Capítulo XXIII

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-Te has demorado bastante.-le dije cuando llegó a mi casa.

-¿No me extrañaste? Pensé que un beso o un abrazo sería un buen saludo.- dijo. Con sus manos en los bolsillos, tenía razón, fuí maleducada, pero hasta que no me explique lo que pasó con Ashley no habrá besos ni abrazos para él.

-Pasa. Sientate. -le indiqué el sofá donde solíamos ver películas. Qué lindos tiempos.-Oye..-continué- Ya sabes porqué te llamé.

-Sí, por esa maldita perra.-dijo

Al parecer las cosas no le fueron tan bien con ella.

Era extraña y divertida su expresión de enojado.

-Simplemente, -vaciló, dió un suspiro y continuó- me arrastró hasta el otro lado de la calle y me ofreció ir a tomar un café. Le dije que no, pero sus amigas ya habian tomado la foto. Se filtró bastante rápido.. fué hoy a la tarde.

-No sé si creerte. Pero, conociéndola, ella es capaz de hacer eso. Y muchas cosas más.

-Es la sobrina de Amalia. Creo que Amalia le contó de mí y de nosotros. Creo que se enamoro.

-Obsesionó.-le correjí.

-Aunque no fue mi culpa.. ¿Me perdonas? -me miró fijamente, cómo si no le importara mi respuesta. Le devolví la mirada pero no pude evitar sonreírle.

-Bien. Estás perdonado.

-¡Sí! -festejó.

-Eres tan malditamente maldito, siempre consigues lo que quieres.- dije sonriendo. El se acercó a mí y me abrazó.

-Si hubieras dicho que no, te habría besado.

-Bueno. Entonces no estas perdonado.

-Ahora ya no cuenta.

-¿Me vas a dar el beso o no?

-Sí

editado 17/04/16

Me encontraste [Freddie Highmore & Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora