cuatro

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Los meses pasaron rápido para el original, su vida monótona y aburrida había quedado en el pasado. Ahora cada vez, todos los días, hacia una cosa diferente con Amitzil.


Ambos se llevaban ya demasiado bien, aunque tenían sus diferencias y sus torpes peleas que siempre terminaban en Amitzil golpeándolo y el riéndose de lo linda que se veía enfadada. Aunque nunca lo decía en voz alta.


 Le gustaba estar en donde estaba, le gustaba muchísimo ayudar a Amitzil con sus poderes, tener salidas torpes buscando información sobre su origen y a pesar de que sabía que no había nada sentimental de por medio, el sentía que sí.


―No quiero hacer esto, Amitzil ―pidió cuando la chica tiró de su mano para subir los últimos escalones que le faltan.


Esta sonrió grande, mirándolo con ojos brillantes. ―Vamos, tú eres el único con quien puedo hacer esto.


― ¿Y Damon y Klaus? Puedes hacerlo con alguno de ellos.


― No sería lo mismo, son unos viejitos amargados.


― Te recuerdo que soy mil años mayor, eso también me convierte en un viejito ―recordó tropezando en el último escalón―. No sé si pueda...


―Tú mismo acabas de decir que eres un vampiro de más de mil años ¿y no puedes deslizarte de un simple tobogán? ―burlona, lo soltó cuando llegan a la cima―. Eres una nenita.


― No soy una nenita, simplemente no me van bien los lugares tan cerrados y pequeños ―respondió―. Aparte es el tobogán más grande.


La vio rodar los ojos divertida cuando le aprieta la mano. ―Pero vas conmigo, yo te protegeré, princesa.


Él gruñó y Amitzil mueve las cejas volteándose para dedicarle una sonrisa al empleado que estaba en la entrada del tobogán deteniendo un inflable, está se sienta sin esperar, tirando de su brazos para que él se siente detrás suyo. Su pulso se acelera cuando la morena toma su otra mano y hace que se enrollen en su cintura desnuda y mojada, abrazándola.


―Venga, Kolderella ―le miró de reojo―. Todo va a estar bien.


Él creyó en ella, claro, pero no pudo evitar soltar ese grito nada masculino cuando el empleado empujo el inflable y el cual causó la risa escandalosa de la doppelganger.


Por cosas así era que me gustaba vivir junto a ella. No quería alejarse o irse de ahí, su hogar ya estaba en Londres con Amitzil, Aria, Rebekah y Damon.


Pero no contó que en la madrugada, en el décimo tercer cumpleaños de la adolescente, que su hermano lo  levantara a mitad de la madrugada obligándolo a guardar sus cosas en una maleta, porque se iban de ahí. Al principio pensó que regresaban a Nueva Orleans con Amitzil, así que hizo lo que Klaus demandó, guardando todas sus pertenencias en una pequeña maleta, canturreando una tonta canción que la morena le había enseñado. Pero justamente cuando caminaba por el pasillo, con su bolsa en la mano se detuvo al ver a Rebekah recostada contra el hombro de Damon dándole la espalda, supuso que estaba llorando por la cara tan perturbada del vampiro que la sostenía y a Klaus a con una mueca de lamento.


― ¿Qué pasa? ―lo primero que pasó por su cabeza fue el nombre de la morena―. ¿Le pasó algo a Amitzil?


Vio cómo su hermano negó con la cabeza acercándose a paso rápido hasta él, no sé molesto en mirar a otro lado que no fuera su cara.


―Ella está bien ―posó una mano en su hombro―. Nosotros tenemos que irnos y no vamos a volver en un muy largo tiempo, Kol.


― Eso no importa, ¿Amitzil viene con nosotros? ―sonrió de lado.


― No, tú no entiendes ―espetó―. Nosotros nos vamos, ella no. Y sé que no vas a querer hacerlo, Kol ―negó con la cabeza, apartando la mirada―. Enserio lo siento, hermano.


― Klaus, ¿qué estás diciendo?...


Sus palabras se atoraron en su garganta al sentir como su hermano lo toma con más fuera y sin premeditar sintió un pinchazo que empezó a quemarle todo el cuerpo. Soltó su bolso intentando buscar aire, intentando hacerse hacia atrás para alejar la estaca que le perfora el corazón. Pero no pudó.


Antes de cayera al suelo su mirada voló hacia Rebekah y se dio cuenta que su hermana no estaba llorando, ella igual tenía una estaca en el pecho.


Su último pensamiento antes de cerrar los ojos; se basó en Amitzil riendo mientras tiraba de su mano para subirse a ese tonto tobogán, diciéndole que todo va a estar bien.



Heaven ➳ [Kol Mikaelson, Efímero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora