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Era una noche tranquila como una cualquiera. la gente estaba en sus casa durmiendo, algunos haciendo trabajos por las noches, gente en bares o en discotecas pasándolo bien, una noche cualquiera y sobretodo para Júlia...

Para algunos esta noche sería una noche sin pegar ojo y con los nervios y adrenalina corriendo en la sangre, pero para Júlia era algo normal para ella, ya estaba acostumbrada ah estas noches.

Esta en el departamento de policía de la ciudad, en una habitación muy sosa. Las paredes estaban pintadas de gris, no había cuadros, solo había una gran ventana que daba a un pasillo donde pasaba de vez en cuando alguna persona y la mayoría es poli, Júlia sentada en una de las dos sillas de plástico, con una mano puesta en la mesa y otra sujetando un hielo en vuelto en un papel que se lo presionaba en el labio inferior que tenía un moratón y un corte que le salía sangre.

Había tenido una pelea en un parque con otras chicas de otro barrio. Si no fuese por una amiga suya que llamo rápido a la policía, puede ser que Júlia estaría en el suelo con varias puñaladas de navaja en el estomago y dependiendo su vida de un hilo.

En la habitación entro un policía que conocía muy bien a Júlia, básicamente porque el policía es amigo de su padre y por cosas que había hecho Júlia que la mayoría podía quedarse a dormir en la cárcel.

-¿Te encuentras mejor Júlia?-Pregunto el policía dejándole un vaso de agua en la mesa.

-Eh traído agua por si tenías sed y para así dejes de beber otra cosa que no sea alcohólica.-Se sentó en la otra silla delante de ella. 

Aun Júlia no decía nada, miraba para otros lados con cara de asco y enfado. El policía dio un suspiro y apoyo los codos sobre la mesa.

-Ya es la cuarta vez que te metes en una pelea callejera sin contar los rovatorios que has hecho. Tienes que parar porque puede ser que la próxima acabes en un hospital a punto de morirte o en la cárcel durante varios años. Por favor no hagas algo que pueda disgustarles mas a tus padres...

Júlia aun decía sin decir nada, solo respondía rodando los ojos para un lado y con un rostro de molestia.

-Eh llamado a tu padre, estará aquí dentro de diez minutos. Cuando quieras decir algo me avisas.

Se levanto y se fue dejándola de nuevo sola.

Júlia no quería hablar con nadie y menos con sus padres. Lo único que quería era que le dejasen sola por un buen rato y quitarse esa sensación de enfado y nervios. Tampoco no quería ver a su padre ya que estaba cansada de que le echase la chapa como siempre, ya no aguantaba a sus padres ni un segundo mas, los odiaba con toda su alma y deseaba perderlos de vista para siempre.


Después de diez minutos exactos apareció el padre Júlia entrando por la puerta de entrada. Fue a recepción donde ahí el policía le esperaba tristemente.

Le caía bien su padre, se conocían desde hace mucho tiempo y se sentía pena por su hija, por no entender que su padre no es tan malo como aparenta, solo que se preocupa por su hija como cada padre.

-Hola Pedro.-Dijo el poli.

-Sam.-Dijo el padre.-¿Como esta mi hija?¿Esta bien?

-Si, tiene solo un moratón y un corte en el labio inferior, le dado un vaso de agua y ya se le a pasado los efectos de la borrachera, ahora estará sobria pero no te aseguro de que mañana tenga una resaca tremenda.-Dijo Sam para calentar un poco el ambiente que estaba tenso pero no funciono de nada.

-¿Ha tenido otra pelea verdad?

-Sí, una compañera suya llamo a la policía antes de que las cosas hubiesen ido a peor. Te llevo a donde esta ella.

Pedro asentó con la cabeza sin decir nada.

Al llegar vio a su hija aun sentada en la silla pero sin el hielo en la mano, estaba con los brazos cruzados y Júlia al ver a su padre miro en otra dirección. Sam abrió la puerta de la habitación.

-Ya puedes salir Júlia.

Ella se levanto y fue al pasillo y se puso delante de su padre le miraba de reojo pero no le miraba tanto porque cada vez que le miraba, veía a su padre con una cara de decepción por tener una hija como la que tiene.

-Muchas gracias Sam por vigilarla mientras yo no estaba.

-No hay de que, ya nos veremos y vigílala bien.

-Si, adiós.

-Adiós.

Se fueron de la comisaría y se metieron en el coche. En el coche ninguno de los dos se hablaba, hacía una ambiente incomodo y a la vez tenso, no se escuchaba ni la radio ya que su padre no estaba con ganas de escuchar nada, solo quería llegar a casa y punto al igual que Júlia.

Júlia miraba la noche estrellada pensando que ojala fuese una estrella o un pájaro para ser libre de aquí.


En casa de Júlia la única que estaba despierta en la familia, era su madre, que estaba en la cocina bebiendo una infusión para calmarse pero no podía, estaba preocupada por su hija que le hubiese pasado algo. 

Al escuchar la puerta de la entrada abrirse, se levanto de golpe y fue corriendo a la entrada. Ahí vio a su hija con el moratón. Para Júlia era un simple moraton pero para su madre parecía que se halla metido en un combate de boxeo. Le dio un abrazo a su hija y luego miro fijamente a los ojos de ella.

-¿Estas bien? ¿Te encuentras bien?

-Si...-Dijo al final Júlia sin ganas.

-Cariño vete a la cama, necesitas dormir.-Dijo su marido.

La madre miro a su marido luego a su hija con preocupación y se fue a su cuarto.

-Ya estoy cansada que hagas esas cosas Júlia, estoy muy cansado tienes que madurar de una vez. Que ya tienes 18 años y estas repitiendo segundo de bachillerato y te sigues comportando como una niña de 15.

-Si me vas a soltar otras vez esa mierda papa será mejor que te calles. Ya estoy hasta el coño de este día. Ahora si me dejas me voy a la cama que estoy cansada.

-Eso, vete a la cama como si no hubiese pasado nada...De verdad Júlia eres insoportable parece que eres tu la hermana pequeña y no tus hermano.

Júlia no dijo nada, no quería discutir con su padre ya que estaba muy cansada para discutir, si hace falta discutiría mañana todo lo que quisiese pero ahora lo que quería era eso, dormir y si era posible dormir para nunca despertarse.

ATRAPADAWhere stories live. Discover now