No me dejes sola

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-¡Miley! –grito al verla alejándose entre la maleza de los árboles -¡Miley, vuelve!
Corrió tan fuerte como pudo, víctima de esos ataques de adrenalina que te poseen cuando alguien que quieres está en peligro y en pocos segundos sintió casi como si sus pies no tocaran el piso.

La zona de las cabañas era privada pero aun así había límites para cada choza y si Miley entraba en otra casa podría encontrarse con perros guardianes, animales salvajes o algún psicópata que le quisiera hacer daño.

No permitiría que la tocaran.

Siguió corriendo hasta que su corazón ya no pudo más, sorprendentemente quedó justo en frente de la barda que separaba el terreno del otro ¿Miley la habría cruzado?

Sí, lo que ella quería era escapar de él.

-¡¿Miley, dónde estás?! –gritó, escuchando unos ladridos salvajes responderle y después un grito, el grito de Miley.

Saltó la barda, importándole poco los problemas en que se podía meter, tenía que salvarla.
La vio a pocos metros tirada sobre la tierra y divisó más lejos una sombra corriendo hacía ella, acercándosele.

-¡Miley! –ella voltea lentamente y entonces él se da cuenta de sus ojos vidriosos e hinchados, su nariz y mejillas rojas y su maquillaje corrido, estaba llorando.

La había hecho llorar.

Llegó a su lado y la abrazó fuertemente.

-¿Qué te ah pasado, princesa?

-Creo que me torcí el tobillo –tiembla entre sus brazos, mientras ambos sienten los pasos acercase más.

-No voy a dejar que nadie te haga daño –le dice.

-De eso te encargas tu solo ¿verdad? No necesitas de nadie para hacerme sentir miserable.

Algo dentro de Justin da un buen tirón, como si le estuvieran machacando el corazón y el sentimiento de culpa lo consume entero, provocándole ganas de llorar también.- Miley...

-¿Quiénes son ustedes, y que hacen en mi territorio? Este es un espacio privado, tienen suerte que los perros tuvieran cadenas –el hombre frente a ellos miraba con odio a Justin, era mucho más bajo que él… pero si se lo proponía podía matarlo a golpes.

-Lo siento señor, yo… yo me perdí y mi esposa solo estaba acompañándome, pensé que podría pedirle indicaciones, pero ella –la volteó a ver, ella lo miraba con los ojos muy abiertos.- ella se ha torcido el pie.

-Llamaría a la policía si no fuera por la muchacha ¿Cuántos años tienes pequeña, 20?-le preguntó a Miley, luego habló con Justin- Más vale que no la traiga por la fuerza ¿Le has hecho daño? -Miley negó con la cabeza rápidamente.- Puedes decirme la verdad, no temas.

-Tengo 25 años, señor –musitó bajito- Derek es mi esposo y todo lo que le ah dicho es verdad, estábamos buscando ayuda y yo me eh torcido el pie.

-Bien –dijo, luego se dirigió al rubio - No te quiero volver a ver aquí ¿entendido?

Asintió e intentó ayudar a Miley a ponerse de pie, pero ella lanzó un gemido e instintamente se llevó la mano al tobillo.

-Me duele –chilló.

-Está bien, relájate –tocó su piel buscando alguna parte rota, pero no había- Gracias a Dios el hueso no está roto, pero debes descansar unos días al menos.

Tomó su cintura y después sus piernas y la cargó tal y como a un bebé.

Se alejaron a paso lento, mientras Justin veía como ella todavía contenía algunas lagrimas, nunca le había gustado ver a las mujeres llorar, mucho menos cuando él provocaba las lagrimas… Miley no merecía todo esto que había pasado.

Después de entrar a la cabaña, Bieber subió las escaleras y la dejó sobre la cama.

-Voy a traerte un poco de hielo, hermosa –se estaba alejando cuando ella tomó su mano.

-No me dejes sola –susurró con la voz quebrada.

-Solo voy a bajar a la cocina, nena.

-No necesito el hielo, quédate aquí conmigo.

Él se puso de rodillas al lado de ella y besó su mano.

-Perdóname –murmuro con la mirada baja.

-Derek…

-¿Sí?

-Mírame –el subió la cara, conectando sus ojos con los de ella, que aún se encontraban húmedos.- Cuando amas a alguien, perdonas todos sus errores.

-¿todos? –repitió él, imaginando en un futuro ¿Ella lo perdonaría cuando le dijera que le había mentido? ¿Que era Justin, no Derek?

-Cada uno de ellos ¿Me perdonas por haberte dicho que te odiaba?

Él sonrió, la chica era una ternura.

-Oh preciosa –gimió conteniendo un sollozo-No tengo nada que perdonarte.

Subió encima de ella empezando a besarla y acariciando su cuerpo mientras apartaban sus ropas instantáneamente, entregándose y fundiéndose el uno con el otro…

Y aca ay otro capitulo chicas :D
ahora si ya podre subir más capitulos, ya no tengo nada que hacer asi que subire más capitulos:)

parece que Justin ya se esta enamorando de Miley*-* chan chan chan jaja:)

El farsante (Miley Cyrus & Justin Bieber) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora