seis

1.2K 136 13
                                    

—Kol, enserio, si no te callas voy a volver a estrellarte contra el árbol –Amitzil le dijo un jueves de agosto en la mañana


Él, quien estaba sentado en los escalones del pórtico, se metió una paleta a la boca, levemente divertido.


—Dejaría de hablar si tú dijeras bien el hechizo y no tuviera que corregirte.


—No es tan fácil, baboso.


Rodó los ojos, —Lo sería si estudiarás la pronunciación.


—Se más de cincuenta idiomas, por si no lo notaste –dio un paso atrás cuando lo ve pararse y caminar hasta ella–. La pronunciación nunca fue un problema, el hechizo no sirve.


—Repítelo.


— ¿Qué cosa?


—El hechizo, Amitzil.


—No. Si no funcionó las primeras cien veces no va a funcionar la ciento uno.


—Deja de ser pesimista, cariño –le recriminó golpeándole levemente el hombro–. Desde que cumpliste diecisiete te has vuelto más amargada.


—Una vez Damon me dijo algo similar cuando cumplí quince –recordó cruzándose de brazos–. Al día siguiente amaneció con diarrea.


Kol hizo una mueca de asco. —Asqueroso.


—Eso mismo pienso yo cuando te me insinúas –se encogió de hombros.


Kol rio discretamente, bien, tal vez le era inevitable no insinuársele a la doppelganger, pero vamos, era una costumbre de siempre al igual que decirle a los tipos que la miran cuando salen que él era su novio. Le gustaba molestarla, ya que siempre se veía muy linda con el ceño fruncido, la nariz arrugada y los labios en una ligera mueca de asco. Le encanta verla así. Bueno, le encantaba verla la mayor parte del tiempo, que podría hacerle, la morena era hermosa.


—Yo sé que te gustó –la codeó pícaramente.


—Kol.


—Anda –le picó el brazo–. Admite que te mueres por mí.


Amitzil sonrió lentamente.


—Ya, para qué negarlo –sus labios se movieron hacia delante haciendo un lindo puchero, tomándolo por sorpresa, ella estiró la mano, quitándole la paleta para metérsela a la boca–. Tienes razón, me muero por ti. Ya no puedo ocultarlo más, Kol Mikaelson, te amo.


Kol parpadeo mientras veía como la morena lamia la propia paleta que él estaba comiendo, la que tenia de su saliva. Sabía que no habló con verdad, solo estaba jugando con él, pero al ver tal acción tan descarada y jodidamente exótica para sus ojos le estaba provocando un cosquilleo en la punta del estómago. Recordó una de las revistas que Aria compraba sobre los adolescentes, justamente un artículo donde decía que si alguien bebía del pico de tu botella de agua significaban besos indirectos, y joder, que Amitzil estuviera chupando su paleta no le hacía pensar precisamente en besos, por lo menos no en los besos que comúnmente se daban.

Heaven ➳ [Kol Mikaelson, Efímero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora