Heaven ➳ [Kol Mikaelson, Efímero]

diez

— ¡Amitzil!

El grito salió de su boca mientras abría la puerta del auto y salía corriendo, incluso antes de que pudiera procesar el nombre de la morena.

Se tiró al suelo manchando su pantalón de mezclilla, pero eso poco le podía importan teniendo en cuenta la situación en la que estaba. Estiro la mano para tomarle la cara y examinarla, sintiendo como el latido de su corazón incrementaba con demencia y preocupación.

—Hola, tú –murmuró regalándole una sonrisa muy pequeña y cansada.

La morena estaba recargada en uno de los tantísimos árboles de aquella pradera que frecuentaba en varias ocasiones, luciendo tan blanca como un papel mientras respiraba entrecortadamente e hileras de sangre se resbalaban desde su nariz.

—Joder, ¿qué demonios te pasó? –inquirió limpiándole la sangre con manos temblorosas. Su piel estaba a fría por el clima de pleno enero.

El día de Kol había empezado de lo más normal posible. Había salido de casa desde temprano porque tenía que resolver unos asuntos de Damon y no le había dado tiempo de ir a dejar a Amitzil a la escuela y aunque eso le fastidió porque no tuvo su ración visual de aquella morena que lo traía colgado de su dedo, no le quedó más de otra que hacer lo que su "amigo" le había dicho. Más por obligación que por voluntad propia.

Sin embargo, a lo largo de la estuvo tan ocupado que en ningún momento le prestó atención a su teléfono, sino hasta casi entrada la noche cuando iba en la carretera de regreso a casa, cansado y fastidiado por hacerla de recadero. Elena le había estado marcando a cada segundo y él no se molestó en contestarle, ignorando cada una de sus llamadas hasta que tuvo suficiente de su teléfono vibrando y le contestó haciendo una maniobra en el volante del carro para no chocar.

— ¿Qué quieres? –gruñó poniendo el teléfono en altavoz.

—Dime que Amitzil está contigo –la voz de Damon fue quien habló por el parlante, soñando tan tensa que le puso los pelos de punta en vez de la irritante voz de la doppelganger.

—Amitzil no está conmigo –respondió. Escuchó una maldición por parte del vampiro–. ¿Qué está pasando? ¿Dónde está Amitzil?

—No sabemos dónde está, Jaed llego diciendo que no la había visto en la escuela y pensó que estaba en casa, intentamos llamarle pero no contesta el teléfono.

— ¿Y hasta ahorita se te ocurre decirme? –es imposible que su voz sea casi un gruñido–. Ella tuvo que haber salido hace más de cinco horas de la escuela, Damon.

—Lo sé, te hemos estado llamando pero has ignorado cada una de nuestras llamadas –bisbiseó–. Bonnie está aquí y no la puede localizar por ningún lugar del maldito planeta.

Kol sintió como algo en su pecho se oprimía ante la idea de no volver a Amitzil y tuvo que orillarse en la carretera para no tener algún accidente y matar a alguien.