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 —Yoongi, ¿dónde estás? La cena ya está servida... —Tan pronto la mujer puso un pie en la recepción, su voz se quebró.

Ambos jóvenes quienes en silencio se miraban, mantenían a su alrededor un aura abrumadora. Sus aromas comenzaban a intensificarse por lo que la omega no tardó en reparar lo incómodo de la situación.

Yoongi no se percataba de cómo comenzaba a desprender su aroma en señal de lo tenso que se sentía, a lo contrario de JiHo, quien liberaba su aroma en reacción al encuentro del menor; su lobo estaba feliz de verle nuevamente. 

YoonAh no quería que su sobrino pasara por un mal momento (no de nuevo) por lo que con tacto y cuidado, se dirigió hacía el pelinegro, lo tomó del brazo y le acaricio ligeramente, debía calmar al joven y recordarle que no se encontraba solo, que estaba ella para él. 

—JiHo, vaya, no sabía que habías vuelto. —Dijo con voz serena y amable. El otro elevó la comisura de sus labios y asintió. 

—Volví ayer por la noche.

—Entiendo. Es bueno volver a verte, tu madre ya ha puesto la mesa, ¿nos acompañas? 

—Oh, cierto, yo...  —Observó de reojo al pelinegro, quien lucía más pálido de lo que acostumbraba, sus labios resecos temblaban. JiHo sintió la boca de su estómago contraerse, ¿tan malo era el volver a verse?— Lo siento, yo debo hacer algo, pero me alegró volver a verla y también a ti, Yoongi.

El nombrado esquivó la mirada del Alfa, escondiéndose detrás de su tía.

Parecía que habían vuelto al pasado, cuando recién se conocían, con la diferencia de que sabían quienes eran perfectamente, pero nuevamente, eran unos grandes desconocidos entre ellos. JiHo sonrió amargamente y continuó su camino dejando el paso libre al par de Omegas.

La mujer tomó de la mano a su sobrino, Yoongi caminaba a pasos tensos y duros. YoonAh se detuvo y miró al joven, su mano acunó la mejilla del menor y la acarició levemente. 

—Yoongi-ah ¿estás bien?  

—Lo estoy.

—Si no te sientes cómodo podemos irnos, yo en realidad no sabía que JiHo había vuelto.

—Tía, no se preocupe, sólo vayamos y comamos. Nunca hay que decir no a la carne gratis.  —Bromeó el pelinegro tratando de dispersar la preocupación de la Omega.

—Aigoo, tienes razón pero shhh.—Susurró al otro, provocando una espóradica carcajada en ambos. 

Siguieron caminando y antes de entrar al comedor, YoonAh se detuvo, su expresión lucía diferente, no era brillante como acostumbraba— Minmin... Simplemente relájate ¿sí? No pienses tanto las cosas, tal vez tú no lo notes, pero tu aroma...  

Stigma of the First Love   »тaegιĸooĸ«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora