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La joven chica caminaba en círculos justo en la entrada del Monet's esperando al adolescente con el cuál decidió encontrarse a las 14:30. Le parecía un poco irresponsable por parte de él dado que ya eran las 14:48 y el joven aún no se había dignado a aparecer. «Quizás sólo se retrasó, Hannah» Trataba de pensar ella, se obligaba a sí misma en apartar lo que pasaba realmente por su cabeza, pero luego de unos 15 minutos comenzó a perder el optimismo. «Eres una tonta, por supuesto que no vendrá. ¿Enserio creíste que el ladrón de tú teléfono se aparecería por aquí así como así solo para entregártelo? Suena completamente absurdo.»

Estaba por irse en ese instante, de hecho ya había dado un par de pasos cuando escuchó una voz desconocida pronunciar su nombre a unos pasos detrás suyo.

-¡Hannah Baker!

La alborotada y larga melena de la chica caía sobre su espalda, usando un gorro de lana grisáceo. Él la vio detenerse, estaba completamente seguro que era ella; pudo reconocer al instante ese gorro, hasta pudo llegar a jurar que se lo había visto en algunas fotos.

Hannah se giró y vio al delgado y escuálido Clay Jensen que se encontraba con las manos escondidas en los bolsillos de su sudadera. Lucía pálido, casi tanto como la harina pero a pesar de los pasos que los distanciaban pudo contemplar los brillantes ojos azules del chico. Era un azul puro y limpio, destellaba inocencia en ellos y aunque estaba acostumbrada a despertarse cada mañana y observar en el espejo sus dos ojos azules como el cielo, los de él le parecieron distintos, había algo en ellos.

-¿Te vas tan pronto? -soltó de pronto sacándola de sus pensamientos.

-Creí... Creí que no vendrías.

Una sonrisa de humor se asomó en el rostro del chico y bajó la cabeza al suelo.

-Si, dije que te devolvería esto. -sacó un aparato de su bolsillo y lo apuntó hacia la dirección de ella-. Es tu teléfono. Debes tenerlo tú, no yo.

Hannah dio pasos lentos hacia él. No sabía que decir precisamente, se sentía extraña hablando con un sujeto extraño. Por supuesto sabía que él no le haría daño, es decir, medía casi lo mismo que ella pero cuanto a fuerza era notable lo débil que era.

Cuando por fin estaban a una distancia lo suficientemente cerca como para no gritarse las palabras, él decidió presentarse como era debido. Si, era verdad que venía a devolverle el teléfono pero ¿Acaso no tenía modales?

-Ahm... Bueno... Yo... Ohm... -claro que las palabras no se le daban muy bien en persona, estaba claramente nervioso y su corazón latía con furia, queriendo controlarlo y hacerlo escapar corriendo para salir de la situación de enfrentar a una chica.

-¿Qué pasa? ¿Decir mi nombre te dejó sin palabras? -soltó con humor, bromeando un poco notando los nervios del joven.

Él sonrió y negó con la cabeza.

-Soy Clay Jensen. -le extendió la mano libre en modo de saludo. Ambos se dieron un amigable estrechón de manos.

-Creo que no hace falta que diga mi nombre... Lo dijiste por mí.

-Pues sí. Eso hice. -sonrió con más naturalidad. Las facciones de su rostro comenzaban a relajarse.

-Y ahora que acabamos con nuestra presentación magnífica debo decirte que te imaginaba diferente. -confesó Hannah.

-Bueno, yo tenía una idea sobre ti. -respondió-. En realidad sabía como serías pero también te imaginaba un poco diferente.

-Eres más delgado de lo que imaginé.

-Y tú mas hermosa.

Por un momento los cachetes de la chica se tonificaron a un leve color carmesí. Su corazón latió un poco más rápido cuando escuchó aquella palabra: "hermosa".

Clay no se había dado cuenta de sus palabras, ni siquiera había tomado atención al comentario de ella. Si, era delgado y no tenía un cuerpo escultural ¿Y eso qué? Nunca se había sentido acomplejado por ello. Se quería tal y como era. Justo cuando notó lo que le dijo se arrepintió.

-Quise decir que... ohm... Tú... Estás bien como eres, eres una chica a fin de cuentas. Las chicas son todas hermosas...

Tras decir esto se sintió más tonto de lo normal. «¿Es enserio? Soy un completo desastre.» Bajó la mirada al suelo tratando de evitar la mirada de ella. Hannah sin embargo no lo consideraba un desastre, le pareció dulce y a la vez tierno.

¿Cómo podía ser este Clay el mismo chico del Whatsapp? ¿Dónde había quedado lo sarcástico? ¿Lo irritante? ¿Lo estúpido? Este le parecía un Clay totalmente distinto, uno que se le trababa la lengua al hablar y cuando por fin lograba pronunciar una palabra solo decía cosas lindas.

-Vaya... Eres... Diferente al chico de Whatsapp. -admitió lo que pensaba.

-¿Qué? ¿Diferente? ¿Cómo diferente? ¿En qué sentido?

-No lo sé. Sólo... diferente. Eres como... adorable. -sonrió al nombrar la última palabra.

-¿Adorable? -arqueó sus delgadas y oscuras cejas-. Dices adorable como si fuera un cachorro indefenso.

-Quizás.

Tras decir esto ambos soltaron una leve carcajada.

-Y... Aquí tienes. -le mostró el teléfono, entregándoselo.

Por un momento Hannah se alegró, se sentía feliz de poder ver su teléfono de nuevo cuando creyó que nunca lo volvería a ver. Luego se sintió un poco sin sentido, ¿Qué le diría ahora?

-Bueno, gracias. -Lo tomó y bajó la vista al suelo.

-You're welcome, my friend. -le guiñó el ojo y sonrió sin ganas.

-Es una lástima que dejemos de escribirnos, no tienes ni idea de cuanto me han servido tus clases de inglés.

-Te dije que soy un gran profesor.

-¿De inglés? -le preguntó, arqueó una ceja y se cruzó de brazos.

-En realidad... si. Soy tutor de varias materias.

-¡Oh! Eso es increíble dado que no voy tan bien en la preparatoria, las clases de Francés parecen Alemán.

-Si quieres te p... -Dejó de hablar cuando vio que lo estaban llamando desde adentro de Monet's. Se palideció de pronto, justo cuando comenzaba a lucir como un humano y no como fantasma-. Me tengo que ir. Adiós, Hannah.

Le sonrió tímidamente con sus facciones infantiles que lo hacían ver adorable y con otras facciones masculinas que lo hacían ver serio y decente, pero... por ningún lado vio al Clay del Whatsapp. ¿Acaso ese sí era el chico con el que se escribía? ¿Era el mismo? Parecía... imposible.

«Definitivamente tiene multipersonalidad» Pensó ella.

-Adiós... -le respondió. Clay caminó hacia la entrada del Monet's y antes de que atravesara por la puerta culminó su oración-: Casco.

Hannah creyó que no la escuchó ya que no mostró señal de haberla escuchado, simplemente cruzó por aquella puerta... pero lo cierto fue que Clay Jensen sin darse la vuelta sonrió al escuchar aquél apodo que le había asignado su querida conocida del Whatsapp.

Whatsapp | ClannahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora