Llegamos a la fiesta. Christian va demasiado sexy y aunque sé que no me va engañar me jode verlo rodeado de tantas chicas y verlo como le sonríe a todas y tontea con ellas. Miro alrededor buscando una salida, no puedo aguantar más de un minuto. Entonces veo la salida al patio. Salgo con paso decidido y sin mirar atrás. Por un momento escucho a Christian llamarme pero no me giro para comprobarlo, sé que habrá sido una imaginación mía.
En el patio no hay nadie, solo hay luces de todos los colores colgadas de una pared a otra. Saco mi paquete de tabaco y cojo un cigarro, sé que no debería de fumar. Pero no puedo evitarlo. Es parecido al sexo, una vez que lo pruebas no puedes parar.
Un chico entra al patio acompañado de una chica. Me quedo serio, mirándoles. Deseando de que se piren y me dejen tranquilo con mi vaso de vodka y mi cigarro.
—Que me dejes de una puta vez tía -grita el chico. Eres una pesada, ¿no te das cuenta que paso de ti?
La chica se queda sorprendida, le mira con desprecio y se larga.
El chico me mira y aparto la mirada.
—Que pesadas son algunas tías -me dice.
—Y que lo digas -contesto.
—Le he dicho como unas diez veces que paso de ella y no me soltaba el brazo. Hay algunas que están demasiado desesperadas. Y eso no me pone nada.
Sonrío sin darme cuenta, simplemente sonreí no se por qué.
—Ya sabes, a nosotros nos ponen otras cosas, ¿me entiendes?
—La verdad es que no -le contesto después de haber dado un trago a mi copa.
—A que a mi me pone que me la chupen como Spotify chupa la batería de mi móvil.
Rompo a reír.
—¿Por qué te ríes?
—El comentario me ha hecho muchísima gracia -le digo.
—Simplemente salió solo, tengo mi momentos.
—Benditos momentos -susurro.
—Oye, ¿tienes otro cigarro?
—Claro -le doy un cigarro.
Cuando viene a cogerlo, tropieza y se coloca delante de mí, se apoya en la pared y se queda mirándome.
—Lo siento... voy un poco borracho.
—No pasa nada -intento salir de esa situación pero el chico no se aparta.
—¿Estás incómodo?
—Un poco -susurro y no puedo evitar fijarme en sus labios, en su mandíbula perfecta, sus ojos verdes oscuros, su barba perfilada.
—No sabes lo que me ponen estas situaciones -me susurra.
No sé que decir ni hacer, solo sonrío como un idiota.
El chico se muerde el labio, y se va inclinando poco a poco hacia a mí, hasta que noto sus labios acariciando los míos de una forma dulce y suave. Luego se aparta despacio.
—Perdona, voy demasiado mal -susurra y se va.
No consigo reaccionar ni procesar lo que acaba de pasar. Solo puedo pensar en una cosa, en la erección tan descomunal que tengo. Me muerdo el labio y salgo del patio corriendo. Entro al baño, me la saco y comienzo a masturbarme pensando en el chico de antes hasta que acabo eyaculando en el suelo. Me apoyo en la pared, me muerdo el labio y salgo del baño.
Cuando salgo del baño toda la gente está corriendo de un lado para otro. Escucho algunos gritos, algunos ruidos poco comunes.
—No te quedes ahí, corre -me agarra un chico del antebrazo y me lleva con él.
Corremos por el largo y casi interminable pasillo. Bajamos las escaleras y salimos a la parte de atrás de la casa. No paramos de correr a lo largo del jardín. Llegamos a unas verjas.
—¡Mierda! -grita el chico y me doy cuenta que es el chico de antes.
—Vamos primero tú -me dice y me ayuda a saltar las verja.
Él retrocede un poco, para pillar velocidad y en seguida pasa al otro lado.
Me quedo mirándole sorprendido.
—La costumbre -me sonríe.
Me agarra de la muñeca y comenzamos a correr otra vez a lo largo de la calle.
—No queda nada para llegar a mi coche.
—¿Qué son esos ruidos? -pregunto.
—La poli, como nos pillen aquí estamos jodidos así que corre y no te pares.
