Atracción Natural

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Ranma había caminado por el bosque toda la noche. Su mente estaba demasiado confusa... era él, y a la vez no. El efecto de la marca seguía actuando sobre él, y empeoraba por los recuerdos que su parte masculina compartía con Ryoga desde la infancia.

Sentía celos, dolor... ¿Traición? No era fácil de definir. Lo peor de todo es que poco le importaba no tener su cuerpo otra vez, lo que torturaba su mente, era la forma en que él le había dejado tan fácilmente por ella...

- Akane... - susurró casi sin recordar el afecto que alguna vez pudo tenerle mientras estaban comprometidos... Ahora era todo diferente. Era una rival, por muy extraño que sonara todo eso. Debía ser la marca... o eso trataba de pensar la voz del Ranma masculino que cada vez se apagaba más y más.

Había llegado al límite de la ciudad. Deseaba decirle a su madre lo que había sucedido, pero no se sentía capaz. Mucho menos pensar a ver a su padre... si Nodoka no lo asesinaba, definitivamente él lo haría. Era la deshonra de la dinastía Saotome de combate libre...

- Es mejor que me marche de aquí por un tiempo... - se dijo a si misma, y dio la vuelta rumbo a ningún lugar.

..................

Ryoga cargaba a Akane por los bosques. Había intentado salir de allí, pero como siempre terminó caminando en círculos... cuando ya estaba desfalleciendo, vio una salida a lo lejos. Al fin veía civilización a lo lejos...

- Akane... cielo, creo que al fin llegamos a la ciudad. Aquí espero poder casarme contigo – dijo casi con su último aliento. La chica pesaba más que Ranma

- Estaré feliz de que así sea – contestó ella tratando de besarle. El chico entró en pánico y la esquivó toscamente haciendo que ella comenzara a llorar...

- Florecita no llores... por favor perdóname – decía el Hibiki tratando de calmar torpemente el llanto de su futura esposa.

- ¡¿COMO QUIERES QUE NO LLORE SI NO QUIERES BESARME?! APUESTO QUE PREFIERES BESAR A ESA CHICA PELIRROJA.... ¡¡TE ODIO!! – le dijo con todas sus fuerzas. Por primera vez, el Hibiki se sintió como Ranma cuando era un hombre, fastidiado e impotente. Esa chica en verdad era testaruda... tal vez no era buena idea que ella fuera su...

No. ¿Qué estaba pensando? Akane era la chica que él amaba. Siempre deseó que ese momento llegara. Que ella lo aceptara, que lo amara y que deseaba ser su esposa... aunque fuera por esa marca.

Empuñó su mano con fuerza. Nada iba a detener su boda con Akane. Además, de esa manera tal vez podría ayudar a Ranma, porque eso era lo único que le importaba, su hermosa Ranma. Oh no... ¿Qué acababa de pensar? Bajó la vista y vio a Akane escondida en su pecho. Su futura esposa... como, ¿Cómo podía estar pensando en otra en ese momento, cuando todos sus sueños y anhelos se cumplían?

- Ryoga... no me quieres ¿verdad? – preguntó limpiándose adorablemente las lágrimas. Tenía un hermoso sonrojo en el rostro que se le iluminaba con los primeros rayos del sol. Ryoga se conmovió... pero no sintió nada de lo que sentía antes, cuando eran unos adolecentes.

- Claro que te quiero Akane, por eso me casaré contigo... - era de verdad. Si la quería... pero había algo que le molestaba en el fondo y no sabía porqué. O mejor dicho, no quería admitirlo... no otra vez.

- Entonces bésame... - le pidió ella estirando ligeramente sus labios hacia él. Maldición, ¿cómo iba a salir de esa situación? No podía negarle otra vez el beso, pero si se lo daba la iba a perder para siempre, y no deseaba eso. De pronto, tuvo una idea que podía ayudarle un poco...

- Lo haré cuando nos casemos y después de eso, lo haré todos los días Akane, lo prometo – dijo esta vez más seguro. Si se casaba con ella, no iba a dejarla jamás, de eso estaba totalmente seguro.

El Hombre más Atractivo del Mundo (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora