El secuestro de Ryoga

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Había un silencio absoluto en la residencia Hibiki. Ranma chica-gato estaba felizmente acurrucada en el regazo de Ryoga y había intentado besarlo varias veces. Por supuesto él la había detenido antes de que eso pasara nuevamente.

Ya estaba harto de recibir besos únicamente de ese anormal. Quizá era tiempo de ser un poco más atrevido y besar a las chicas que estaban locas por él... alguna debía ser la indicada. Tal vez Akane... pensó poniendo una sonrisa idiota al imaginarlo.

Ranma le tomó desprevenido y volvió a besarlo. La segunda vez en menos de veinticuatro horas...

- ¡¡QUIERES DEJAR DE HACER ESO!! – le gruñó tratando de quitárselo de encima pero ella lo abrazaba como un molusco se adhiere a una roca... - Esto no va a funcionar... Nunca había visto a Ranma actuar así, en verdad debe temerle a los gatos. Mmm... me pregunto cómo se quitará el efecto... - se dijo el Hibiki e instintivamente acarició la espalda de la pelirroja.

Como una linda gatita ella ronroneó y comenzó a quedarse dormida. Aún no se quitaba de encima y las piernas de Ryoga empezaban a dormírseles. Sujetó a la pequeña chica y la recostó en su propia cama... la misma que era suya desde niño. Cuando se conocieron en la escuela. Sonrió al recordar como detestaba a Ranma por robar sus almuerzos.

Habían pasado tantos años desde esa época, que misteriosamente, eso que lo irritaba tanto se había transformado en un grato recuerdo.

No se daba cuenta pero estaba observando a Ranma dormir. En verdad nunca se había tomado el tiempo de verle con detenimiento. Siempre estaban peleando... y cuando ella lo acosó de verdad en su forma femenina él solo pensaba en escapar y la golpeaba sin remedio. Pero ahora podía verla en todo su esplendor. En verdad el tarado era atractivo.

Por un momento pensó en Kuno y lo entendió. Era fácil confundirse... Ranma no usaba ningún disfraz, como Benny... él en verdad se transformaba en una chica.

- Es una lástima que no seas real – dijo sin pensar – Bueno, debo buscar a una mujer verdadera para que sea mi esposa y no la encontraré aquí. Es mejor que me vaya...

Ryoga bajó a la cocina. Tardó bastante porque se había perdido. Entró a la habitación de sus padres, al baño... llegó al patio, a la habitación de huéspedes y finalmente dio con la cocina. Allí calentó un poco de agua y aprovechó de dejarle una carta a su madre agradeciéndole el dinero que le había enviado.

Volvió a su habitación. Esta vez, llegó un poco más rápido. La pelirroja seguía dormida... y lo único que iluminaba la habitación era la luz de luna que entraba desde la ventana. Las cortinas se movían suavemente dejando entrar la brisa nocturna.

Por alguna razón Ryoga sintió que le temblaban las piernas. Estaba solo en su casa con una chica... ella estaba en su habitación y dormía en su cama. No era como aquella vez en que Akane fue a visitarlo... esta vez era mucho más intimo y extraño.

Sacudió la cabeza con fuerza para dejar de pensar estupideces.

Sin más preámbulo avanzó decidido hacía donde estaba Ranma y le echó suavemente el agua encima. El pelinegro retomó su forma y siguió durmiendo como un bebé. Ryoga al fin pudo respirar...

- Es mejor que me vaya... - dijo sentándose en su escritorio (que ya era muy pequeño para su forma adulta) y le escribió una nota a Ranma para cuando despertara.

"Ranma, me fui de viaje. Espero que entiendas que no puedo estar cerca de ti mientras tenga esta maldita marca y tú te conviertas en mujer. Trataré de encontrar a ese viejo por mi cuenta y cuando esté libre de todos mis problemas volveré para retarte.

El Hombre más Atractivo del Mundo (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora