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— Así que… ¿esa es tu decisión? — La oscuridad de aquella habitación, no permitía a Chris distinguir bien su rostro, aunque era lo de menos, ya que no le hacía ni pizca de gracia volver a hablar con él, de esa manera.

— Dejate de parloteos, o si no, no habría venido a este asco de lugar. — La risa del mayor retumbó por todo el lugar, haciendo que Chris se mantuviera todavía más en alerta.

— Bien, bien, pero sabes que estarás en peligro, una vez roto el acuerdo, como ya sabes, ellos ya han vuelto a empezar a moverse.

— Vaya, me pregunto por qué. — Ironizó. — Sabías perfectamente que vendría a buscarte una vez capturásemos a Zen, también sabías que empezar a moverse unos días antes de la llegada de Matt, sería la mejor idea de todos los planes que ideaste estos últimos dos años para eliminarnos.

— Mi pequeña Christal, cómo me conoces…

Chris hizo una mueca ante la forma en que la llamó. Pero antes de que pudiera quejarse, el mayor siguió hablando.

— Matthew ha sido de gran ayuda para hacer que vinieras hasta aquí a romper el acuerdo. En fin… Supongo que esto ya no lo necesitaremos. — Lo hoja que estaba reposando sobre la mesa del señor, se rompió en varios pedazos y lanzada al aire, como si fuera confeti. — Empecemos el juego, señorita Christal Hawk.

— Usted lo ha dicho. — Dió media vuelta, caminando hacia la puerta para salir de aquel lugar.

Se detuvo de golpe cuando estaba a punto de cruzarla, giró su cuerpo lanzando una daga en dirección al mayor, y al girarse, vio cómo una cuchilla pasaba volando por delante de sus ojos, hasta quedarse clavada en el marco de la puerta. Seguidamente, sus labios se curvaron en una sádica sonrisa.

— Sí que empieza fuerte, señor.

— Igual que usted, pequeña Christal. — La daga que había lanzado la chica, se había clavado en el respaldo de la silla rotatoria, justo donde se apoya la cabeza.

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— ¡Christal está saliendo con Dylan! — La primera mencionada dejó de trazar líneas en su libreta y el segundo se atragantó con su propia saliva en cuanto el rubio entró gritando a clase.

— ¿Que dices? — Una Ally aparece detrás suyo, ya que acaban de entrar al aula.

— Lo que oyes señorita.

Ally le dirige una mirada a Chris, quien la desvía al momento si sigue dibujando. La pelinegra suelta un suspiro y camina hacia ella.

— Oye.

— ¿Que?

— Si que debes estar molesta para contestarme a la primera. — Intenta bromear, pero Cristal no hace ningún gesto a parte de simples trazos de lápiz sobre el papel de su libreta. — Eh, perdona, por lo de ayer, ya sabes…

Chris alzó la mirada, dejando el lápiz pero seguidamente la bajó e hizo una señal para que se sentase. Ally sonrió y se sentó a su lado, acercándose peligrosamente a ella.

— ¿Es cierto de que estas saliendo con Dylan?

La castaña mira de reojo hacia el mencionado, quien está rodeado de chicos preguntándole lo mismo.

— No estoy saliendo con el.

— Mientes. — Abel se sienta delante de ellas y apoya sus antebrazos sobre el respaldo de la silla. — Os vi ayer por la tarde en el callejón ese que está cerca de aquí.

— Oh, cuidado, que solo con vernos juntos ya piensan que somos novio, entonces puedo decir que tu y Ally sois marido y mujer de hace 20 años porque siempre peleais como una pareja casada, ¿no crees?

¿Cuál es tu nombre? #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora