Stigma of the First Love »тaegιĸooĸ«

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Bastó la voz del otro lado de la línea para que su pulso se desbordara, mientras que, su voz, aquella permanecía atascada en lo más profundo incapaz de resurgir.

La extraña mujer volvió a hablar.

—¿Hay alguien ahí? Responda.

YoonGi tragó, sus labios resecos se animaron a dar respuesta. Carraspeo y contestó —Woo JiHo, yo... ¿Podría hablar con él?

—El joven Woo por el momento se encuentra ausente, ¿quién le busca?

El omega mordía con nerviosismo su pulgar mientras su pie derecho tamborileaba ansioso sobre la brillante madera.

—Uhm, y-yo, Min... Min YoonGi —se atrevió a decir, soltando con ello un suspiro ahogado.

—¡Joven Min! Me disculpo por no haberle re... —La mujer no logró terminar la oración pues JiHo quién a penas entró a la sala fue capaz de escuchar el nombre evocado por aquella. El alfa no lo pensó dos veces cuando tomó la mano de la mujer pidiéndole así el teléfono, esta asintió y con una gentil sonrisa y una venía de por medio le dejó el aparato a su disposición, partiendo así a sus labores.

JiHo presionó sus labios, su voz profunda y algo preocupada irrumpió al otro lado de la línea. —¿YoonGi estás bien? ¿ocurre algo?

El omega sintió como su estómago se retorcía y en respuesta negó. Finalmente su voz sin titubeos salió disparada. —No, no lo estoy y antes de que hables, necesito que vengas aquí lo más pronto posible con alguna de las camionetas de tu padre, ¿entendido?

El omega dictó sin una pizca de duda, hace unos minutos hacer aquella llamada telefónica le hacía querer vomitar y esconderse, pero tal cosa se evaporó tan pronto oyó la voz del alfa.

—¿Camioneta? ¡¿Yoongi estás bien?! ¡¿te haz lastimado?! —Los nervios de JiHo parecían haberse desorbitado, tenía miedo de haber dejado al omega y que éste se estuviese herido.

—¡No seas un...! So-sólo apresúrate yo estoy bien —Dijo lo último en un susurro mientras bajaba el áparato y daba por terminada la mentada llamada.

Yoongi sentía unas fuertes punzadas expandiéndose sobre su pecho, sus labios comenzaban a perder color, pronto sentía su cabeza dar vueltas, haciendo que el vértigo se volviese más y más intenso. Cerró los ojos y tomó una gran bocanada de aire misma que fue expulsando poco a poco.

El malestar aún seguía presente, sin embargo el sabía que debía controlarse y mantenerse en calma a pesar de que claramente, estaba más que molesto y asustado.

Y tan obvio era, que hasta los cachorros no tardaron en notar el estado del omega, pues estos sin perder el tiempo se abalanzaron a YoonGi, restregando imperiosamente sus pequeños cuerpos con las piernas desnudas de este.