El fin de semana volvió a llegar y decidí quedarme en casa para estudiar y para leer. O eso me creía yo, porque nada más abrir el libro sonó la puerta. Fui a abrir y quien estaba al otro lado era un sonriente y despreocupado Josh.
-Vamos.
-¿A dónde?- No sabía de qué me estaba hablando.
-Venga, no me obligues a usar cloroformo.- Me cogió de la mano y tiró de mí hacia fuera.
-Vale, pero espera a que coja las llaves.
-Vaaaleeee.- Dejó caer sus hombros y rodó los ojos.
Cerré la puerta con llave y me giré para verle.
-Vamos.- Le dije esta vez yo.
-¡Yuhuu!- Me volvió a agarrar la mano y me sacó de allí lo más rápido que yo podía permitirme ir, aunque él no paraba de tirar de mí.
-¿A dónde vamos?
-Lo verás cuando lleguemos, no preguntes.
-Vale.
Cuando empezamos a meternos en el bosque fue cuando empecé a preocuparme. Me pregunté si podría quitarle el cloroformo y usarlo contra él en caso de que intentase atacarme. "Puede que le venza. O quizá no, porque no sé dónde guarda el pañuelo. O quizá sí, porque seguramente lo tiene en el bolsillo. Pero él es más fuerte que yo. Creo que no lo voy a conseguir." Ese era mi plan magistral.
-Ya estamos aquí.- Dijo Josh sonriendo.
Miré a mi alrededor dejando de lado mis brillantes planes. Estábamos en una zona del bosque mucho más llana que el tramo por el que habíamos tenido que caminar para llegar hasta allí; los árboles tenían bastante separación entre ellos y en esos espacios había pequeños campos de diminutas flores amarillas. Era precioso, pero dejó de ser bonito en cuanto vi a ese insecto que tanto odio: la mariposa.
Puse cara de asco y fui hacia Josh.
-¿Qué hacemos aquí?
-¿Disfrutar de la tranquilidad?- Dijo como si fuese obvio, y es que lo era. Luego se tumbó boca arriba entre algunas de las flores con el Sol por encima de él.
-Yo no sé si voy a poder disfrutar de la tranquilidad.- Respondí sentándome a su lado.
Y entonces una mariposa se me acercó a la cara.
-¡Ahh!- Grité.- ¡Sal de mi cara, asquerosa!- Empecé a correr para alejarme de ella.
-Ay, Dios.- Dijo Josh. Se había sentado y me miraba con ojos entrecerrados.
Cuando la mariposa se fue volví a sentarme a su lado.
-¿Qué?
-Te dan miedo la mariposas.- Dijo con tono aburrido.
-Sí.- Dije yo con la cabeza gacha.
-Pues volvamos.- Se levantó.- Vamos a mi casa, tengo un regalo para ti. Era la alternativa por si la tenías alergia al polen. Me tendió la mano.
-Vale.- Cogí su mano y me levantó.
Íbamos caminando para salir del busque cuando...
-¡Iiiiii!
-¿Te ha pasado algo?- Le pregunté girándome hacia él.
-¡Mira!- Señaló horrorizado hacia una araña y salió corriendo hasta detrás de unos setos mientras le daban escalofríos y espasmos de asco.
-¿Por qué te vas? Si es muy mona.- Cogí a la araña, que era de tamaño medio.
-¿No te da asco?- Preguntó sorprendido.
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La Enfermedad de Cristal
Teen FictionY si... ¿tuvieses una enfermedad? Y si..., ¿más que una enfermedad, tú la sintieses como una maldición? Y si... ¿no quieres que nadie sepa que la tienes? Y si... ¿te murieses solo por hacer cosas humanas? Y si... ¿la enfermedad te impide ser del tod...