Frío

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T:

Un frío constante se aloja en mi espalda. Sube por mi espina dorsal y se instala en mi nuca.

Agota y me sofoca, aun así, no interfiero con que el frío se apodere de mi interior y convierta este cuerpo en una insignificante estatua de hielo.

Este frío se apoderó rápido de mí, mi corazón ya no solo es de piedra; sino que ahora es de piedra congelada. Sin embargo aun con todo esto mi cuerpo ya no tiembla, ni tirita; ya no siente.

He conseguido el equilibrio total; ya ni el frío ni el calor afecta mi alma desnuda. Pero aun debo tener cuidado, mi alma de hielo se puede quebrar, ya no es flexible como antes. O por lo menos ya no tanto.

-A.

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