Capítulo Diez
Harriett estaba encantada con la noticia de que el marido de Dani iba por fin a sentar la
cabeza.
-Tiene que sentir algo por ti -le dijo a Dani, sonriendo-.
Me da igual lo que digas, ningún hombre llega a tanto sólo por una atracción puramente
fisica.
Dani se la quedó mirando con expresión pensativa. -En algunas cosas sigues siendo muy
ingenua -añadió Harriett con una maliciosa sonrisa-. Está loco por ti, lo que pasa es que
todavía no se ha dado cuenta.
Si fuera cierto... pensó Dani, rezando por que se realizara un milagro. Si le gustara el
trabajo que le ofrecía Apollo... Ni siquiera. irse a vivir a Chicago plantearía ningún
problema.
Harriett y Dave la irían a ver a menudo. Y ella podría volver a Greenville de vez en
cuando. Harriett sería la madrina, se dijo sonriendo.
Con la mente en Dutch y no en lo que estaba haciendo apoyó una escalera contra la pared
y se subió a coger un libro de un estante muy alto. Estaba a mitad de camino cuando
resbaló y cayó al suelo, dando un grito de terror.
-¡Oh,. Dios mío, el niño! -sollozó, cogiéndose el vientre.
-No pasa nada -le dijo Harriett rápidamente-. Llamaré a una ambulancia. ¡Túmbate y
quédate tranquila! ¿Te has hecho daño en algún sitio?
-¡No sé!
Harriett echó a correr al teléfono Dani se quedó tumbada en el suelo, llena de pánico,
«No, por favor, que no pierda a mi hijo». Cerró los ojos y las lágrimas rodaron por sus
mejillas mientras empezaba a sentir dolor en una pierna y en la espalda.
Los siguientes minutos fúeron una pesadilla. Llegó la ambulancia, los enfermeros la
colocaron en la camilla y la llevaron al hospital, a urgencias. Dani tenía tanto miedo a
perder el niño que casi no se dio cuenta de que Harriett no se apartaba de ella.
La examinó el médico de urgencia_,. pero no le dijo nada. Después empezaron a hacerle
exploraciones y análisis y por fin la llevaron a una habitación y la dejaron allí, temblando
de incertidumbre. El médico que la había atendido le explicó que, cuando tuvieran los
resultados de los análisis, la informarían.
Dani estuvo llorando sin parar. Harriett trató de calmada, pero fue inútil. Dani sentía
dolores en el vientre y creía que iba a perder el niño. Harriett le pidió un número de
teléfono para localizar a Dutch en Chicago. Dani le dio el número de l.D. y cerró los ojos.
Hubiera querido decir que no serviría de nada. Dutch iría, pero sólo porque se sentiría
obligado... y entonces se acordaría de otro tiempo, de otra mujer embarazada...
El doctor Carter llegó horas después, la echó una mirada y volvió a salir a pedir un
sedante. Entró otra vez, le cogió la mano' e hizo un gesto con la cabeza a Harriett para
que saliera.
-Al niño no le va a pasar nada -le dijo una vez que Harriett hubo salido Y a ti tampoco.
Así que ahora tranquilízate.
Dani dejó de llorar, aunque seguía teniendo los ojos húmedos y enrojecidos.
-¿Qué?
-El niño está bien -repitió el doctor Carter, guiñándole un ojo. Los niños son fuertes.
Están inmersos en un fluido que es una maravillosa protección. Tú tienes contusiones
aquí y allá, pero eso se cura. Te pondrás bien.
-Gracias a Dios -dijo Dani-. ¿Pero... y esos dolores que sentía en el vientre?
-Falsos dolores de parto. Unas cuantas punzadas es algo normal. Así que deja ya de
preocuparte, ¿quieres?
Entró una enfermera con una jeringa, pero antes de que pudiera acercarse a la cama, la
puerta se abrió de golpe y Dutch irrumpió en la habitación..
-¡Eric! -exclamó Dani.
Dutch tenía la cara enrojecida, como si hubiera corrido, y estaba casi sin aliento.
-¿Estás bien? -le preguntó con voz entrecortada, palpándola como si esperase encontrarle
algún miembro roto ¿Está bien el niño?
-Sí -murmuró Dani-, sí, Eric, estamos bien. Los dos. Lo único que pasa es que me caí de
la escalera y...
-Oh, Dios! -exclamó él, sentándose a su lado.
Dani se quedó anonadada al ver la expresión de sus ojos. Él la acarició con manos
temblorosas y escondió la cara en su cuello.
