20. La entrevista a Baz

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Al otro día fuimos directo a hablar con Baz, el payaso que estaba al lado de Max cuando las cosas sucedieron. Sam y yo nos presentamos como Vivian Sharon y Zeppelin Monroe, dos reporteros del diario The Midnight's Moon. Chris Saunders estaba parado con los brazos cruzados mirando hacia afuera de la gran carpa de carnaval.

Baz tenía una expresión triste en la cara, y su cabello negro con canas dejaba ver un gran hueco sin pelo en la coronilla. Su rostro estaba sin pintar, y vestía una camisa y un jean azul. Sus ojos negros pequeños se posaron en mí.

- Max era nuevo, era uno de los que habían hecho el casting para pasar a ser parte de todo el show. Era un muchacho bueno, amable, que se preocupaba por el resto de las personas.

- ¿Qué sucedió con el resto de las funciones? –preguntó Zeppelin, o Sam.

- Las tuvimos que cancelar –dijo. Acto seguido, emitió un gran suspiro. –No hemos sabido nada de Max desde... bueno, el incidente.

- ¿Max se comportó de manera extraña de repente o tú ya habías notado algo extraño en él antes de lo sucedido? – pregunté. Se rascó el mentón, dubitativo. Finalmente, dijo.

- Sí, antes de salir. Estaba alegre, muy alegre. Lo cual es extraño, teniendo en cuenta que estaba demasiado nervioso como para poder emitir sonido alguno.

- ¿Qué pasó exactamente, Baz? –preguntó Sam.

- Noté cómo Max se dirigía a toda prisa y con mucha seguridad hacia la tribuna. Pensé que se había enojado con alguien, o se había equivocado de número hasta que noto que un señor de la tribuna grita y señala a Max. Max lo mira por un segundo, y el señor queda pálido. Acto seguido, se inclina hacia el pequeño y le clava sus dientes en el cuello. La madre se desmaya, el padre le gritaba improperios y cuando noté que Max ya no estaba entre la multitud que bajó de la tribuna a ver qué había ocurrido, vi que Max se había marchado.

- Cuando se marchó, ¿dejó alguna pista? –pregunté.

- Sí –dijo, mostrando una pila de ropa colorida de payaso. –Esto fue lo último que vi.

Lo tomé con mis manos, con un guante, y lo guardé en una bolsa, cuidadosamente.

- ¿Qué sucedió después? –preguntó Sam.

- La gente empezó a llamar a la policía, a las ambulancias. Pedimos por micrófono que se quedaran en sus asientos, pero fue como pedirle a una jauría de cachorros hambrientos que no coman un pedazo de carne –rió por su propio chiste, nervioso. Sam y yo nos miramos.

- Muchas gracias por los testimonios, Baz –dije, saludándolo, a la vez que Sam apagaba su grabadora de voz.

- No hay de qué, señora Sharon y señor Monroe –dijo, apretando con ambas manos su sombrero grisáceo. -¿No quieren hablar con Burden, el señor a cargo?

- No, no es necesario –dijo Sam. –Ya hablamos con él para venir aquí. Nos vemos.

- Nos vemos.


Afuera nos esperaban papá, mamá, Carrie, Ashley, Darius, Luke y Kyle.

- ¿Ya está? –dijo papá, apoyado sobre el capó del coche rentado.

- Sí, ya está –dije, y señalé la grabadora. –Lo tenemos.

- Excelente. ¿Y qué hay del elemento sorpresa? –señalé la bolsa y saqué el disfraz. Silbó.

Acto seguido, lo olfateé. Al principio no noté nada, hasta que olí... algo extraño. Levanté la cabeza.

- No huele a nada humano. Huele... a algo más –papá frunció el ceño, y lo olfateó. Me miró.

- Definitivamente no es nada humano –dijo, sacudiendo su cabeza.

- ¿Entonces qué es? –dijo Ashley, cubriéndose del viento de brazos cruzados. Estaba parada cerca de la puerta trasera izquierda del coche.

- No lo sé. Tendremos que investigar.


Cuando llegamos, Carrie se sacó el bolso y se dispuso a trabajar con un libro gordo y pesado. Luke la imitó, y se sentó al lado de ella. Ashley no se quiso quedar atrás, y sacó su laptop y se dispuso a investigar en línea. Sam se sentó en frente, también con su laptop. Es de familia, pensé. Yo me senté al lado de Sam y saqué mi móvil. Papá, mamá, Darius, Kyle y Chris se sentaron en el sofá, y nos imitaron. Mis hermanos gemelos se ayudaban entre sí para sacar comida del refrigerador sin que los viéramos, en vano. Shane reía, y los instaba a que no hagan ruido. Incluso aunque estaba en desacuerdo con la idea de robar comida, en más de una ocasión lo encontré comiendo galletas. Luna reía mientras Shane le daba comida. Estaba sentada en la mesada de la cocina.

- Así que tenía aspecto humano, ¿eh? –dijo Darius, rompiendo el silencio. Nadie le contestó. Los únicos sonidos que se escuchaban era el incesante sonido del tecleo, el sonido de los bolis o lápices sobre las hojas de papel, y el ruido de las páginas al darlas vuelta. Se aclaró la garganta, y prosiguió. -¿Qué bestia –dijo, poniendo énfasis en esta última palabra. Chris frunció el ceño y emitió un grave gruñido. –podría hacer esto? ¿Transformarse en humano y huir, desapareciendo? –levanté la cabeza.

- ¿Podría ser...? –lo miré a papá. Él me leyó la mente, y su rostro palideció.

Hacía unos años atrás había llegado la noticia al GELA que una bestia desaparecía y aparecía a sus anchas, y que era difícil seguirle el rastro porque...

- ¿Un cambia pieles? –papá me miró de manera grave. –Hace muchos años que no escucho nada parecido.

- Yo tampoco –dijo mamá. Carrie, quien se acordó de lo sucedido, suspiró, agobiada.

- ¿Están seguros? –dijo Sam. Luke se encogió de hombros.

- Podría ser, Sam. Todo encaja.

- ¿Pero qué demonios es un cambia pieles? –dijo Darius.

III. Moonlight Shadow: Survive the DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora