Estará bien

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Miley empieza a sollozar fuerte y esconde la cara entre sus brazos al escuchar un quejido de parte de Justin, pero no se atreve a mirar, teme que si lo hace vea el cuerpo de su prometido tirado en el suelo, con la mirada perdida y sangre emanando de alguna parte vital en su organismo.

-¿¡Qué mierda fue eso Olive?! –escucha y no puede creer que sea su voz.

-Fue una prueba de que no estoy jugando. La pistola está cargada.

Miley levanta la mirada con los ojos hinchados de lágrimas; parte por el golpe y parte por el hecho de que creyó que su novio agonizaba muerto. Pero no, Justin sigue recto con los hombros derechos demostrándole a Olive que no le teme, pero cuando le da una mirada a Miley su fuerza se descompone tantito y Olive nota eso.

-Ella es el punto ¿no? Ella es tú punto débil.

El rubio hace un leve movimiento afirmativo con la cabeza, Miley lo ve cansado, pero recobra un poco de vida cuando escucha las sirenas de los coches. Y se arriesga a deslizarse en un salto junto a Miley cubriéndola con su cuerpo, cuando por fin la siente contra su espalda da un suspiro y le toma la mano acariciándola, tratando de calmar a Miley. Algo le raspa el dedo y se da cuenta que ha estado pasando la palma sobre el anillo de compromiso que le dio apenas hace algunos días.

Iban a estar bien, iban a salir vivos, vivos para poder casarse y ser felices. Las sirenas cada vez sonaban más cerca.

-¿Q-qué pa-p-pasó? –tartamudeó ella en su oído. Había escuchado como Olive le disparaba a Justin y ahora él estaba ahí, vivo, fuerte, protegiéndola.

-El disparo fue al aire, nena. No estoy herido –susurró- ¿tú estás bien? Los niños...

-Me duele –dijo.Tomo sus manos y las puso en su vientre, patadas, patadas y más patadas. Ellos tenían miedo, él tenía miedo, Miley también. Pero es cuando los autos policiacos doblan en la esquina y Olive estalla en furia.

-Ya no más jueguitos, Miley –murmura sin ninguna vacilación.- Es todo o nada, es vida o muerte.

Todo es rápido pero en la vista de Miley pasa como en cámara lenta.

La bala sale disparada del arma, provocando ese sonido tan no-familiar y terrorífico que hace que los huesos de Miley tiemblen, iba a morir.Empezó una plegaria mental, y una pregunta rondó por su cerebro, ¿Qué pensaban sus padres mientras caían del avión? ¿Qué pasaba por sus mentes? ¿Ella, John, Thomas, Charlie? ¿Acaso habían pensado en los cuatro hijos que dejaban? En ese momento lo único que pasaba por la mente de ella era Justin y sus bebés, ¡Olive iba a matarla a ella y a sus hijos!

Pero siente el cuerpo de Justin apretarla, y luego una sombra un poco más allá. El terreno empieza a llenarse de policías que con velocidad inmovilizan a Olive y la esposan, ella grita con fuerzas un nombre pero a Miley le punza la cabeza y los oídos y no puede identificar nada bien.

Sabe que está viva, sabe que sus hijos están bien. Pero ya no siente el calor de Justin a su lado. Alguien se había entrometido para salvarla, alguien había recibido la bala por ella.

Cierra los ojos con fuerza, pidiéndose calma y atención.

Capta rápidamente un gemido alto, y ve el cuerpo tirado en el suelo con un charco de sangre formándose a su alrededor.Tal como lo había imaginado antes.

-¡No! –chilla y con pocas fuerzas logra levantarse, se siente mareada.

Un paramédico se acerca como otros tantos lo hacen unos metros más allá con el herido. Pero no se lo pueden llevar sin que ella hable antes con él.

-¡Suéltenme! ¡No! ¡Necesito saber si él va a estar bien! ¡Yo no quería eso! ¡¿Ves lo que provocaste, Miley?! –los bramidos de Olive ahora son más claros, se retuerce con rudeza entre los brazos de dos policías gritándole vulgaridades a Miley que está perdida en sus pensamientos.

No le importa lo que Olive le grite, debe estar en shock. Dispararle a Bieber nunca había sido su plan.

-¿Señorita se encuentra bien? Venga con nosotros, necesitamos revisarla. –el paramédico le repite la misma oración por segunda vez.

