15. Encuentros y desencuentros

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- Tú... ¿qué haces aquí?

No podía dejar de observarla. Mi hermana estaba más flaca de lo usual, lo cual me preocupaba muchísimo. Tenía dos trenzas rubias cocidas a cada lado de su cabeza. Su ropa, al igual que su piel, estaba sucia. Sus ojos grises parecían algo asustados. Aparentaba unos 14 años.

- Siento no haberte dicho nada – dijo, con algo de culpa. Su voz. Era más grave. Se me llenaron los ojos de lágrimas. – Pero es que he estado ocupada.

- ¿Haciendo qué? - dije, con la voz tomada, algo desesperada.

- Bueno... viajando y ayudando a gente. Es una historia muy larga.

- Oh, Luna – me aventé a ella y la abracé como nunca la había abrazado. Incluso para su edad, tenía exactamente mi misma altura. Teniendo en cuenta que yo era mayor, era algo... desmotivante. – Me alegra mucho que estés bien, sana y salva. – Al principio, dudó. Luego, me devolvió el abrazo aún más fuerte. Sentía su respiración pausada y lenta, hasta que pareció darse cuenta de la situación y ella también rompió a llorar. – Está bien – dije, acariciando su espalda – relájate. Estoy aquí. Estoy aquí.

- ¿Luna?

Sam estaba parado con los ojos como platos. Luna se despegó de mí, se secó las lágrimas y sonrió.

- Hola, Sammy.

Sam sonrió a la par, y la tomó con ambos brazos levantándola del suelo. Luna reía a carcajadas con la cabeza echada hacia atrás. Luego, lo abrazó fuerte y así se quedaron por un tiempo.

- Lo siento – dijo, separándose apenas de Sam, mirándome radiante. – No quiero que te pongas celosa. – Sonreí a la par, con los ojos brillosos.

- Está bien, de veras.

Sam y ella eran como uña y carne. Recuerdo muy bien que Sam la celaba como si fuera si hermana menor, y ella se enfadaba pero yo sabía muy bien que no le molestaba en absoluto. Sam depositó suavemente a Luna en el piso, pero depositó su mano en el hombro y ella lo abrazó por la cintura con un brazo quedando de frente a mí.

- Creo que tengo que decirles a mamá y a papá que estás viva – le dije. Ella asintió enérgicamente, aliviada.

- No sabes la cantidad de viajes que tuve que hacer vestida de loba hasta dar con ustedes.

- Ya estás aquí – dije, levantando los hombros una vez, dando un paso adelante. Ella se separó de Sam, y con una sonrisa me abrazó una vez más. – Una cosa más.

- ¿Sí?

- ¿Eras tú la que nos salvó del perro del infierno?

- ¡Por supuesto! ¿Quién, sino? – sonreí aún más, y la sostuve fuertemente contra mí.


- ¡Oigan todos!

Los demás se detuvieron en seco.

- Quiero presentarles a una personita muy especial para mí – Luna apareció de detrás de mí.

Ashley abrió los ojos como platos. Chris la observó, pensativo. Jenna frunció levemente las cejas. Leigh-Ann parecía interesada. Flint hizo una mueca. Darius la observaba con asco. Le leí el pensamiento. Era porque estaba sucia. Lo miré con odio, lo cual se percató y sonrió falsamente. Revoleé los ojos, tomé aire y lo solté con aplomo.

- Ella es mi hermana. Se llama Luna. Ella fue la que nos salvó.

- Espera Har, ¿ella no había...?

- ¿Fallecido? - respondí a Ashley. Sonreí. – Al parecer, no. – Luna sonrió, y Sam la miraba de forma protectora.

Ashley sonrió, y se abalanzó sobre Luna. Esta última rompió a reír mientras la otra la besaba una y otra vez la coronilla.

- Estás hermosa... ¡qué grande estás! – sonrió y se ruborizó.

- Creo que tenemos cosas más... importantes que esta escena familiar – dijo Darius, sonriendo.

- ¿A qué te refieres, asquerosa serpiente? – le dijo con asco Jenna. - ¿Qué es más importante que una reunión con una persona que se creía presuntamente muerta? ¿Qué es más importante que la familia? – lo desafió, cara a cara. Darius hizo una mueca de asco y se limpió la tierra de su traje negro.

- Si no te diste cuenta, mocosa desconsiderada, falta gente en el grupo. – Lo miré, extrañada.

- ¿Falta gente?

- Uh-huh – dijo, dándose importancia.

- ¿Quién falta?

- Bueno, aparte de Mary – siguió limpiándose la manga de su traje – falta el joven Luke.

Abrí los ojos. Era cierto. No estaba. Había desaparecido.


- ¿Y ahora qué? – dije, abriendo los brazos y dejándolos caer a los lados del cuerpo.

- Sea lo que sea que haya pasado – dijo Ashley, preocupada – debe estar con Mary – asintió con la cabeza, como para convencerse a sí misma. – Sí, eso debe ser.

- Oye, relájate ¿sí? – le dijo Sam, dándole ánimos pero en el fondo sabía que él estaba más preocupado que ella. Al fin y al cabo, se trataba de su mejor amigo.

- Lo encontraremos – dijo Luna, dando un paso al frente, decidida. – Haremos lo que haga falta – frunció apenas las cejas.

No sé por qué, pero en ese momento una oleada de orgullo me llenó por completo.

III. Moonlight Shadow: Survive the DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora