Ya tenía ocho meses y, ¡otra vez estaba sola! Me enteré, quizá demasiado pronto, de que los leopardos tenemos una vida muy solitaria. Creí que si llegaba a la edad adulta, estaría preparada para superar el futuro.
Como me aburría, pensé en entrenar sola. Aún me costaba escalar, con que busqué otra cosa para practicar; vi unas aves. Puse la postura de caza y fui hacia ellas, pensando, algo eufórica: "¡Voy a cazar! ¡Voy a cazar! ¡¡A por ellas!!" Fui con demasiada rapidez, entonces, las presas me vieron y huyeron. Y yo me quedé embobada al enterarme de aquel imprudente error que había cometido.
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Enseñanzas de los leopardos
AdventureDos leopardos hembra, de la reserva de Timbavati, narran sus respectivas experiencias desde que son pequeñas hasta su madurez: el coraje de sus madres para alimentarlas y protegerlas, el peligro que suponen otros depredadores, las aventuras de apren...