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El tal Alois Tranci fue un factor muy importante para que la venda que tenía en mis ojos desapareciera completamente.

- ¿a caso planeas que muera de la misma manera que Elizabeth? - fruncí el ceño, en ese momento mi cerebro se vió invadido por una sola pregunta, ¿papá tubo que ver con la muerte de mamá?, miré a mi espalda, y por la cara que había puesto mi padre, definitivamente no me gustaría la respuesta.

- ¿a qué se refiere? ¿Tienes algo que ver con que mi madre...? -

- no sólo eso - el rubio me interrumpió. No me atreví a mirarlo, si lo hacía lo más seguro es que terminara con mi puño en su rostro con su socarrona sonrisa - ¿se lo dices tú Ciel? Oh........¿Prefieres que yo lo haga?-

Nos vimos envueltos en un silencio sepulcral, el hombre del cual mi madre se enamoró se conservaba pasible, sereno. Lo que terminó por acabar con mi pasiencia.

- ¡¿qué demonios hiciste Ciel Phantomhive?! - mis ojos ardían por las lágrimas próximas, apreté mis puños al grado de poner mis nudillos blancos, papá simplemente enmarcó una ceja, ni él ni yo esperábamos mi reacción, estaba molesta, llena de rabia, preguntándome una cosa, ¿qué cosas no sé de mi padre? - ¡contesta maldita sea! - no obtuve respuesta.

- él, querida Isabella, es el culpable de que tu madre muriera - me giré a los otros dos tipos, enfoqué mis ojos a los suyos, en mi vida eh experimentado algo como en aquella ocasión, jamás he odiado tanto a alguien, como a él no.

- dijeron que la secuestraron - traté de escucharme firme, pasando por alto mi voz temblorosa.

- ¿y sabes cómo lo hicieron? si esta mansión es segura - fruncí el ceño, dándome cuenta de lo cierto, Alois volvió a sonreír - Ciel, tu papi - miró por detrás de mí, obviamente mirando a papá - la entregó a una secta como a tí, sólo que en esa ocasión no pudo llegar a tiempo...la espada de un sacerdote maldecido terminó perforando el corazón de tu madre -

Algo en mí cambió esa noche, no volvería a ser la misma. Esperé de pie atónita, procesando lo que acababa de decirme ese asqueroso demonio, mi propio padre había entregado a mi madre a una maldita secta, dejándola sufrir, dejándola morir. Con los ojos llenos de lágrimas, segada por la rabia, golpee el pecho de Ciel Phantomhive incontables veces, cada golpe con más fuerza descargando mi furia en él.

- ¡ella te amaba! ¡Siempre confió en que serías el hombre que deberías ser! ¡La dejaste morir maldito! - paré de golpear, mis ojos y los suyos atrapados en una lucha telepática. Dejé que la rabia en mi cuerpo actuara por mí, transformando el color verdoso de mis ojos en rojo sangre, dejando salir de mí cargas de energía destruyendo todo mi alrededor, a tal punto era mi furia que los demonios tuvieron que cubrirse las caras con sus brazos, no miré a mi progenitor, estaba más que claro, si se atrevía a hablarme lo mataría.

- tú - me dirigí al rubio - ¿de qué más no estoy enterada? - mi voz, a comparación de hace unos minutos, salió gruesa, ronca, cargada de odio.

- Sebastian....- mi cuerpo dejó de funcionar, y por un pequeño momento la rabia fue perturbada por la confusión - él, no ha vuelto ¿verdad? -

- ¿a qué quieres llegar? -

- complice, gracias a él Ciel pudo ser demonio, no hizo nada por salvar a tu madre.... -

Sin duda la sonrisa de aquel demonio será algo clavado en mi mente como abeja a la miel, por más tiempo que pase nunca desaparecerá, estará para torturarme.

- él se comió el alma de tu madre -
•••

Descargué mi ira en esos dos, no sé cómo salieron de la mansión vivos aquella noche, si mi padre salió con heridas que aún sicatrizan imagínense a esos estúpidos.

Después de enterarme de todo eso abandoné la mansión, me marché con tan sólo 12 años, confiada en que nadie me podría lastimar, no más de lo que ya estaba, mi madre había muerto a sabiendas de mi padre, y Sebastian......se había comido el alma de mamá... Desde que comencé una vida libre, sola, y como chica endemoniada, rechacé rotundamente la opción de alimentarme con almas, estaba y aún sigo estando empeñada a no ser como ellos, yo sería diferente, alguien de quien esté orgullosa mi mamá. Y así lo he hecho, sosteniendo a toda costa mi promesa. Solamente lastimo a todo aquel que me hiere, o lastima, sobreviviendo con alimentos humanos. Viendo por mí misma.

Hasta ahora no he vuelto a ver a mi progenitor, ni él me busca, ni yo lo busco, prefiero así las cosas, eh pensado demasiado en qué haré si él llegase a presentarse frente a mí, cosa bastante difícil, ya que no puedo imaginarme su cara sin querer asesinarle. Puede que sea rencorosa, pero lo que hizo no tiene perdón. Él nunca me quiso, me dejaría morir si se presentara la ocasión. Tal y como lo hizo con su esposa.
•••

Quince años, mi cumpleaños número 15, trabajaba, más bien me explotaban, varias horas de trabajo de camarera, siendo demonio no necesito trabajar en nada sólo de sirvienta y comer el alma de mi presa, pero como dije, no soy como todos ellos. Así que gano dinero para comprar lo necesario para alimentarme. Nunca ningún hombre llegó a tocarme, antes lo estampaba en la pared, y por eso terminé perdiendo mi primer empleo.

Debo ser franca, después de mi cumpleaños número seis, nunca volví a recibir un obsequio, me acostumbré a estar sola siempre, a no confiar en nadie.

Un modo muy duro, lo sé, pero con mi experiencia es más que suficiente.

La Hija de Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora