Capítulo 31

42 3 0
                                    

Sus brazos me rodeaban por lo que me acurruque más contra su cuerpo.

Su calor hacía que me sienta como en casa.

Mucho tiempo sin él, mucho tiempo sin sentir su calor... Su piel, sus besos, me odiaba por quererlo tanto.

Toda mi vida me imaginaba éste momento y ahora todo parecía un sueño a punto de terminar... Aunque muy dentro de mí deseaba que fuese un sueño, al menos así solo iba a pensar un poco en esto y no lo iba a anhelar tanto.

Poco a poco fui recordando todo lo que me había pasado con Brad.

La primera vez que lo vi en el aeropuerto y me temblaba todo por dentro.

Cuando bailamos en la cena de navidad.

Cuando me llevo por todo Londres y yo le saque fotos.

Aquel regalo de navidad que me dio, un pase--Que ya utilicé--Para conocer a los chicos y una entrada a su concierto.

Ese mismo concierto era mañana.

Por dios era mejor no ir, no quiero llorar más... ¿Por qué lloro si soy feliz?

Dejé de ponerme mal.

Y pensé en aquel primer beso.

Esa noche jamás me lo esperé, esa noche nunca pensé terminar.

Me siento una simple niña enamorada porque al fin y al cabo tengo solo 17 años.

Tal vez esto no sea para siempre... Pero al menos así se siente ahora.

Siento que si lo dejo ir mi mundo se caerá a pedazos y dolerá mil infiernos.

Sé que Brad se encontraba despierto, su respiración no estaba tan relajada y mucho menos su agarre.

Me giré.

—¿Aún despierto? —Dije.

—No puedo parar de pensar—Susurro con su voz ronca.

Uní nuestros labios.

—¿En lo mucho que te amo? —Dije graciosa.

—Tal vez... Pero de otra forma.

—Bradley deja de pensar en que me voy.

Trataba de hacerme la fuerte, de demostrar una Julie a la que no le interesa el irse.

Pero la verdadera Julie también estaba preocupada por eso, solo que no quiero ver a Brad triste, el es feliz cuando yo lo soy y yo cuando él lo es.

—Julie, es en lo único que puedo pensar ahora.

—Mira... Sé que me iré pero no tienes que recordármelo a cada rato.

—Perdona—Dijo y bajo su mirada.

—Brad, te amo—Dije y lo bese.

No puedo renunciar a él y mucho menos al sabor de sus labios contra los míos, los mejores besos que probaré sin importar que.

—¿Sabes lo que hacía cuando estaba triste porque no podía conocerte?

—¿Qué hacías?

—Se que sonará psicópata—Reí—Pero me imaginaba que si lo hacía, que te conocía y que era el momento más fantástico de mi vida y que nada iba a superarlo... Hasta imaginaba que jamás se terminaba o al menos que no se termine el sentimiento hasta quedarme dormida.

—Eso es muy bonito... Pero...

—No, shh...--Dije besándolo—Ahora tú tienes que imaginar, cierra los ojos.

ALMOSTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora