¡Ejecutor!

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En el borde exterior del reino de Fallatia, nuestros héroes habían ido a pedir ayuda a Luke Draxos. Sin embargo, uno de los Cuatro Pilares de Fianna, Reagard Lockhed, apareció frente a ellos para interceptarlos.

—Ustedes han ocasionado demasiados problemas al reino. Y aunque son fuertes, no parece que vayan a querer unirse a las fuerzas de Aitor-sama. Por eso he venido aquí para contenerlos.—Mencionó con un tono frío y despiadado aquel hombre de larga cabellera plateada.

—No creas que vamos a detenernos sólo porque estás aquí.—Rock Coldbear se mostraba rudo ante el "hombre de plata".

Pero éste no respondió ni hizo gesto alguno. Sus profundos ojos no se despegaban del grupo reunido frente a él.

—Mocoso...no sé si deberíamos ser tan imprudentes.—Rossette susurró. Su cuerpo se mostraba temeroso por el imponente guerrero de armadura brillante.

—Percibo demasiada hostilidad de su parte. Incluso la tierra tiembla por su presencia.—Azuma respondió con el ceño arrugado .

—Por eso mismo, Azuma-san. Su hostilidad ya nos advierte que debemos atacarlo...¡Antes de que él nos ataque a nosotros!— Con un grito de batalla, el joven Coldbear arremetió contra el enemigo sin previo aviso.

No obstante, Reagard simplemente ladeó su cuerpo evitando el puño del muchacho. Después, desenrollando la cadena de su brazo derecho, lo tomó con el metálico objeto poniéndolo alrededor de la cintura del contrario, elevándolo y luego azotándolo boca abajo contra el arenoso suelo.

—¡Demonios, mocoso!—Gritó Rossette, quien de inmediato se atavió con la armadura hecha de hojas, ramas y raíces que le daba fortaleza dada la ausencia de vegetación en el paisaje.

Pero antes de que siquiera la muchacha pudiese hacer algo más, el soldado de cabello plateado liberó a Rock y arremetió contra la chica. En ese instante un duro pilar de tierra emergió del suelo para bloquear el ataque, había sido obra del pelirrojo Azuma.

—¡Muchas gracias, Azuma-san!—Mencionó la chica de cabello castaño con la voz agitada. Sabía que de no haber sido por el Elemental, habría sido tomada por el enemigo sin siquiera poder resistirse.

Aunque la felicidad no le duraría mucho, pues el guerrero de Fianna rompió el obstáculo con sus cadenas, atravesándolo por en medio y volviéndolo añicos.

—No puedo creer que haya alguien que pueda romper mis pilastras con tanta facilidad.—Azuma comenzaba a ponerse nervioso.

Rossette no perdió el tiempo. Extendió su mano derecha hacia adelante y soltó un torrente de pétalos contra el adversario.

—¡Petalia!—Fue su conjuro.

—Eso no va a detenerme— Reagard ni siquiera se movió de su sitio, las cadenas de ambos brazos se extendieron aún más, y a manera de látigos comenzaron a golpear todos los miles de pétalos a una velocidad inconcebible.

—Esto no puede estar pasando—La joven guerrera estaba atónita de que un hombre tuviese la capacidad para frenar de aquella manera un ataque de múltiples elementos como lo era Petalia.

—¡Aún no termino!.— Mientras Rossette mantenía su ataque, Azuma dio un fuerte pisotón en el suelo que hizo que éste temblara.

El movimiento de la tierra desequilibró ligeramente a Reagard, aunque no por eso dejó de defenderse de la técnica de la joven Rossette. Sin embargo el pelirrojo todavía no concluía sus movimientos, pues en cuanto vio el tembloroso cuerpo de Lockhed, el fortachón apoyó su mano derecha en el piso, con lo cual brotaron cinco columnas alrededor del enemigo, encerrándolo como si estuviese en una jaula de roca.

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