Gaia

El esfuerzo final

Reagard Lockhed, quien había sufrido múltiples ataques y técnicas devastadoras por parte de Rock y los demás, volvió a ponerse de pie. Mantenía inmovilizado a Drake, el draconiano perteneciente al difunto Luke, por medio de una reluciente y enorme cadena de negro acero. No parecía costarle trabajo mantener sometido al enorme reptil alado, pues simplemente empleaba un brazo para sostener la gigantesca atadura. Por todo su cuerpo apareció un peculiar traje protector hecho a base de eslabones del mismo color que la cadena con la que sostenía al animal.

Rock seguía intentando liberar a Drake desesperadamente jalando la cadena, tratando de congelarla para romperla, golpeándola con los puños, pero todo era completamente inútil. Cuando se dio cuenta de que sus esfuerzos no estaban teniendo resultados, devolvió la mirada enfurecida hacia el enemigo, quien permanecía sin realizar aún ningún otro movimiento; simplemente mantenía un gesto hostil hacia aquellos que lo habían lastimado.

—¡Suéltalo de una vez!— Gritó Rock al tiempo que corría enfurecido hacia Reagard, preparando su puño para un ataque desesperado.

—Es inútil. Aquí terminan sus vidas—. Contestó con tono profundo el guerrero de largos cabellos plateados, moviendo velozmente su brazo izquierdo hacia Rock, del cual se desprendió parte de la armadura a manera de múltiples cadenas negras de tamaño normal, golpeando al muchacho como si se trataran de látigos, enviándolo de nuevo al punto de partida.

—¡Mocoso!— Rossette gritó angustiada al ver cómo su compañero era derribado sin ningún problema.

Reagard giró la cabeza ligeramente hacia la chica al escuchar su grito, golpeándola enseguida con la misma táctica utilizada con Rock. Casi al mismo tiempo, tratando de responder, Azuma y Elisabeth se pusieron en posición de ataque, pero la movida del pilar de Fianna fue mucho más rápida, golpeando a la doctora y tomando al fortachón con cuatro cadenas para elevarlo e inmediatamente azotarlo, hundiéndolo de cabeza en la tierra.

—Ya no debería jugar con ustedes...Pero no me sentiré satisfecho hasta hacerlos pagar por esta humillación— Pese a lo "tranquilo" de su porte, Reagard realmente estaba molesto con el grupo de guerreros.

<<Imposible... ¿Acaso es inmortal? No recuerdo que Aitor me pidiera algo para fortalecer a los Pilares... ¿Son tan espantosamente poderosos?>> Elisabeth Eigner, apoyada sobre la tierra y con sangre escurriéndole por la comisura izquierda de la boca no dejaba de observar a Reagard.

Fue entonces que el de cabellos plateados observó de reojo una vez más a la científica, moviendo ligeramente su figura hacia la dirección de ésta. No obstante, seguía sin avanzar ni un solo paso, simplemente giraba su cuerpo muy sutilmente.

—Repito, Dra. Eigner, que usted será la primera en irse de este mundo. Pensar que Su Majestad tenía tanta confianza en su persona, le dio asilo político y un puesto importante... me repugna su simple presencia— Mencionó Reagard, apuntando con sus cadenas del brazo izquierdo una vez más hacia Elisabeth.

<<Diablos, estoy agotada. Aún no me acostumbro al potenciador, no tengo energía para un segundo ataque da la misma magnitud...Pero...no se ha movido de su posición...tal vez...>> Elisabeth Eigner seguía observando al enemigo, manteniendo los ojos firmes en lo que aquél había hecho desde que tomó a Drake con la gigantesca cadena que sostenía con la mano derecha.

—Je...— De pronto, la mujer de negros cabellos, soltó una leve risa retadora, mientras iba poniéndose de pie— Yo ya estaba condenada desde hace mucho tiempo. Incluso desde antes de hacer un trato con el imbécil de Aitor Fianna.

—¿Qué estás diciendo...?— Reagard parecía haberse molestado tras el comentario de la fémina.

—Lo que oíste... No me importa si pierdo la vida aquí... ¡Pero no moriré como una perra de Aitor Fianna! ¡Pondré de mi parte para que él y su reino comiencen a desmoronarse!— Gritó Elisabeth, mientras iba generando en su mano recubierta una esfera de energía eléctrica de un tamaño poco mayor al de una bola de beisbol.