Dani le abrazó y empezó a acariciarle el pelo. Al notar algo húmedo' en el cuello, los ojos
se le llenaron de lágrimas también a ella.
-cariño -susurró, estrechando a Dutch contra sí.
Reía y lloraba a la vez. Ahora podía conquistar el mundo.
¡Podía hacer cualquier cosa! ¡Dutch la quería!
-El embarazo es también dificil para los padres -dijo el doctor Carter, quitándole la
jeringa a'la enfermera-. Quítese ese impermeable, joven
Él mismo le quitó el impermeable y la chaqueta y luego le subió la manga de la camisa,
todo ello sin que Dutch pareciera darse cuenta, y por último le puso la inyección.
-Dani, yo creo que ya no te hace falta el sedante, ¿no? -añadió con una sonrisa.
-No -murmuró ella.
quiero...
Dutch la hizo callar con sus labios. Luego levantó la cabeza y dijo
-J.D. fue a decirme que Harriett había telefoneado. Creí que me volvía loco. J.D. me
consiguió un pasaje de avión. Salí corriendo del aeropuerto y me subí al taxi de otra gente
ni si quiera sé cómo he llegado aquí.
La besó suavemente en la boca y prosiguió:
-Iba... iba a: telefonearte esta noche. Quería decirte que me gusta mucho el trabajo que
estoy haciendo, que he encontrado le una casa para nosotros... en la playa, con un patio
cercado. Será' estupendo para el niño. .
-Sí, cariño.
-:-Me daba tanto miedo lo que podía encontrarme aquí... -dijo él-. En lo único que podía
pensar era en que acababa de darme cuenta de lo que sentía realmente por ti, y en que de
pronto podía haber acabado. Otra vez me habría quedado solo.
-Mientras yo viva, no estarás nunca solo.
-Danielle, te quiero.
-Ya lo sé -dijo ella con una sonrisa de felicidad.
Dutch se rió también.
-Nunca lo había dicho. Pero no es difícil. Te quiero. -Yo también te quiero. ¡Ooohh...!
Dani se tocó la espalda y añadió:
-Tengo magulladuras en todas partes. ¡Esa absurda escalera!
-¡Se acabaron las escaleras!--replicó Dutch con firmeza-. Nos vamos a vivir a Chicago,
donde yo pueda cuidarte Harriett puede ir a vemos.
-¿Eso es lo que quieres de verdad?
-¿Cómo voy a cuidar de ti si estoy en otra parte del mundo? -dijo Dutch con voz cada vez
más somnolienta-. Además y soy demasiado viejo, Me gustan las nuevas técnicas de
adiestramiento que estoy aprendiendo. J.D. me contó que "cuando se casó con Gabby
descubrió que el matrimonio era más emocionante que esquivar balas. Creo que es cierto.
Miró el vientre de Dani y añadió
-Está bien, ¿verdad?
-Te voy a dar un hijo "murmuró ella, acariciándole la mejilla-. Un niño fuerte y sano.
Eso es lo que me ha dicho el médico.
-Os cuidaré a los dos --:-le aseguró Dutch con voz emocionada.
Dani le mordisqueó suavemente el labio inferior.
-y yo te cuidaré 'a ti en cuanto me den de alta -replicó en tono burlón.
Él se palpó la frente y exclamó:
-Dios mío, creo que necesito cuidados urgentemente. ¿Qué había en aquella inyección?
-Un sedante: Lo trajeron para mí, pero supongo que decidieron que te hacía más falta a ti.
-Me gustaría seguir hablando -dijo Dutch, sonriendo tristemente-, pero creo que es mejor
que me tumbe, un poco.
En ese' momento entró el doctor Carter acompañado de una enfermera. Traía una cama
vacía. El médico miró su reloj y le dijo a Dutch:
-Creo que ya está listo para utilizar esta cama. Acuéstese, futuro padre. Creo que podrá
dar una cabezada hasta la hora de comer. ¿Te sientes bien ahora, Dani? -añadió.
-De maravilla -repuso ella.
Sonrió con la seguridad de una mujer que se sabe profundamente amada...
ESTÁS LEYENDO
Serie Soldados De La Fortuna
RomansaSerie de soldados de la fortuna en un mismo libro todas las historias #1 Misterio pasado #2 unas locas vacaciones #3 enamorada #4 corazones secuestrados #5 un momento de locura #6 el último mercenario Ojo estas historias no son mías son de auto...