Capítulo 13- Estoy Roto.

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{...14 de noviembre, 11:30 AM}

En una mañana como esta la alarma del despertador era lo único que podía despertarme, no tenía energías como para mover mi cuerpo, estaba literalmente destrozado sobre la cama completamente desnudo, tenía sueño, mi cuerpo pesaba y mis músculos me fallaban en muchas ocasiones, sabía que luego de una intensa noche de placer sin límites terminaría de esta forma, sólo que no me esperaba tener tal dolor en la cadera, no lo he hecho en mucho tiempo, pero tampoco es como para que me doliera tanto la parte baja de mi espalda, no pienso volver a tener sexo dentro de esta semana, lo prometo, o por lo menos dentro de tres días aproximadamente. Me sentía tan agotado y sin energías que podía prometer no volver a tener sexo ¡en la vida! Sólo que más tarde al pensar bien y con más detalle recordé que la noche había sido merecedora de tener mi cuerpo hecho un desastre, mereció la pena cada minuto que pasé gimiendo a voces su nombre mientras él me daba como yo le pedía, fue una noche muy placentera, aunque ahora tenga el cuerpo destrozado.

Me resultó muy difícil llegar al baño, mis piernas temblaban con cada paso que daba y notaba mis piernas un poco más separadas, se me pasaría muy pronto, pero ahora parecía más problemático al justamente tener una reunión con negociantes importantes, no puedo permitir que se lleven una mala imagen de mí, de todas formas no nos conocemos, he hablado con algunos por teléfono, sin embargo, es completamente diferente el hecho de tener a esos hombres delante de mí; Debía estar muy limpio, no podía seguir oliendo a sexo, por ello preparé un baño de tina con jabones aromáticos que me gustaban a simple vista, la fragancia era bastante buena por esa única razón me tardé, además que no era del todo mi culpa, William se corrió varias veces dentro de mí por lo que debía limpiarme bastante bien, no me quejaba, pero cuando vas retrasado al trabajo, te jode un poco.

Lo bueno de demorar en mi baño de tina con fragancias aromáticas era el cambio que tenía mi cuerpo al salir de la tina, ya no lo sentía tan pesado, o por lo menos no tanto como antes, ahora sólo me dolía la cadera al caminar y sobre todo al sentarme, me vestí de manera elegante, puse un reloj en mi muñeca, quité las sabanas de la cama dejándolas en el cesto de ropa sucia que las encargadas de la limpieza retirarían más tarde y me fui a la oficina en un taxi que aguardaba pacientemente por mí.

No tenía tiempo para desayunar, sé que William se enfadaría un poco por no desayunar antes de salir al trabajo, pero él tenía la culpa por atrasar mi alarma varias horas más tarde, por una parte, se lo agradecía de todo corazón, aunque viéndolo desde otro punto, me habría gustado despertar más temprano para llegar temprano al trabajo, además no sé cómo es la empresa de París, sólo me dejo guiar por el chofer que William había enviado en mi búsqueda. Como soy un hombre ocupado y con el tiempo en su contra, me fui todo el camino respondiendo E-mail por ello no vi el camino, no estaba conociendo la ciudad del todo, sólo estaba metido en el trabajo con un dolor de cadera para variar, pero con una sonrisa en mis labios al sentirme feliz.

–Ya llegamos señor– avisó mi chofer abriéndome la puerta, miré el edificio con asombro al ser espectacular, no tardé mucho tiempo en bajarme por culpa de que quería ver las vistas desde lo alto, pedí mi tarjeta de acceso con mi identificación para subir a la oficina de William; viendo al subir en el ascensor la hermosa ciudad en la que me encontraba, el ascensor tenía un fuerte cristal que permitía ver toda la ciudad al subir y sin quebrarse.

Al bajarme del ascensor noté que no se diferenciaba mucho el último piso con lo que yo estaba acostumbrado, no era un gran cambio, lo más significativo quizás eran las vistas, eso sin duda me acompañaba por donde quiero que yo caminara.

–Buenos días, señor– se puso de pie la secretaria al verme llegar, su acento era bastante llamativo al ser francesa y hablar español.

–Buenos días–saludé de forma amigable, la chica parecía asustada, de seguro William ha tenido algo que ver, aun no entiendo como es capaz de espantar a sus secretarias– ¿dónde está el señor Walker?– la chica miró en dirección a una oficina de puertas de vidrio que dirigían a una puerta majestuosa–No hace falta que me respondas, ya me di cuenta– le dije con una sonrisa tratando de ser bueno con ella, ella me sonrió más relajada sentándose otra vez en su lugar mientras yo me dirigía a la oficina del culpable de sentirme roto por dentro, toqué la puerta con golpes suaves creyendo que estaría con alguien dentro, aunque no terminó siendo así.

Es Complicado {Temática Gay}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora