Whatsapp | Clannah

37.

—Hoy llega un nuevo empleado, Baker. 

La fuerte y clara voz del gerente del Crestmont sorprendió a la chica que conservaba su puesto de trabajo en el cine. Aunque era prácticamente nueva en el empleo, se podía decir que sabía más que varios de los que ya se encontraban trabajando desde antes; por esa razón el gerente confiaba tanto en ella, estaba seguro con su decisión.

—¿Un nuevo empleado? —repitió ella. El hombre asintió—. Eso quiere decir que... ¿Tendré un aprendiz? —preguntó sin poder ocultar su sonrisa. Se sentía un poco emocionada, le parecía una genial idea poder enseñarle a alguien. Se sentiría como una jefa... O bueno, quizás su imaginación estaba exagerando pero... ¿Para qué quitarle su emoción? Estaba avanzando en su trabajo.

—Sí, tu aprendiz llega esta noche a las seis.

Tras decirle esto se dio media vuelta para retirarse. Sí, confiaba en ella y le agradaba incluso pero el sujeto era un tanto odioso, no le gustaba mantener una conversación muy larga con sus empleados.

Luego de asegurarse que ya el gerente se había ido no pudo aguantar soltar una pequeña risa de emoción.

—¿Escuchaste eso, George? ¡Tendré un aprendiz! —le dijo al chico que limpiaba el baño en ese momento.

—Sí, lo escuché y... No entiendo por qué te emocionas, Hannah. No es nada divertido tener a un principiante. Es... Fastidioso. —respondió con naturalidad el muchacho y siguió en lo suyo.

—Pero yo fui tu aprendiz...

—Exacto.

°°°

*Hannah ha recibido un mensaje de Clay*

Clay: ¿Dijiste que querías de vuelta tu teléfono?

Hannah: Hey!! Hola. Creí que nunca volveríamos a hablar, ya han pasado dos semanas desde la última vez.

Clay: Pues si... Yo creí lo mismo pero las cosas cambiaron.

Hannah: ¿Entonces me hablas? ¿Piensas devolverme el teléfono? :O

Clay: Si te hablo pero la segunda depende de ti.

Hannah: ¿Por qué lo dices?

Clay: Si lo quieres de vuelta tendrás que ser una buena entrenadora.

Hannah: ¿Entrenadora? ¿De qué?

Clay: ¿Siempre huele así o fue que hoy se les quemaron las palomitas?

Hannah: ¿Ah? *Inserté emoji confuso*

Clay: Por cierto, creo que a partir de hoy mi color favorito (a parte del azul cielo) comenzará a ser el vino.

Hannah: No estoy entendiendo...

Clay: Son las seis ¿Cierto?

Hannah: Si, las seis en punto pero ¿Por qué lo preguntas?

Tras enviar aquél mensaje lo captó, supo lo que estaba diciéndole. Parpadeó un par de veces y caminó hacia la entrada del Crestmont, justo hacia la puerta y... allí estaba, con su uniforme color vino, el mismo uniforme que tenía ella, el uniforme del Crestmont.

El joven de ojos azules dio pasos hacia ella, lentos y precisos, sin despegar la mirada de sus ojos.

—Clay...

—Hannah...

Ambos sonrieron tímidamente mientras que el tiempo parecía pasar lento.

—Me gusta... —comenzó ella—... El uniforme, te queda lindo.

Clay Jensen se sonrojó rápidamente aunque Hannah no lo notó.

—Oh, ohm... A ti también te luce muy bien, no estoy queriendo decir que sin él no luces bien, ya sabes, siempre luces increíble y... Lo siento.

—Ya empezaste a disculparte ¿Eh? —se cruzó de brazos y arqueó una ceja, con una pequeña sonrisa en su rostro—. Y gracias, muy lindo de tu parte pero si voy a entrenarte debemos pasar para empezar ya.

—Si. Tienes razón.

Ambos entraron y se dirigieron a la máquina de palomitas. La chica le explicó lo principal, sobre como hacerlas y como entregarlas. Ella le explicaba y él se concentraba en su voz, en su forma de mover las manos para explicarle y en sus graciosos y dulces gestos. Trataba de volver en sí al trabajo pero se distraía fácilmente.

—¿Y por eso se te quemaron?

—No fue a mí, te dije que en ese momento le dije a George que las viera y... bueno, las dejó quemar.

—Si eso dices. —se encogió de hombros y sonrió.

Oscureció y llegó la hora de la salida. Sin saber en qué momento se había ido Hannah, Clay decidió irse caminando, para ver si por casualidad se la encontraba en el camino. Cosa que no sucedió.