El verdadero amor

I

Creo que antes de empezar con mi historia es necesario hacer una pregunta: ¿Qué es el amor?, es que amor significa acaso serle infiel a la persona que uno dice ama más que a nadie en todo el mundo o golpearla verbal o físicamente, tal vez sea celarla hasta ya no poder, perseguirla y no dejarla en paz nunca, alejarla de las personas que uno más quiere para que esté con uno. La verdad… no lo sé, pero algunas personas piensan que sí, por mi parte puedo decir que no sé que significa que es el amor y creo que nunca lo sabré.

¡Hola! mi nombre es Daniela, pero la mayoría de mis amigos me dicen Daní, tengo 18 años y acabo de ingresar a la universidad, puesto que estudio administración de empresas, para mi buena suerte tuve la oportunidad de conocer a muchas personas súper divertidas y muy responsables quienes siempre me están aconsejando o regañando por mi falta de madurez, entre una de ellas se encuentra mi amiga Madelein, alias la cerebrito, porque ingresó en primer puesto a la universidad en el examen de admisión y quien siempre fue primer puesto en todo. Pero tiene un gran corazón y siempre dice sí cuando se necesita su ayuda. Otra de mis amigas es Leticia, ella es un poco más alocada se parece mucho a mi, pero con la diferencia que siempre hace las cosas pensando lo contrario de su servidora y al transcurrir esta historia podrán comprobarlo y, para finalizar, Lulú, así llamamos a Lourdes, la más joven de las cuatro, pero la única que ya tiene planeada toda su vida, con quién se casará después de que salga de la universidad, donde trabajará, donde vivirá, cuanto hijos tendrá y no se cuanta sarta de tonterías más, pero igual la queremos mucho.

Las cuatro éramos en la universidad algo así como ni las muy populares, ni las que nadie conocía, teníamos un lugar especial, éramos como con las que se podía platicar de todo sin necesidad de ser admiradas o porque nos tenían lástima, creo que eso siempre fue lo que nos diferenció de todo el resto de universitarios y así éramos felices, bueno eso pensaba yo, hasta que llegamos al terrible cuarto año, para mí el peor de todos.