#6: Castigados

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Te encontrabas con Keith en un aula de tu instituto... La habitación del conserje.

La cosa había sido así: Lotte había encontrado y escondido debajo de tu mesa la carpeta que la profesora de Naturales se había olvidado.

Como era lógico, la profesora volvió a las aulas a las que había dado clase. Cuando llegó a tu clase mientras duraba el recreo vió su carpeta debajo de tu mesa, tal y como quería Lotte por lo del otro día.

La recogió y fue a buscarte, preguntando a tus compañeros por ti, hasta que te vio sentada en un banco con Cora, Keith y Lailah, una de tus mejores amigas. Lotte estaba cerca de vosotros, poniendo la oreja para saber cuando entrar en escena.

Disculpa, Alexia.— te habló tu profesora al acercarse a ti— He encontrado mi carpeta debajo de tu mesa. ¿Sabes cómo ha acabado allí?— dijo en tono severo.

Eh... Pues no tengo ni idea.— dijiste, desconcertada.

¿Estás segura?— volvió a preguntar. No se fiaba de ti, ya que no os llevabais demasiado bien.

Completamente.— la miraste muy convencida— ¿Por qué iba a robar la carpeta?

No he sugerido que la hubieras robado.— te devolvió la mirada, una mirada fría que te hizo mirar al suelo.

— "Pero lo pensabas..."— pensaste con rabia.

Ella no ha sido— salió Keith en tu defensa— Ha estado con nosotros todo el día.

Cierto.— corroboró Lailah, mirando mal a la profesora.

Eso es verdad.— dijo Cora, en tono calmado.

Pues ya me diréis cómo ha llegado mi carpeta hasta su mesa.— respondió impaciente.

¡Señorita!— Lotte entró en la conversación— Yo antes he visto a Alexia entrar en el aula, cuando todos sabemos que durante el recreo está prohibido— contestó con una sonrisa maliciosa.

¿Qué tienes que decir a eso?— la profesora se dirigió a ti, con una mirada amenazadora.

Yo no he... No he entrado en clase..— dijiste sin poder mirarla a los ojos. Sabías que eras inocente, pero esa mirada te ponía nerviosa.

Lotte está mintiendo— respondió Keith, respaldándote— Le he dicho que ha estado con nosotros.

No soy una mentirosa— fingió indignación.

Al final tanta palabrería no os llevó a nada. Peleasteis con uñas y dientes para convencerla de que eras inocente, pero la tenían tomada contigo.

Resulta que Lotte había recomendado a la profesora que os castigara a los 4, porque todos estabais compinchados.

Así que Cora y Lailah se dedicarían a fregar la enorme red de pasillos mientras tú y Keith os dedicabais a limpiar todas y cada una de las mesas de cada aula.

Un coñazo total, vamos.

Tsk...

Puta PeloSeta— murmuraste recogiendo un trapo. Le habías puesto ese apodo hacía un tiempo y tus amigos se acostumbraron a llamarla así también.

Keith sonrió durante unos momentos y acto seguido alcanzó un bote de Cristasol.

Lotte estará cabreada por lo del otro día— comentó— Pero no entiendo por qué tuvo que hacernos limpiar el instituto entero— se quejó, cruzado de brazos.

Quería alguna forma de vengarse— te encogiste de hombros— Pero me siento mal por Lailah y Cora. Ellas no tenían la culpa— hiciste un puchero, que Keith vió bastante adorable.

Pero intentaron defenderte— apuntó Keith— Y a PeloSeta no le gusta que la contradigan— rió al ver tu expresión de fastidio.

¡Pues se puede ir a la mierda!— gritaste apretando el paño que tenías en la mano izquierda. Cayeron unas cuantas gotas de agua con un ligero olor a lejía.

Y tu puedes rezar para que no te haya oído nadie— susurró alzando una ceja, medio burlándose de ti. Te coloraste ante la idea de que te pudieran haber escuchado.

Ups...— sonreíste y te llevaste una mano a la cabeza. El problema es que levantaste la izquierda y te mojase algo el pelo gracias al trapo— ¡Puta madre, que frío!

Keith aguantó una carcajada y te revolvió el pelo en un gesto cariñoso y para despegarlo un poco.

Joder. Bueno, no pasa nada. A limpiar, que la tarde es corta y las mesas abundantes— empezaste a caminar con determinación, sin importarte tu pelo empapado. O fingiendo que no te importaba.

En el armario del conserje había una radio que este utilizaba para no aburrirse, así que Keith decidió llevársela.

Entrasteis en la primera clase, el aula de Música. Allí no había mesas como tal, pero había sillas de pala, así que tocaba currar igualmente.

Keith encendió la radio y ajustó la cadena. Fuera cual fuera la cadena, empezó a sonar Morat.
[U otro grupo que te guste]

Yeii, me encanta esta canción~— celebraste sonriente.

A mi tampoco me disgusta— comentó, viéndote tararear alegremente.

Para aprender a quererte~— canturreaste por lo bajo— Voy a estudiar cómo se cumplen tus sueños~— empezaste a emocionarte y a elevar la voz. Mientras tanto limpiabas la 3ª silla.

Tienes una voz bonita— dijo un poco sonrojado, limpiando su 1ª mesa.

Ahh...— te diste cuenta de que estabas gritando la canción a los 4 vientos y hasta tus orejas se pusieron rojas— Gracias, supongo. Pero canto como una foca— reíste.

No tanto— sonrió mientras la canción pasaba a otra que desconocías.

Le sonreíste de vuelta, colorada y volviste a las sillas.

Oye, Keith...— empezaste a decir.

¿Sí?

Gracias por intentar defenderme antes— agradeciste— Si no hubieras dicho nada no tendrías porqué estar aquí limpiando y, sin embargo, te arriesgaste a ello y me ayudaste— le recordaste— Gracias— sonreístede nuevo.

No hay de qué— respondió alegre— No iba a dejar que hicieras esto tú sola— te guiñó un ojo— Aun que no tenga mucha idea de limpiar...

Yo tampoco, tranquilo— reíste.

El resto de la tarde te la pasaste limpiando con Keith. No era lo ideal para estar a solas, pero por lo menos te lo pasabas bien con él.

Viviendo Con Un Asesino Tsundere [Keith x Lectora] {Blood Soup} |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora