11. Te llevaste mi corazón »Último«

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–Así te quería ver, corriendo como una rata –grito a la nada.

Levanté un poco la cabeza evitando que el agua entrara a mi boca.

–Éramos amigos, buenos amigos –siguió diciendo.

Me aferre con fuerza a la pared sintiendo los brazos de Joel rodearme.

–Tenemos que hablar... Podemos perdonarnos nuestros pecados. ¡Vamos Joel! Sólo hablar tranquilamente –su voz no sonaba para nada tranquila–. Vamos a olvidarlo todo. ¿He?

–Donde está –susurró Joel en mi oído.

–No lo se...

–Salgamos todos de nuestro escondite, salida habrá si tu te acercas más... Salgamos todos de nuestro escondite –comenzó a cantar de una forma tenebrosa, golpeaba la pared con lo que parecía se un tubo de metal.

–Agachate –pidió Joel a lo que obedecí.
Me posicionó detrás tuyo, me abrace a su espalda sintiendo su mano en mi muslo.

–¿Dónde te has escondido? ¡Tu y tu zorrita! –sentí como el cuerpo de Joel se tensaba–. La pareja perfecta, eres un imbécil Pimentel, seguramente juega contigo.

–¡Vamos! ¡Vamos! –dijo Joel. Me tomo de la cintura y me levanto del suelo–. ¡Ahora!

Grito y pasamos al lado de Renato, comenzamos a correr con fuerza.

–¡No! –lanzó un grito y comenzó a correr detrás de nosotros.

Comencé a gritar desesperada mientras intentaba correr sobre el agua.

–Vamos corre –me sujeto de la cintura ayudándome a caminar.

–Nos iremos juntos de aquí –oí gritar a Renato.

–¿Esa es la salida? –Joel señalo unas escaleras largas que parecían llegar a la planta alta.

–Eso creo –comenzamos a correr y me ayudo a subir el primer escalón.

–¡Ya estoy aquí! –grito Renato.

–Vamos, sube –puso su mano sobre mi trasero empujándome hacia arriba.

–¡Joel! –escuche como se aproximaba a nosotros.
Mientras que Joel seguía empujándome para que avanzara.

–¡Ah! –soltó un grito. Mire hacia abajo y Renato estaba golpeando la pierna de Joel con fuerza. Le dio una fuerte patada y Renato se fue para atrás.

–¡Voy a subir Pimentel! –amenazó.
La respiración de Joel estaba demasiado agitada.

Di un mal pasó y casi caigo pero Joel me sostuvo evitando la caída. Solté un grito por el susto y Renato comenzó a reír como loco.

–Sube –alentó Joel–. ¡Sigue! Sigue...

Llegamos hacia el final de las escaleras y comenzamos a golpear la puerta que estaba sobre el techo. Parecida a la de los áticos.

–¡AYUDA! –gritábamos con desesperación. Con la esperanza de que nos escucharan.

–Te tengo –rieron.

–¡JOEL! –grite sujetándolo del brazo, Renato jalaba de sus piernas con fuerza.

–Toma linda ten –alzó la mano mostrándome el collar que siempre cargaba–. ¡Tomalo!

Grito con desesperación, las lágrimas salían disparadas y mis sollozos no me permitían hablar.

–¡Joel! –susurré.

–Tu vas a vivir –afirmó mirándome a los ojos con una sonrisa.

–¡Tu te vienes conmigo Joel! –grito Renato.

Joel soltó la carcajada sin dejar de mirarme.

–Joel, no... –tenía una mano en el techo sujetándome de la puerta y la otra colgaba intentando alcanzar a Joel.

Soltó su agarre de mi cintura y comenzó a caer junto a Renato. Cada vez caía más bajó y golpeaba su cuerpo con la estrecha pared.

–¡NO! –grite con fuerzas tragándome todas las lágrimas–. ¡JOEL!

Grite más fuerte, ambos terminaron en el suelo. El agua volvió a tomar el color rojizo y pronto un cuerpo salió a la superficie flotando, un cuerpo sin vida, el de Joel.

Los sollozos salían con gritos ahogados en dolor.

–¡Ayuda! –comencé a gritar con fuerza. Golpeaba la puerta aún más fuerte mientras sujetaba el collar que Joel me había dado.

De un momento a otro la puerta se abrió y una señora apareció frente a mis ojos.

–Demonios –murmuró y me ayudo a salir de ahí–. ¿Qué ha pasado?

Preguntó, no respondí.
Salió de mi campo visual para después volver con una cobija y cubrirme con ella, estaba titiritando de frío.

Las lágrimas seguían corriendo.
Había perdido a las personas que más amaba, había perdido la razón de mi felicidad.

–¿Estarás bien? –pregunto antes de abrirme la puerta de su casa.

Apenas di un pasó y el frío viento golpeó mi rostro.

–Nada estará bien –murmuré saliendo de ahí con la mirada al frente.

Pagarán por esto...

********

¡FIN!

Fue de lo más divertido y doloroso escribir esta historia.
Tal vez no quedo como espere porque la escribí demasiado rápido, en dos días para ser exactos o también porque no soy tan buena escritora jaja.
Todo esto gracias a un extraño sueño que tuve, el mismo que escribí, con todo y los chicos. Son extraños mis sueños, lo se:(
Espero que les haya gustado❤️

Muchas gracias por leer.

M&G |Joel Pimentel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora