siete

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Kol estaba empezando a desesperarse. ¿El motivo? Era finales diciembre y no había podido lograr un avance en permanecer de otra forma en el corazón de la doppelganger. Días como ese era cuando la tonta pregunta de siempre se repetía en su cabeza una y otra vez.


¿Por qué no podían estar juntos estando tan cerca? Y la respuesta le llegaba tan rápido como el sentimiento de pesadez a su corazón.


Él no era Klaus.


—Quita esa cara, Kol —Damon se dejó caer en el asiento de un costado.


Kol alzó la mirada de su bebida, mirándolo con ojos interrogantes.


—Te recuerdo que está es mi cara.


—Sabes que no hablo de eso -murmuró tomando una galleta del centro de la mesa—. Tienes que dejar esto para tu bien.


— ¿No se supone que tú me odias, Damon? —inquirió con la ceja alzada—. Lo que haga o no, no tiene que importarte.


—Me importa, porque si no lo recuerdas, estoy a cargo de esa chica –bisbiseó con obviedad—. Lo último que quiero es que tú termines con un corazón roto y haciendo alguna locura.


Kol resopló. —Como si realmente te importara o que hago. Lo único que quieres es que me aleje de ella, que desista y no haga nada.


Damon negó, mirándolo fijamente con pena y Kol quiso ir hacia e y sacarle los ojos con sus propias manos.


—Te equivocas, yo solo no quiero que Amitzil termine odiándote.


Se quedó en silencio. —No tienes que decirme las cosas, ¿sabes? Todos estos años se a lo que me he atenido.


—Tengo que, ya casi termina el plazo que le dio Lana a Klaus para ver a Amitzil, faltan seis meses para que se reencuentren —se echó hacia atrás en su silla—. Oh haces todo lo posible porque mi niña se enamore de ti o te alejas antes de que el momento llegue. Tienes dos opciones Kol —le dio una palmada en la espalda viendo como Amitzil camina hacia ellos—. Sé que no soy el único que sugiere que tomes la segunda.


Estuvo a punto de responder, pero la presencia de Amitzil llegando a la mesa hace que cierre la boca, aguantándose las ganas de estrellar su macizo puño en la cara de Damon antes de sacarle los ojos y dárselo a los perros.


—Hola, ustedes dos –dijo cuando llego hasta ellos–. ¿Qué hacen aquí?


—Me canse de estar bailando con Elena, ya sabes –se encogió de hombros—, soy viejo.


Amitzil alzo una ceja. —Pues hace un rato no te vi tan cansado mientras te restregabas contra ella —Kol ocultó una risita ante la cara de Damon—. Pero no importa, no es como si me gustaría seguir teni9endo esa imagen en la cabeza –se giró en su dirección—. ¿Y tú, guapo?

Heaven ➳ [Kol Mikaelson, Efímero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora