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Al día siguiente Mario se despertó como cada día, bajo a desayunar con su madre que ella ya había preparado ya el desayuno. Comían en el comedor y a veces salía una conversación puntual pero luego se quedaban los dos en silencio, no era un silencio incomodo pero hacían hacer como si en la casa no viviese nadie y solo se escuchaban los cubiertos chirriar en los platos.

Júlia había dejado de gritar por la noche, cuando el dolor de sus tobillos la había dejado ya en paz pero aun así le dolía cada vez que hacía un movimiento, había dormido muy poco, tenía mucha hambre y por culpa de la humedad del sótano, se había enfermado no aparentaba muy sana, su color de piel había desaparecido, era mas pálido y tenía ojeras moradas.



-Mama ¿Cómo se encuentra Júlia?

-Bien. Pero yo no mucho, estoy últimamente cansada, creo que me estoy enfermando.

-Oh vaya...¿Quieres que hoy no vaya a trabajar y me quede contigo?

-Oh no cielo, no quiero que te quedes aquí, hay trabajo por hacer allá. Ya me quedo yo en casa descanzando y tomando alguna aspirina.

-Vale mama, bueno pues me voy, adiós.

-Adiós, tesoro.

Le dio un beso en la mejilla y se fue.

Cuando su hijo se fue, ella fue rápidamente a la camioneta, donde ahí se encontraba aun inconsciente el cuerpo de novio de Júlia. Al abrir la puerta y darle toda la luz en su cara miro a la madre de Mario con dolor de cabeza.

-Mama...¿Eres tu?

Tenía en sus manos un hacha.

-Si hijo si, vamos a jugar a un juego, se llama el de los cerditos. Empecemos: Este fue a por leña...


En el Motel, Mario estaba en recepción leyendo unos de sus comics favoritos. Escucho la campanita de la puerta sonar, había a entrado un hombre de unos cincuenta o cuarenta.

-Hola buenas ¿Va coger habitación?

El hombre saco su cartera y la abrió y le enseño que era del FBI.

-Soy del FBI del departamento de gente desaparecida.

-Ah...-Dijo Mario un poco nervioso.

-Estoy buscando una joven de 18 años que se fugo de casa con su novio también de 18 años y no han dado señales de vida.-Saco de su bolsillo dos fotos, el de Júlia y el de Mateo.-¿Los ha visto pasar por aquí a estos dos?

-Eh...No, que yo recuerde no. No me suenan sus caras.

-¿Esta usted seguro?

-Si, si.

El agente se lo quedo mirando como intentando leer la mente. Mario estaba muy nervioso, tenía miedo de que los pillase.

-¿Me puede dejar ver el libro de inscripciones por favor? Puede que hubiesen venido aquí pero con un nombre y apellido diferente.

-Si por supuesto.

Saco del cajón de la mesa la libreta y abrió por la pagina de las inscripciones, por suerte su madre había sospechado de que algun policia podría venir aquí por la chica, así que borro el nombre falso.

Mario al ver que no estaba el nombre se alivio. El agente miro con mucho detalle la libreta.

-Veo que la ultimo persona en inscribirse en este Motel fue hace mucho tiempo...

ATRAPADAWhere stories live. Discover now