Viviendo Con Un Asesino Tsundere [Keith x Lectora] {Blood Soup} |TERMINADA|

#15: Final apoteósico

Al día siguiente la mañana transcurrió normal. Ezio trató de acercarse más de lo debido a Keith, pero este casi le atravesaba con la mirada. Agradeciste a los dioses cada vez que el italiano se alejaba de Keith.

Aparte de aquello, no ocurrió nada demasiado interesante. Sólo estúpidas y aburridas clases en las que no te enterabas de nada.

Al finalizar las clases Guro esperaba a Ezio para comprar ese disfraz que tanto ansiaba. El italiano llegó con su amigo y marcharon muy sonrientes.

Tú, Lailah y Keith los visteis marchar mientras tomabais la dirección contraria.

Lailah se quedó en su casa y os despidió con la mano mientras su madre la recibía en la puerta de la casa.

Llegaste con Keith a "vuestra casa compartida", como él la llamaba, y dejasteis las mochilas en la habitación después de que Aki os recibiera delante de la puerta.

Pero ahí empezó lo extraño.

—Bueno, Ally, necesito ir al super para comprar algo para comer. Tú espera aquí, volveré enseguida —te dijo Keith, poniéndose una chaqueta de cuero.

—¿No quieres que te acompañe? —propusiste.

—No, no te molestes. No tardaré —respondió, saliendo por la puerta— Nos vemos en un rato.

Acto seguido se marchó.

Te pareció raro porque justo el día anterior te dijo que la nevera estaba llena y no tendría que ir al supermercado en algunos días. Pero no le diste importancia.

Ahora tú tenías otros planes.

•••

Guro y Ezio estaban dentro de aquella tienda enorme, donde abundaban diferentes colores en muchos trajes distintos.

Guro tenía a Ezio como perchero, haciéndole cargar con 8 disfraces.

—¿Es esto necesario? —preguntó el italiano, que ya ni veía por donde iba.

—Prometiste que me acompañarías y me ayudarías a elegir —contestó Guro, dirigiéndose hacia un probador.

—¿No deberíamos ir descartando algunos?

—No —dijo Guro sin perder la sonrisa.

En cuanto Guro vio el probador, fue inmediatamente hacia él y ordenó a Ezio que dejase todos los disfraces allí. Apenas cabían sin salirse por debajo de la cortina.

•••

Cuando Guro hizo que Ezio opinase de su cuarto disfraz, elfo del Bosque Negro, permitió que se tomase un descanso, ya que alguien había dejado unos cuantos mensajes al italiano. Estos sólo contenían puntos suspensivos.

Salió del local y se metió en un callejón, ya que se disponía a llamar a aquel número desconocido y por las calles había mucha gente. Llegó casi hasta el final del callejón.

Por fin lo hizo, llamó y le respondieron de inmediato.

—Querido "amigo"... —dijo una voz siniestra, cargada de odio. La persona que hablaba usaba un modulador de voz, por lo que Ezio no la reconoció.

—¿Quién eres? —preguntó Ezio, intentando que no se notara que le temblaba la voz.

—Tal vez me conozcas y no lo sepas, tal vez no y esté intentando jugar con tu mente... ¿Quién sabe?