Continuamos corriendo la calle a bajo. El chico se para en el coche negro que hay. Lo abre y se monta. Me monto en el sitio del copiloto.
—¿Que cojones está pasando? -pregunto.
—Esto es un recinto privado, si nos pillan aquí haciendo una fiesta se nos cae el pelo y no sé a ti pero a mi la poli me tiene manía.
—¿Por qué te tiene manía?
—Digamos que no soy un buen ciudadano.
—¿Me debería de preocupar?
—Yo diría que no, te estoy salvando el culo guapo -me guiña el ojo.
—Soy Will -susurro.
—Alex -me sonríe.
El teléfono de Alex comienza a sonar. Son varios mensajes seguidos uno tras otro sin parar.
—¿Puedes leerlos?
—Claro -susurro.
—¿Que dicen?
—Le han dicho a la poli que la fiesta fue idea tuya, el alcohol, las drogas, todo.
—Mierda -golpea el volante.
—También que te han visto con una chica menor de edad.
—Eso es mentira -grita muy enfadado.
—¿Que vas hacer? -pregunto.
—Irme de este pueblo.
—¿Y yo qué?
—Si le han dicho todo eso, te habrán metido a ti también.
—¿Cómo estas tan seguro?
—Porque así fue la primera vez que me pillaron. Me echaron las culpas de todo cuando yo no hice nada, solo acompañaba a un amigo. Aunque le di un botellazo a un gilipollas pero nada grave.
—Me estás acojonando.
—Soy un buen tío, ¿vale? Solo he tenido demasiada mala suerte. Y créeme soy el primero al que le jode de que te hayan metido en esto.
—¿Por qué te jode?
—Porque no tienes nada que ver, no tenía que haberme quedado en el patio.
—Yo me alegro de que te quedaras.
Alex me mira y sonríe.
—¿Te alegras de todo?
—Si te refieres al beso, sí también me alegro de eso.
—Siento haberte dejado empalmado.
—Me fui al baño a tocarme -susurro. No tenía que haber dicho eso -me muerdo el labio.
—Yo me fui a una esquina a tocarme también-me guiña un ojo.
Me muerdo el labio.
—¿Entonces, que dices si nos vamos de este pueblo?
—¿A dónde?
—A donde nos lleve la carretera -me sonríe.
—Me apunto -le guiño el ojo.Me despierto y miro a mi alrededor, estoy en el asiento de atrás tumbado. No sé que hago aquí. Me incorporo poco a poco. Bostezo. Y Alex me mira por el espejo.
—Buenos días bella durmiente -dice con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Qué hago aquí atrás?
—Pare en un local de veinticuatro horas para comprar, de pasó cambié la matrícula por si se la habían dado a la poli y ya que estaba te cogí y te puse ahí para que estuvieras más a gusto.
—¿También me arropaste?
—Ya te dije que era un buen tío.
—Parece ser que si, que eres un buen chico.
—¿Parece? -me mira sorprendido.
Le hago burla y él esboza una sonrisa.
—Toma bella durmiente -me entrega una bolsa llena de bollos, magdalenas y cruasanes. Luego me da un café.
—¿Cuándo has comprado todo esto?
—Mientras dormías -ríe.
—¿Dónde estamos?
—Estamos llegando a unos apartamentos que mis padres tienen en la playa.
—Uf playita que ganas -sonrío y le pego un bocado pequeño al bollo de crema.
Alex alarga su brazo hasta la guantera y saca una gafas de sol de madera, se la coloca y me sonríe.
—¿Preparado?
—¿Para qué?
—Para eso.
Miro por la ventana izquierda y veo todo el inmenso mar, de un azul claro precioso. Me quedo flipando, hacía tanto que no veía el mar que ya ni me acordaba de lo enorme y bonito que es.
—¿Sin palabras verdad?
—Más o menos.
—Espérate a ver las vistas desde el apartamento.
—Estoy deseando -sonrío.
Alex me devuelve la sonrisa.
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Tú, Yo & El Verano [Chicos Malos 3]
أدب المراهقينTras pasar lo que han pasado Chris y Will, ellos todavía tienen la esperanza de que estarán juntos y tienen el verano por delante para demostrarlo.