maldije internamente mientras atravesaba el rechinante trozo de madera, al salir de la habitación cerré la puerta con cuidado para después darme un par de golpes contra la pared por lo estúpido que fui al tropezarme con mis pies.

-Ya enloqueciste tan rápido? -Deje de darme golpes contra la pared cuando de repente escuché un gruesa y familiar voz tras de mí, me di la vuelta asombrado y mire algo avergonzado a mi jefe que estaba delante de mí.

-No... solo es que...nada, cosas mías -Dije mientras pasaba mi mano por mi nuca y miraba cualquier otra cosa que no fueran sus ojos, que estúpido me debo de ver en esté momento que bueno que no hay nadie mas aquí.

-Te has echo en cima? -Miraba mi pantalón un su ceño levemente fruncido, ahora si, ahora si deseo haber enloquecido para no sentirme tan avergonzado en este momento.

-Umm...señor yo...¿?

-No, mejor no quiero saber. Olvidando este tema, ven a mi despacho que quiero hablar contigo -Me ordeno con su mirada aún puesta en mi húmeda mancha para luego girar sobre sus talones y dirigirse hacía las escaleras.

[...]

Estando sentado en la silla de su despacho con la cara roja por la vergüenza que acaba de pasar hace rato, mi jefe se encarnaba de guardar unos cuantos papeles y otras cosas dentro de su portafolio, para cuando termino se sento en su costosa silla de cuero para luego poner sus codos sobre su escritorio y mirarme con sus dos cejas alzadas, de seguro me pidio venir aquí para despedirme por mi comportamiento de hace rato con la pared del tercer piso.

-Sabes por que estas aquí? -me pregunto y esta vez me miro muy serio.

-No!¡ -negué con la cabeza para después mirar mis dedos, la frase «estas despedido» hacía eco en mi cabeza.

-Pues... voy a estar unos dias fuera y quiero que te encargues del hospital mientras no estoy. Eleve mi cabeza sorprendido por lo que mis oídos escuchaban.

-Como?¿

-Lo que oyes macho, pareces un hombre responsable y que le interesa su trabajo por eso te escogí a ti.

-Ummm... no se que decir.

-Solo haciente con la cabeza y toma las llavez -Dijo mientras me entregaba las llaves del hospital.

-Ahora retírate que necesito hacer unas llamadas -Me ordeno mientras apuntaba la puerta con su mirada

Sali del despacho aun sin creer lo que había pasado, cerré la puerta y mire sorprendido las llaves que estaban entre mis manos, me sorprendió un poco la rápida confianza que el señor Joseph agarro conmigo, voy a ser el "jefe" por unos días algo que me emocionó mucho y que hizo que me olvidara un poco del ridículo que hice hace rato.

Mi turno estaba por terminar asi que dirigí mi paso hasta mi despacho, mientras iba de camino, puse la libreta sobre la macha pero al perecer no sirvio por que pude notar como algunos enfermeros cuchicheaban y reian, al llegar me detuve delante de la puerta y buscaba por mis bolsillos la llave de mi despacho.

-Pero hombre, que te ha pasado - me asuste y di un peño brinco al escuchar la simpática voz de mi púrpura amiga que se acercaba a mi por un lado.

-No aguantaste las ganas de ir al baño -Dijo mientras se reía como todo una Loca apoyando su espalda contra la pared.

-Tu estas muy graciosa hoy, no? -La fulmine con la mirada para después habrir la puerta de mi despacho.

-Si fuera tu, dejaría de reírme, por que ahora soy tu jefe -Dije mientras dejaba la libreta sobre mi escritorio.

--De que hablas?¿ -me miro confundida apoyando su brazo en el marco de la puerta.

Teddy Bear (Ambreigns) 🐻 🏤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora