El inicio de una amistad

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*Centro de reclutamiento de voluntarios para la Gran Guerra*

-¡Siguiente! ... ¡He dicho siguiente!

-Yo, yo disculpa.

-Nombre, edad y lugar de nacimiento.

- Adrián, 21, Zaragoza.

-Muy bien cadete, seras enviado al Regimiento de Marcha de la Legión extranjera Francesa. Pasa por aquella puerta de ahí para el examen medico.

-De acuerdo

-¡Siguiente!

Madre mía la que hay montada aquí, aunque la verdad no me esperaba otra cosa muy distinta teniendo en cuenta la situación en la que estamos. Bueno, me pondré en la fila a esperar.

-Atención por favor, los que estén esperando para el reconocimiento medico quitaros la ropa y quedaros en calzoncillos.

Pues nada, que remedio, aunque con la de gente que hay va a ser complicado moverse sin darle a alguien.

-O perdón creo que te he dado un codazo.

-No pasa nada, con la gente que hay y lo apretados que estamos es normal. Por cierto, me llamo Dani, soy de Teruel.

-Encantado, yo soy Adrián y soy de Zaragoza.

-Oye, ¿a ti también te han destinado al Regimiento de Extranjeros Francés?

-Si.

-Pues perfecto, seremos compañeros, esto puede ser una buena escusa para iniciar una amistad.

-Por mi parte perfecto.

Después de pasar la inspección y salir de la consulta apareció un hombre que nos guió a los barracones donde viviríamos durante el tiempo que durase la instrucción. Al llegar nos dijeron que eligiésemos compañero y claramente me puse con Dani (entre otras muchas cosas porque no había hablado ni conocía a nadie más). Al día siguiente sobre las 6 a.m. y tras pasar la noche sin pegar ojo, nos despertaron al ritmo de un trompetín.

-Despertad sabandijas, hoy comienza el primer día de vuestro entrenamiento, os quiero listos en 5 minutos, dirigios al campo de tiro para elegir el arma que os acompañara el resto de vuestros días.

Empezamos bien, no nos dejan ni desayunar(pensé mosqueado).
Al llegar al campo de tiro, el oficial que nos había despertado a gritos nos dijo que fuéramos a la armería para escoger un arma y luego volviésemos otra vez.Así que me dirigí sin rechistar.

-¡Soldado, esta será su arma!

-Mmm...¿vale?

-Tome, este es el rifle Lebel 1886, a partir de ahora sera suyo, cuídelo como si fuese su chica.

-Así lo haré.

Me dirigí automáticamente al campo de tiro donde me reencontré con Dani.

-Hombre, ¿que arma te han asignado?

-Una Chauchat, es una ametralladora ligera, me han dicho que hay pocas. Así que supongo que soy afortunado. ¿Y a ti que te han asignado?

-Un Lebel, es un rifle de francotirador, se me dará bien ya lo verás.

Tras terminar el entrenamiento de tiro (el cual se me dio bastante decente ya que estaba acostumbrado a cazar) nos dirigimos a comer a la cantina ya que ambos nos moríamos de hambre.

-Adri, esto es incomible, no se siquiera si se  puede considerar comida.

-Es lo que hay, habrá que acostumbrarse, al menos el vino no falta.

De repente una voz que salia de la megafonía de la cantina nos comunico que en 45 minutos nos presentáramos en el campo de obstáculos para empezar con las pruebas físicas.

-Madre mía, no nos dejan desayunar, ahora nos dicen que vayamos al campo de obstáculos con la comida casi en la boca, así da malagana.

-Acostúmbrate Adri que aún nos queda bastante.

Tras volver agotados y llenos de barro de las pruebas llegamos por fin al barracón, nos tiramos en las literas y automáticamente nos quedamos dormidos. Que bien dormí, no me levante ni para cenar.

Al día siguiente, nos informaron de que el entrenamiento seria más intensivo debido a la situación en el frente. Nos dijeron que en poco mas de una semana nos trasladarían de Zaragoza a París y de ahí al frente.

Los días pasaron rápido, el entrenamiento cada vez se nos daba mejor.
Y casi sin darnos cuenta ya estábamos metidos en camiones rumbo a una muerte segura para la mayoría de nosotros.

70 metros para 3 hombresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora