19. Como En Los Viejos Tiempos

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Al otro día, Chris entró en el departamento del hotel en el que nos hospedábamos, el hotel Distinctive.

- ¡Hola, Bobby! – lo saludó papá, con una sonrisa.

- ¿Bobby? – dije, confusa.

- Es el apodo que tu padre, muy amorosamente por cierto, me puso. ¿No es así, Jemmie?

- Así es. ¿Prefieres que te llame Chrissie?

- No gracias, Bobby está bien – y ambos profirieron sonoras carcajadas.

- ¿Bobby, Chrissie?

Mi padre, Chris y yo nos dimos vuelta. En el umbral, estaba...

- ¡Kylie! – dijeron mi padre y Chris al unísono. Kyle sonrió, y fue a su encuentro. Los tres se abrazaron, como en los buenos tiempos.

- ¡Qué alegría volverlos a ver! – dijo Chris.

- ¡Lo mismo digo! – dijo Jeremiah.

- Teniente Lightwood – me saludó Kyle, haciendo el saludo militar. Reí y lo imité.

- Teniente Matters. ¿Cómo ha estado su día?

- Oh, muy bien. Recién comienza, y ya creo que será uno muy bueno. ¿Y su madre, si es que puedo preguntar?

- Buenos días, Kylie.

Kyle sonrió y fue a saludar a mamá.

- ¡Amy Lynn! – se despegó del abrazo un poco. – Eso de que el lobo no envejece es verdad – papá carraspeó. Se dio vuelta. - ¿Celoso, lobo?

- Un poco, a decir verdad – sonrió y le guiñó el ojo. Acto seguido, se puso justo detrás de mamá y la tomó por la cintura. – Que ni se te ocurra – dijo, bromeando. Yo reí.

- Hablando de novios. ¿La pequeña Harley tiene novio? ¿Ya? – dijo Kyle.

- ¿A qué te refieres con ya? – me hice la enojada.

- Pues, no aparentas mucho. ¿Cuántos tienes, linda? ¿Trece? – papá rió muy fuertemente.

- Tengo veintidós – dije, con aires de suficiencia.

- No puedo creerlo. Cuánto tiempo ha pasado – me miró, orgulloso. Sonreí. - ¿Y, lobo Alfa? ¿Qué hay de su noviecito? – dijo poniendo énfasis en la última palabra. Papá sonrió.

- Creo que Sam es muy bueno. Ha estado en la familia por años, y ha sabido cuidar de Harley muy bien.

- Me parece perfecto. ¿Dónde está ahora?

- Durmiendo – dije, y sonreí. – Lo necesitaba.

- ¿El resto de la gente también?

- No – dijo Darius. – Buenos días, muchachos – dijo, solemnemente y todos le saludaron. Vestía un pijama a rayas grises y blancas con un gorro para dormir que hacía juego. No pude reprimir una sonrisa.

- ¿Qué hay de Shane? – me preguntó Chris. – Siempre pensé que el muchacho sería más duro con su hermana que el padre con su propia hija – Jeremiah sonrió y sacudió la cabeza.

- ¿Qué hay de qué? – dijo Shane, adormilado.

- Buenos días, lobo – lo saludé. Fue a mi encuentro y me abrazó. Yo era más baja que él, por lo que apoyé mi cabeza sobre su pecho mientras él restregaba su mano izquierda su ojo gris y con el otro brazo me abrazaba.

- ¿Qué piensas acerca de que Sam y Harley estén juntos? – preguntó Chris. Se encogió de hombros.

- Ya lo sabía, supongo. Cuando tenía 17 años, hace dos años atrás, las cosas se volvieron... algo extrañas. Cuando finalmente lo supe, me alegré – lo miré, asombrada y sonriente – porque él era el indicado para ella. Lo sabía. Prefiero a Sam antes que a cualquier otra persona. Y si Har es feliz, yo también lo soy – sonreí aún más y le di un beso en la mejilla. - ¡No! ¡Aparta! – dijo, entre risas.

- ¿Qué hay de ti? ¿Hay alguien en especial? – se sonrojó y dijo.

- No.

- Oh, vamos – dije, sonriente. – No voy a regañarte. Sólo me sentiré mal por un momento y luego lo aceptaré – rió y suspiró.

- Se llama Millie – se sonrojó aún más. – No es nadie, de verdad.

- ¿Están juntos?

- No.

- Oh, vamos – dijo Carrie, mi hermana mayor. Tenía la misma cara de dormida que Shane. – Si los he visto juntos. Vamos, lobo. Confiesa. Dile a tu hermana más grande lo que sucede entre ustedes dos – lo miré, expectante. Al cabo de un momento, confesó.

- Puede ser que hayamos salido un par de veces – di un gritito de la emoción. Sonrió. – Pero nada más. Lo juro.

- Mi pequeño crece tan rápido – lloré falsamente.

Todos rieron. Darius simuló vomitar.


- Entonces, esto queda así.

Toda mi familia, Darius, Sam, Ashley, Jenna, Luke, Chris y Kyle nos reunimos para discutir acerca de la próxima movida. No sabíamos qué clase de criatura era el payaso, por lo que debíamos investigar. Por la ventana, por primera vez en meses, la luna creciente entraba por la ventana, si no estaba tapada por nubes.

- Los que podemos ir a pelear lo haremos. Luna – papá la vio con tristeza. – No creo que estés lista para pelear. Sólo tienes 10 años.

- ¡Papá! – se quejó. – ¡Sé cuidarme sola!

- No, Luna. Lo siento, pero no queremos perderte. No de nuevo – dijo con pena mamá. La miré a Luna.

Entendía su pena. Cuando era más chica también quería ir a pelear con los míos pero mamá y papá no me dejaban. La abracé para consolarla.

- En vez de ir a pelear, te quedarás al cuidado de Matt y Damon – dijo papá. A los gemelos se les llenaron los ojos de ilusión.

- ¿Quedaremos a cargo? – preguntó Matt.

- Tienen catorce años – dijo mamá, encogiéndose de hombros. Los niños sonrieron.

- No los defraudaremos – dijo Damon.

- Sé que no – sonrió.

- Si quieres puedo quedarme – dijo Carrie. – Puedo llamar a mi novio para que pelee con ustedes.

- ¿Tienes novio? – preguntó Ashley, sonriente.

- Sí – asintió. – Tengo treinta y dos. Debería casarme a esta altura – reímos todos.

- Pues que tu novio quede a cargo de los niños – dijo papá. Los gemelos se enojaron. Todos reímos.

- ¿Y si les pasa algo? – dije.

- No pasará nada, lo juramos – dijo Damon.

- Sí. Si pasa algo, tenemos a los recepcionistas – dijo Matt.

- Está bien – accedió papá. – Pero nada de comer hasta tarde – los gemelos se quejaron. Reímos.

Solamente quedaba ir al circo y hablar con Baz, el testigo. Todos iríamos, y luego teníamos que ver qué demonios era esa criatura en cuestión. Esperábamos que sea tan solo un humano, pero no albergábamos muchas esperanzas.

III. Moonlight Shadow: Survive the DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora