12. El recuerdo: otro tipo de cicatriz.

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Al día siguiente, me desperté a las diez de la mañana, no me gustaba levantarme tarde. Llamé a Daniela pidiendo que me cubriera mi turno, porque sinceramente no tenía ganas de nada,además tenía la escusa de tener que pintar la pared y más tarde ir al psicólogo para revisar como he estado anímicamente hablando estos últimos días.

Me duché y me peiné, me heché un ligero vistazo en el espejo roto y autoignoré mi reflejo. Puede que debido a la compañía de Marshall, estuviera empezando a aceptarme un poco.

Pasé por el cuarto del mayor para ver si estaba despierto, y al estar la puerta entreabierta, pude ver al azabache dormido, con el pelo despeinado y con el rostro relajado. Pensé, incluso, que era algo tierno, pero este empezó a roncar y se me pasó ese pensamiento.

Me tomé un zumo de naranja,era lo único que me apetecía comer, pero en la lista que me dio el nutricionista días atrás, ponía que tenía que comer aunque sea una manzana, así que, pelé la manzana y estuve un rato mirando las porciones que había cortado, como si estuviera retando a la manzana.

No tenía nada de hambre, pero debía hacerlo, así que, sin pensarlo, me lleve un trozo a la boca y para despejar mi mente de que estaba comiendo, fui a mi cuarto. Había algo que quería hacer.

Empecé a coger mis cuchillas, mis libretas llenas de malos pensamientos, las botellas de alcohol que guardaba en mi armario y una de las cajetillas de cigarrillos. Miré todas estas cosas por un momento, y me di cuenta de que esos objetos eran mi sentido de la vida. Eran.

Ahora, me estaba dando cuenta de mi error. Un gran error que me hundió en la miseria en la que ahora me encuentro. Me di cuenta de que todo está cambiando muy rápido, y que no soy consciente de los cambios.

Puede que estos cambios sean buenos, pueden que sean malos. Pero sean como sean, creo que nada malo me puede ocurrir y que si me llegara a pasar, podría enfrentarme al problema y terminar con él sin tener que recurrir a estos objetos.

Tome otra porción de manzana mientras pensaba en todo esto.

Releía mis propios textos mientras me daba cuenta de que, si me pasa otra vez esas situaciones que plasmaba tanto en papel como en piel, podría con ellas.

Escuché los pasos pausados de Marshall, buscándome por la casa, hasta que vino a aquella habitación donde se habían movido mis muebles la mañana pasada.

-Gumball, ¿qué haces?- con su pelo revuelto y su expresión aún adormilada, sus pantalones algo arrugados, mientras se rascaba su barriga, apareció en mi cuarto.- Al final no nos acordamos de que te tenías que dormir conmigo... Hoy sí o sí lo cumples.- decía mientras analizaba lo que estaba haciendo.-¿Qué estas haciendo con todo esto? - dijo con su voz algo alarmada.

-Estoy pensando...No voy a hacer nada, solo estoy pensando. Todo lo que he hecho estos meses ha sido un gran error, ¿sabes?

-No son errores, solo es que has tenido ciertos problemas y no todos actuamos igual, y menos si estamos solos. No sé si me explico.- dijo mientras se rascaba la nuca pensando en como expresarse mejor.- De todas maneras, no sé como has soportado tanto tiempo en estas condiciones...

-Sí, entiendo a lo que te refieres. Lo hice, y supongo que lo seguiré haciendo porque quiero terminar mis estudios, es lo más importante para mí - dije mientras llevaba otra porción de manzana a mi boca.

-De todas maneras, estás avanzando y eso es bueno. ¿Tienes que ir a trabajar hoy? - me dijo el azabache, esa fue la primera vez en todo el día que le miré a los ojos, pero al instante miré hacia su pelo, no quería mirar a esos ojos que decían "Sé cómo te sientes y me arrepiento mucho de todo." También tiene una mirada segura. Me hace estremecerme y me encanta.

"Bullying" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora