LOBOS SIN COLMILLOS »Y.M« ➳【Segunda Temporada】

➻ Capítulo 1

M.U.S.I.C ➻ JiMin [BTS] - Serendipity
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El cielo oscuro, las nubes de colores tristes que también son parte del paisaje, desdé la cima los observaba, con mirada fijamente hacia el alfa que corría hacía su omega cerca del hasta hora desconocido para el hombre pero lo que más lo sorprendió fue ver la cabeza tirada del demonio, de Lee JinKi, en la tierra del enorme campo sintió el frio correrle por las venas, cuando con su perfecta vista miro que la cabeza tenía los ojos abiertos, miedo fue los que sintió en ese instante, Volteó a ver a su líder.

_ Esta muerto, Lee JinKi ha muerto_ informó, mirando al alfa que ahora tenía como líder.

El hombre lo miró con una sonrisa ladina, una sonrisa que solo provoco en el más joven pedir por su vida sin razón alguna, el alfa asintió conforme con lo escuchado, en verdad que se sentía muy bien el oír que ya no tenía que lidiar con el maldito demonio, era un peso menos en sus hombros ahora si podía hacer correctamente y sin distracciones su gran regreso.

_ ¿atacamos, señor? Es nuestra oportunidad _preguntó y comento el menor de ambos alfas. El chico sabía que era una gran oportunidad para atacar, justamente ahora ellos estaban desprevenidos.

_No, hay que darles unas vacaciones a los pobres, quiero que piensen que todo ha acabado pero en realidad no es nada más que una mentirilla _ contesto mirando hacia el campo, sonrió aún más cuando el hombre con la capa se quitaba esta de su cuerpo dejando ver su hermoso rostro.

_pero están indefensos_ replico indignado ¿es que caso el alfa era ciego?

_claro que no lo están, y no, no soy ciego_respondió como si le hubiera leído la mente_ ¿No vez al lindo hombre que tenía la capa?_ asintió el menor sin comprender, el no veía al desconocido como una amenaza _ es Lee TaeMin._

_ ¿cómo? Pero el omega estaba muerto, yo mismo me encargué de que sucediera, es imposible_ contesto atónito, regreso su vista al chico, que ahora no tenía la capa, entonces lo vio sin duda era el omega Artemisa.

_si lo sé, aunque fue un asesinato pulcro y hacer que todos piensen que murió pariendo a su mocoso, de alguna manera regreso y se quien lo trajo..._

_la bruja_ respondió entre gruñidos bajos.

_exacto, vámonos, pronto estaré de regreso solo tomare tiempo para que ellos descansen y se preparen_ quiso salir rápidamente del ambiente el nuevo ¨Demonio¨.

_pero y su... ¿pareja?_ cuestionó con miedo en su voz, tenía miedo que cometer otra torpeza, desde que el alfa menor se había convertido en su mano derecha prácticamente sabía todo lo que su líder tenía que lidiar en su vida.

El alfa paró en seco. Respiro profundo y con la mira alzada sintió el leve aroma de su niña, si, el alfa ya consideraba suya a la tierna hija de los Jung. Solo tomaba fuerzas de donde pudiera encontrar para no correr y arrebatarles de los brazos a la hermosa niña de ojos grises. Siguió caminado con el joven atrás de él.

_ Nada, no pasara nada aun es una niña, apenas tiene siete meses pronto para los ocho, solo..._ volvió a respirar sonoramente no quería que nadie respirara el mismo aire que el de su omega, posesivo, un alfa muy posesivo_ solo dejaré que crezca bien después veré que hacer_

El muchacho asintió no tan convencido, pero dejo el tema ahí hasta que fuese necesario volver a tocarlo, y convertidos en sus lobos se fueron abandonando todo a su paso, debían comenzar desde el primer suspiró y gota de sangre para poder avanzar y ser los siguientes, hijos de Ceo.

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· Un año después...

Nuestro amor, nuestro amor me convierte en un ser completamente salvaje, cada día mas adicto a tu aroma, obsesionado con tu cuerpo, encaprichado con tu voz, y tu mirada aquella me lleva al delirio cada que se acaricia con la mía de una manera tan satisfactoria, nuestro ritmo cardiaco corriendo a la misma velocidad, tan sincronizado, me está volviendo demente, la manera en su pequeñas manos rozan con mi piel hace que me estremezca en tus brazos y me duerma de la misma forma que nuestro diminuto fruto, nuestro fruto, creado por el amor más sincero, tuyo y mío, aquel hermoso regalo divino que nos otorgó para cuidarlo y amarlo para y por siempre.