Parte 3

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DOS AÑOS DESPUÉS

Era la clase de Ciencia, el profesor Jefferson comienza a pasar lista

-¿Teresa Agnes?- pregunta, pero la chica de cabello oscuro y ojos azules al final de la clase ni siquiera levanta la vista. Está demasiado concentrada en algo, o quizá está perdida en la nada.

-¿Teresa?- pregunta nuevamente al ver a la chica allí en el fondo pero sin estar realmente.

-¡Teresa!- grita y al fin la chica vuelve en sí y esconde la carta que había estado observando, aquella carta que había leído tantas veces que ya se sabía de memoria.

-¿Si?- pregunta levantando la mirada, aquella mirada que no había vuelto a ser la misma desde hace dos años. Sus ojos habían perdido ese brillo que tenían en el pasado. Ya no era la chica alegre que salía con sus amigos y se divertía. Ahora tenía cicatrices en sus brazos, de tiempos pasados, cuando él recién se había ido; ese fue su primer intento de olvidar, no sirvió, al menos no por mucho. Había parado de hacerlo cuando su madre vio sus brazos el primer verano; en su lugar, comenzó a beber, y a fumar de vez en cuando. Cada día que pasaba había hablado menos con sus amigos y ellos acabaron por alejarse; seguían sentándose con ella en el almuerzo pero ya no intentaban hacerla hablar ni la invitaban a salir a algún lado.

-Estoy pasando lista- dice y le sonríe tratando de que ella le sonría tomándoselo a broma. Todos los profesores habían notado el gran cambio en Teresa.

-Pues, aquí estoy- responde con una mueca

-Bien...- el profesor suspira y sigue pasando lista. Ella vuelve a perderse en la nada; hoy se cumplían dos años desde que él se había ido. Muchos recuerdos le vinieron a la mente, la mayoría de su infancia, y todos con él. Las lágrimas comienzan a escurrirse lentamente, toma sus cosas y sale de la clase rápidamente. Corre por los pasillos con las lágrimas saliendo sin resistencia. Sigue atravesando los pasillos hasta que choca con alguien y cae al piso.

-¿Estás bien?- pregunta dulcemente el muchacho con el que había tropezado

-Si- dice y hace un mínimo contacto visual con él –Adiós- añade, recoge sus cosas nuevamente y se marcha a paso rápido

El muchacho observa a aquella a la chica marcharse. Sus ojos lo habían dejado completamente hipnotizado. Eran de un azul profundo, de esos que te enamoran con solo mirarlos; pero estos se veían diferentes, tristes, como si no tuvieran nada por lo que sonreír o brillar desde hacía mucho tiempo.

Quitó la imagen de la chica de su mente y se dirigió a la oficina del director.




Corto si pero publicaré otro en unos minutos o mañana (promesa). Nos leemos en otro rato.


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