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—Aww... Muy tiernos y todo pero si van a darse besos y ser dulces necesito que sea afuera, ya que soy diabético y me empalagan. Tengo que cerrar el Crestmont.

El rostro de "váyanse de aquí" estaba claramente reflejado en la cara de George, el encargado de limpiar. Jamás había tenido una novia, era él y sus videojuegos todo el tiempo. Trabajaba porque necesitaba dinero para comprarse caratulas nuevas pero el amor no lo había ni volteado a ver... O quizás si pero él no se daba cuenta de como sería para él.

Clay y Hannah salieron del lugar. Quedando un poco alejados de la entrada y se enfrentaron cara a cara. Lo hablarían, ya él había dado el paso de besarla y ella le acababa de confesar que lo quería, no con esas palabras pero a eso se había referido ¿No?

—Y entonces... ¿Te vas? —le preguntó el chico mirándola a los ojos.

—Bueno, debo hacerlo. Mañana estudio. —se encogió de hombros.

—Vamos entonces, te acompaño.

—Okey. —sonrió.

Ambos caminaron hasta la casa de Hannah y el joven la dejó en la entrada, fue muy rápido, ambos evadieron el tema, se pusieron cobardes, simplemente se daban miradas fugaces y risas cómplices. Al final ella solo entró y cerró la puerta tras suyo.

Justo allí se dio cuenta de lo estúpida que fue al irse corriendo luego de besarle. Había dejado el teléfono en la casa de Clay y era obvio porque si no ¿De dónde le estaba escribiendo mientras estaban en el Crestmont?


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