-Necesito verlo.

-Es tarde –sí, lo es. La ambulancia ya está en dirección hacia el hospital y ella sigue ahí, estática.-¿Señorita? Por favor, de verdad es necesario. Hágalo por sus hijos, esto puede afectarlos.

Intenta dar un pequeño paso, pero la fragilidad de sus piernas es demasiada y sus rodillas se doblan, una enferma llega a ayudar y pronto está rodeada de gente, revisando los golpes en su vientre, piernas y brazos.

Y aunque le importa saber si sus hijos están bien, no puede poner atención. En lo único que piensa es en el cuerpo del rubio en una camilla, con los ojos cerrados y la boca chueca por el dolor que debe estar sintiendo. Solo puede imaginar que deben estar extrayéndole la bala del cuerpo en este momento o mucho peor... puede estar muriendo.

***

-Todo está perfecto, Miley. No tienes por qué preocuparte. Los golpes son muy frecuentes en los embarazos la mayoría de las ocasiones estas no implican mayor riesgo para el feto. Tus bebés se encuentran muy protegidos dentro del útero, rodeados por el líquido amniótico que funciona de amortiguador para estos casos.

-Pero usted sabe que este no fue un ‘golpe normal’. De esos que ocurren en el baño o en la calle, ella quería que yo perdiera a mis hijos–murmuró.- Y por mi culpa, él recibió una bala.

-No te mortifiques, Miley. Verás que estará bien. Tendrá que ir a rehabilitación, y usar muletas o sillas de ruedas por varios meses pero se salvará.

-Es que esa bala era para mí.

-Fue un héroe –el doctor sonrió.- Muchos envidiarían la clase de amigos que tienes. No todos se interpondrían para recibir una bala por ti.

-Pero...

-Miley ¿si te cuento un secreto te calmaras? –Ella asintió no muy segura.- Yo cuando joven, presencie un tiroteo por mi casa y una bala me dio justo en el pie izquierdo. ¡Mírame ahora! Estoy sano. A veces cojeo cuando duele pero es normal, sigo vivo.

-¿Seguro que no es una clase de mentira para que yo deje de estar tan nerviosa?

-Puedo enseñarte mi cicatriz si lo deseas, aún sigue ahí. Aunque no sería higiénico quitarme el zapato en el consultorio –soltó una risa.- ¿Lo quieres mucho, no es así?

-Me enamoré de él. Y aunque ya no estemos juntos, aunque yo me haya enamorado de su hermano después, él... él siempre será importante.

-Derek es fuerte, Miley. Despertó de un coma, tú misma me contaste que cuando fuiste a visitarlo no tenía ese tubo que usualmente ponen para la respiración. No lo pusieron porque no lo necesitaba, porque no tenía problemas para respirar, verás que tampoco tendrá problemas esta vez.

-Gracias Doctor –sonrió un poco.

-Es mi trabajo, Miley. Debo hacer que las personas se sientan bien, tanto dentro como fuera. Además eres mi amiga. –le dio un apretón en el hombro- ahora sal, Justin te necesita.

Ella salió con cuidado de la habitación, acariciando su vientre con cariño.

-Oh y Miley, reposa ¿sí? El golpe fue fuerte y necesitas descanso aunque ni tu ni tus bebés corran peligro. –añadió el doctor antes de que ella cerrara la puerta. Inmediatamente sintió unos brazos apretujándola.

-No nos dicen nada –gimió Justin.

-El doctor me dijo que estará bien.

-¿Qué sabe él? –Soltó- Él no está ahí dentro, él no vivió todo lo que nosotros vivimos hoy. Yo... ¡yo debí haber recibido la bala no él! Era mi deber. Tenía que protegerlo, tenía que protegerte. Yo... fracasé.

-No, Justin. ¿Sabes el miedo que sentí al verlo tirado con toda esa sangre saliendo de su abdomen? ¡Yo pensé que eras tú! ¡Si no hubiera mirado sus ropas o escuchado tu grito me hubiera ido pensando que mi prometido estaba muriendo!

-¿Por qué pensaste que era yo? –Pero no necesita la respuesta, pronto se da cuenta que obviamente Miley podría haber pensado que Justin había recibido el balazo, ¡Eran gemelos! ¡Tenían la misma cara! Miley asiente, confirmando sus pensamientos.

El farsante (Miley Cyrus & Justin Bieber) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora