11. No estarás solo.

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Antes de ponernos a pintar mi cuarto, me cambié, poniéndome una camiseta muy ancha que compré alguna vez para este tipo de situaciones y unos pantalones de pijama algo viejos también, me recogí el pelo en una pequeña cola de caballo y me quité las lentillas, porque sí, usaba gafas, pero por querer cambiar las cambié por las lentillas.

-¿Dónde tienes los folios, o alguna libreta?- escuché decir a Marshall mientras yo estaba en el baño.

-Espera un poco, ahora busco yo.- dije algo nervioso, odiaba con toda mi alma que la gente revolvieran mis cosas como si alguien le hubiera dado permiso.

-Yo lo busco si quieres.-dijo mientras escuchaba como abría los cajones en la habitación de invitados donde ahora estaba los muebles de mi cuarto, entonces salí corriendo hacia allí, en ese cajón fue a parar mi libreta con  pensamientos turbios y tristes, y a veces, amorosos, también tenía cuchillas y realmente no quería una bronca por parte del mayor.

Salí con el pelo revuelto, ya que estaba a punto de peinarlo para hacerme la cola y con las gafas ya puestas.

-Mejor yo lo busco, en serio, pon plásticos y esas cosas en el suelo para no mancharlo.- contesté antes de que Marshall fuera a preguntar algo.

-Está bien...- respondió con tono dudoso.- Anda, otra vez has vuelto a ponerte las gafas.

-Sí, ya se que son horrendas, a parte de tremendamente rosas, cuadradas y enormes para mi cara, ahorrate tu comentario.- dije mientras terminaba de hacerme finalmente la coleta y buscaba algunos folios.

Marshall no dijo nada, ya que él en un pasado fue el que dijo aquella exacta frase.

-Siento eso del comentario.- respondió después de un rato en silencio.- No lo decía en serio, esta vez estoy siendo sincero contigo, me gustas con y sin gafas. Las gafas te favorecen, no son tan cuadradas como las recordaba y, no sé como haces para que el rosa siempre te sienta bien.

Yo rodé inevitablemente los ojos, su mirada y su tono parecían sinceros, pero yo ya no creía nada bueno que viniera de él, y menos desde que me dijo en el hospital que me quería, siendo todo una cruel mentira.

Encontré unos folios y se los entregué.

-¿Para qué los quieres?- dije, refiriéndome a los folios.

-Voy a hacer el boceto de lo que quiero hacer.- respondió mientras nos dirigíamos al salón, para comer algo.
-he pensado hacer un tubo de ensayo, de él brota pequeñas burbujas y esas burbujas son pequeñas palabras motivadoras. No sé si te gustará, a lo mejor es algo feo a tu manera de ver. - dijo mientras empezaba a trazar con un bolígrafo que encontró en la mesa de mi escritorio.

- Es una buena idea, puede estar bien.-realmente me encantaba, pero no quería mostrarme así, después de haber sido cortante antes.
Comimos, yo una cantidad más pequeña que la que comió Marshall, pero algo más de la que solía comer usualmente.
Así, después de comer, empezamos a pintar, yo empecé a pintar la pared de la derecha y él la de la izquierda.

-¿Cuánto tiempo estuve ingresado?-dije rompiendo el silencio.

-¿Qué?- devolvió la pregunta Marshall, estaba tan centrado pintando que no me había entendido

-Digo, que cuánto tiempo estuve ingresado. Yo me desperté, pero nadie me dijo nada sobre el tiempo que estuve inconsciente.

-Estuviste...Creo que unas dos semanas o así, estabas realmente débil en general. Incluso, se llegó a rumorear que no volverías en sí nunca más, así que iba allí todas las veces que podía, junto a Fionna, incluso mi madre me preguntaba todos los días, porque ella no podía ir al médico porque está siempre trabajando, le conté tu situación a ambas  y a pesar de no conocerte, se preocuparon mucho.
Cuando despertaste, quise actuar como si hubieras estado dos horas inconsciente, no quería que recibieras un shock recién despierto del coma, me lo recomendaron los médicos.

"Bullying" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora