.~Aries x Ayato~.

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-Tranquila hija; sabes que nada malo va a pasarte, tu padre y yo estamos aquí- le dijiste a la pequeña de cabellos rojos que se encontraba asustada. Una gran y fuerte tormenta se desató hace algunas horas y la niña se negaba a tener que dormir sola.

-Pero mami por favor, quiero dormir con ustedes- dijo la pequeña en un tono aterrado.

-Rynoa, hazle caso a tu madre- dijo Ayato detrás de ti en el momento que un ruidoso trueno se escuchó.

Tu hija fue inmediatamente a esconderse entre tus brazos. Pudiste sentir como la niña temblaba notoriamente.

-¿Me cantas una canción para dormir?- te dijo la pequeña con miedo y voz temblorosa. Sonreíste ante su acto.

-Por supuesto que si, cariño- le respondiste a Rynoa, complaciente.

Comenzaste a cantar lentamente, meciendo a tu hija entre tus brazos. Tu voz era suave y calma, por lo que le resultó fácil a la pequeña caer rendida en tu regazo. Tu esposo admiraba la escena desde lejos, con asombro.

Acostaste lentamente a la pequeña en su cama y saliste de su habitación con paso ligero. Cerraste la puerta despacio.

-Bien, creo que al fin es nuestro turno de dormir- le dijiste a tu esposo, riendo levemente, y ambos se encaminaron hacia su habitación.

Ayato no dijo nada, solo se limitó a mirarte fijamente y seguirte.

Ambos llegaron y tú te pusiste a buscar tu pijama en el armario. Revolvías la ropa tratando de encontrar la seda blanca cuando en un momento escuchaste un sollozo ahogado.

Giraste en dirección a tu esposo quién llamó tu atención.

-Amor, ¿pasa algo?- preguntaste a Ayato. Él no respondió, ni siquiera emitió un solo movimiento.

Te acercaste lentamente hacia tu esposo, el cual se encontraba con la cabeza gacha. Te sentaste en la cama a su lado y arrimaste tu cabeza a la suya.

-Cielo...- tocaste su cara y apreciaste que se encontraba húmeda. Ayato repentinamente corrió tu mano, sin levantar la cabeza. -Estás... ¿llorando?- le preguntaste con obviedad.

-¿Q-qué dices?... Ore-Sama nunca llora- dijo con la voz entrecortada tratando de sonar con aires de superioridad.

-Sabes que puedes decirme lo que sea. No tengas miedo de contarme amor, yo te esc...- no te dejó terminar e inmediatamente se abalanzó hacia tu cuerpo, abrazandote.

Quedaste sorprendida por el acto del mayor, pero de igual manera le correspondiste el gesto.

-Gracias- quedaste tensa ante su respuesta. ¿Ayato agradeciendo? Esto es algo inusual.

-¿Por qué?- preguntaste aturdida. Él se separó inmediatamente de ti y te miró fijamente.

-Por como eres con Rynoa... siempre cuidas de ella y te encargas de que tenga todo lo que necesita. Solamente... estoy feliz de que nuestra pequeña tenga una madre como tú- hizo una pausa, se secó las lágrimas rápidamente- Verás... cuando yo era pequeño... nunca llegué a tener una verdadera madre. Cordelia... nunca se comportó como una- abriste los enormemente. Ayato nunca llegaba a hablar de Cordelia, ni siquiera con sus hermanos. Era un tema tabú para ellos.- Por eso... yo solo... bueno... tú sabes...- las palabras no le salían; tú solo sonreíste. Sabías lo difícil que era para Ayato expresarse. Lo abrazaste nuevamente y te acercaste a su oído.

-No tienes que agradecerme, sabes que siempre estaré ahí para nuestra hija... y para ti. Nunca me alejaré de su lado, por más que me lo pidan a gritos... yo los amo... demasiado- le dijiste en un susurro. Te separaste de él y se unieron en un tierno y largo beso.

Ambos sabían lo importante que era la familia para ustedes. Jamás se dejarían ir, ni entre ustedes, ni a su pequeña hija, porque se necesitaban; se necesitaban tanto que se asegurarían que nada pueda separarlos.

¡HOLA DIALOVERS! Al fin traje los one-shots que prometí hace más de un mes \:v/. Espero que les gusten mucho y, como ya dije, iré subiendo uno por semana. No tengo nada más para decir so...

Nos vemos en la siguiente actualización <3

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