Certain Things || Daryl Dixon.

C U A T R O

Han pasado ya 2 semana desde que me instale en Woodbury, todo ha estado bien en este tiempo, demasiado bien para mi gusto, si algo tengo claro es que cuando las cosas están tan bien algo malo siempre pasa y eso es exacto lo que pasará pronto, puedo sentirlo.

He podido averiguar algunas cosas en este tiempo, como por ejemplo:

Amanda es la esposa muerta de Philip.

Tengo un leve parecido a ella, por lo que ahora tengo claro porque el gobernador me llama Amanda todo el tiempo.

Andrea se fue de Woodbury después de lo ocurrido con los amigos de Rick.

Por lo que le había sacado a Milton ella se fue a la prisión con su grupo antiguo.

Y por último Philip tiene un plan de defensa por si Rick y su grupo vuelven por mi.
Lo cual es estúpido ¿Por qué ellos quisieran volver por mi? Ni siquiera era de su grupo. Además que yo este aquí significa que ellos estarán a salvo allá. Así que no tiene sentido que ellos vengan a salvarme. Aunque eso me haría muy feliz, debo admitirlo.

No soporto estar un día más en este lugar, por varios motivos:

Es demasiado callado, demasiado limpio, demasiado ordenado, demasiado bueno. Demasiado aburrido.

La gente piensa que soy algo de Philip. Quizás es porque no logre hacer que me dejara instalarme en otro lugar. Lo que significa que vivimos juntos.

Él me trata como a su esposa todo el tiempo, lo que significa que duerme abrazado a mi todas las noches.

Y lo peor, me quitaron mi catana. No se donde la escondieron y por más que le he preguntado a Milton donde esta no me ha dicho nada el muy desgraciado.

Ya es de noche, al menos ya a acabado un día más, eso es lo único bueno que me ha pasado en el día ya que no tengo nada que hacer aquí, gracias a Philip claro quién no me deja hacer nada por mi cuenta.
Como todas las noches me doy un baño y me alistó para dormir, el hecho que el gobernador este a mi lado por las noches no me interesa en lo más mínimo, al menos hasta que no intente algo más.

Salgo del baño y me dirijo a la cama donde había puesto mi pijama, pero no esta, en lugar de esta hay un pequeño vestido blanco, unas medias con un ligero y unos tacones blancos también. Y ni hablar de la ropa interior, un sostén de encaje blanco y una...¿Tanga?.
Por Dios, puto asco.
Estaba a punto de voltear para buscar mi pijama u otra cosa que no sea esta mierda pero alguien me toma por la cintura pegándose a mi cuerpo que todavía está envuelto en la toalla de baño.
-¿Lo recuerdas amor?- pregunta Philip pegando su nariz a mi oreja, rápidamente me alejo de su tacto sintiéndome asqueada -Lo usaste en nuestra luna de miel- mierda -¿Por qué no te lo pones?- vuelve a preguntar dándome la vuelta -Quiero revivir esa noche mágica hace mucho tiempo- trato de apartarme pero su agarre se vuelve más fuerte en mi cintura -Creo que esta es la noche- susurra para luego bajar y comenzar a besar mi cuello, trato de quitármelo pero me lo impide tomado mis brazos para ponerlos cruzados en mi espalda para que no me pueda mover.
-Philip no por favor- pido tratando de alguna manera zafar mis brazos de su agarre -Mierda yo no soy ella- grito desesperada sintiendo su boca ir cada vez más abajo.
-Callate- grita dondeme una cachetada que me hace caer a la cama, trato de moverme a un lado para poder pararme pero toma mis piernas y se coloca encima de mi con sus piernas a cada lado, ahora tomado mis brazos.
Logró medio golpear sus partes haciendo que se queje y suelte mis brazos, le doy un puñetazo en la nariz y lo saco de encima mío para después tirarlo de la cama, estoy a punto de pararme cuando siento un dolor agudo en mi cabeza, todo se pone negro y pierdo la conciencia.
Mierda.

-

Comienzo a recuperar la conciencia lentamente, puedo sentir a lo lejos mi cuerpo sacudiendose de arriba a abajo y algo saliendo y entrando en mí.
Abro los ojos tratando de pensar que esto que esta pasando no es verdad, que solo es una maldita pesadilla.
Pero cuando logró enfocar mi vista lo único que veo es a Philip desvestido al igual que yo, encima mío, penetrandome mientas sus manos recorren mi cuerpo.
Tiene los ojos cerrados, disfrutando el momento, hijo de puta, y una fosa nasal le sangra por el golpe que le di, su sangre cae en mi pecho regandose en mi piel.
Las primeras lágrimas salen de mis ojos y sin pensarlo le vuelvo a dar un puñetazo en la nariz, uso mis piernas y lo saco de encima mío sintiendo, de paso, como sale de mi interior.
Me arrastró fuera de la cama cayendo al suelo, siento un dolor horrible en el costado derecho de mi abdomen, me doy vuelta y veo el pedazo de vidrio del jarrón con el que supongo me golpeó incrustado en mi piel.
Me estoy incorporando cuando me toma por el cabello, me doy rápido la vuelta y vuelvo a golpearlo en el rostro haciendo que caiga a la cama, camino para tratar de encontrar algo para cubrirme pero cuando ya estoy del otro lado de la cama jala de mi brazo y me estampa en la pared, se para frente a mi y enrolla sus manos en mi garganta, tratando de asfixiarme.
Siento el vidrio moverse mientras trato de empujarlo lejos de mi, lo tomo y lo saco de mi piel sintiendo como corta mi mano en el proceso, con todas las fuerzas que me quedan golpeó su estómago haciendo que se aleje de mi encorvandose, lo tomo del cuello haciendo que retroceda, cuando estoy cerca del espejo del mueble a sus espaldas entierro el vidrio en su ojo haciendo que su cabeza golpee el espejo detrás suyo.
Lo veo caer quizás muerto o tal vez sólo inconsiente al suelo.

Busco con la mirada mi ropa, a lo lejos veo un suéter enorme que le robe a Milton hace algunos días. Me encamino hasta donde esta y me lo pongo sin más.
Mi mente da vueltas y lo único que quiero haces es morirme.
Salgo de la habitación sintiendo la sangre salir de la herida de mi abdomen, comienzo a bajar las gradas y escuchó gritos y disparos afuera.
Salgo del lugar y me quedo paralizada. Hay caminantes por todos lados y gracias al ruido que hice al cerrar la puerta los atraje a mi.
No me moví de mi lugar, solo cerré los ojos esperando sentirlos arrancar mi piel. Pero el momento nunca llegó, por lo que abrí los ojos justo en el momento que una flecha atravesaba la cabeza del caminante más cercano a mi.

Apareció de la nada, entre los caminantes, en la oscuridad de la noche, abriéndose camino a como podía. Lleno de sangre y pareciendo desesperado. Se detuvo justo delante de los escalones del edificio. Sabía que me estaba hablando, su boca moviéndose me lo confirmaba, pero no lo escuchaba. Todo parecía estar a cámara lenta y mi cuerpo simplemente no respondía.
Extendió su mano quizás para que la tomará y saliéramos de aquí, pero no podía hacerlo, ni siquiera entendía lo que estaba pasando a mi alrededor. Solo veía a los caminantes acercarse más y más a cada segundo. Y sus ojos azules, solo sus ojos azules.
-Daryl- susurre antes de caer al suelo desmayada.